3. El agente.

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Narra John:

Hace un par de días atrás Paul me había dicho que trabajaba de guardia, pero no me convencía ahora del todo. Estaba seguro de que escondía algo, su mirada siempre era nerviosa, como si temiera decirme algo. Se rehusaba a contarme sobre su pasado, presente y también sobre el futuro. Soy médico y no psicólogo, de eso también tenía seguridad pero, me doy cuenta de que él me esconde algo cuando miro sus ojos, su mirada se desvía cada vez que trata de contarme algo respecto a su vida personal y es ahí cuando quiero averiguarlo; cuando quiero saber todos los secretos de Paul McCartney.

Me encontraba fuera de mi horario de trabajo, era un día sábado bastante frío, pero no lluvioso. Algo que realmente agradecía, porque ya no soportaba un día más así sin poder estar acostado y disfrutarlo como se debía.

Las galletas de chocolate me acompañaban en mi desayuno al igual que la leche. El teléfono comenzó a sonar, por lo que me levanté del sofá y caminé hacia el aparato para luego contestar:

—¿Sí? ¿Quién habla? —cuestionaba esperando respuesta alguna desde el otro lado de la línea.

¡John Winston Lennon! —exclamó Mimi, rodé los ojos, casi quedaba sordo—. No me has llamado, John...

—Lo siento, Mimi —solté un leve suspiro—... Realmente he estado con mucho trabajo, sabes que ésto no me deja mucho tiempo, con suerte el fin de semana.

Lo sé, pero bueno, necesitaba saber de mi Johnny... —respondió ella con la misma voz seria y dulce que tenía, inclusive podría asegurar que tenía un intento de media sonrisa.

—Bueno, debo contarte muchas cosas que me han pasado en éste último tiempo. —comenté mientras soltaba una pequeña risa.

Entonces, dime —respondió Mimi—. Yo te escucho, quizás de algo sirva ésta amargada señora.

—Conocí a una persona, más bien es un paciente... Y la verdad es que siempre llega golpeado, incluso le electrocutaron el pene —oí un quejido por parte de mi tía—. Sé que ésto no debería suceder, pero la verdad me siento mal por él, y siento que me esconde algo también. Mira, yo quiero ayudarle, pero se niega a decir la verdad, y si no me dice la verdad, entonces no lo puedo ayudar. —acoté rápidamente.

Pues... Contrata un agente, John. —propuso Mimi desde el otro lado de la línea, la ampolleta se encendía

—¿Segura de que eso estaría bien? —dije dudoso.

Un agente. ¡Brillante idea!

Sí, te ayudará a encontrar mejor la verdad, ¿no crees? —respondió ella con seriedad—. Bueno, John, debo irme, mi té ya está listo.

—Bien, Mimi, adiós.

Colgué pensando en qué quizás la idea de Mimi no era tan mala, aunque estaría invadiendo la privacidad de Paul. Pero la emoción e intriga de descubrir qué era lo que pasaba con él, verdaderamente me ganaba.

Tomé mi abrigo, me coloqué mi boina negra y emprendí mi camino hacia la casa de Stuart. El era mi mejor amigo desde hacia muchos años, lo consideraba como un hermano para mí.

Doctor Lennon. [McLennon] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora