Cómo ser lesbiana

9

Llegué a Santiago, por fin.

Me bajé del avión y caché que no sabía en dónde me iba a quedar. Puta oh, soy un desastre. Decidí llamar a mi mamá para ver si me dejaba quedarme en la casa y seguir con mi vida normal, ya que mañana es lunes y debo ir al colegio, y tengo que ver a la Pancha.

La llamo y contesta en 4 segundos.

-¿Aló?-contesta secamente.

-Hola, mamá-digo un poco decepcionada- ¿Puedo ir a casa?

-Obvio.

-Ya, llego en med..-cortó.

Wow.

Decidí caminar hacia mi casa, que quedaba como a media hora de acá. Mientras caminaba, pensaba en porqué mi mamá me cortó de la nada, no entendí porqué lo hizo, como si no le importara yo. Camino y camino cuando choco con una weona, ¡que para mí mala suerte, era la Pancha!

-Hola Pa, pa, pan.. Disculpa-dije nerviosa y seguí caminando.

¿PERO QUÉ COÑO ACABO DE HACER?

¡APROVECHO QUE ESTÁN LEYENDO VOTEN MIERDA! *pausa comercial*

¿Por qué mierda no hable con ella o algo?, Actué como si ella fuera una completa extraña.. A veces me odio a mí misma por ser así.

Camino lo más rápido posible, ignorando la situación, ¡puta que soy aweona por la cresta! Caminé tan rápido que hasta me cansé. No sé qué wea me pasa cuando la veo, es inexplicable. Amor culiao.

En fin, hoy es domingo y mañana lunes, lo que significa: colegio. ¿Qué puedo decir de mi colegio? Es una wea toda rasca con un uniforme horrible y mis únicos amigos eran la Pancha y el Luciano, mis otros compañeros me encontraban "diferente" y por eso no me hablaban. Obvio, era lesbiana, soy "diferente". Pero al fin y al cabo, agradecía que no me molestaran y me dejaran tranquila, con eso estoy bien. No tengo más amigos que ellos, y la verdad es que a veces me siento un poco sola.. Pero bueno, debo aceptarlo, no soy muy buena relacionándome con otras personas así que mala suerte para mí.

Finalmente, llegué a casa, toqué el timbre y me abrieron, mi mamá estaba en la puerta parada con las manos en la cintura. Al verme llegar soltó un bufido, cambió esa pose tan creída y me abrazó. Le devolví el abrazo, un poco sorprendida, pero aliviada.. Todo estaba empezando a cambiar, y para mejor, eso espero, claro.

-Lo siento, Tifany. Fui una pésima madre y sé que no merezco que me perdones, pero necesito que lo hagas, ¿sí?- lloraba y me miraba con los ojos rojos. Amaba a mi mamá, era la persona que más quería en el mundo, además de la Pancha.. Obvio que la perdonaría. Aunque aún me dolía mucho que no me haya aceptado al principio, pero no me sorprendió su reacción.

Cuando por fin me libré de todo su cariño y todo eso, me dio de comer, estaba muerta de hambre. Me dio pollo con papas fritas, se notaba que estaba arrepentida y quería consentirme, porque me encantan las papas fritas, bueno.. ¿A quién no?

Terminé rápidamente de comer y subí al segundo piso, me recibió mi gato Leo en brazos de mi hermano, al cual abracé con todas mis fuerzas. Tomé a Leo entre mis brazos, le di muchos besitos y le hice cariño en el estómago. Los extrañé a los 2. Después me dirigí a mi pieza, estaba todo igual que siempre, el Leo me siguió mientras me maullaba pidiéndome amor.

-Tranquilo Leo, ven aquí-me senté en la cama y él saltó hacia mis piernas, acurrucándose en ellas. Mientras le hacía cariño, no dejaba de pensar en la Pancha.Imaginé que el Leo era ella: le hacía cariño en su cabeza, tocaba su cabello y le decía cosas lindas. Ojalá todo pudiera ser más fácil. Después de un buen rato de hacerle cariño al Leo y jugar con él, saqué mi teléfono y le mandé un mensaje de "Hola" a la Pancha, esperando que me respondiera pronto. Mientras esperaba su respuesta, Luciano me había hablado, y mucho. Pero decidí no abrir su chat, y seguir con mi vida.

Pensé ¿qué puedo hacer..?

De repente sonó mi teléfono, lo ví y sí, era lo que pensaba, la Pancha me había respondido. Me puso "hola, ¿cómo estai?😊" al que respondí con un "bien y tú?", ella respondió "bien, que bueno.", típica conversación de WhatsApp. Pero después de eso no fue tan típica, ya que me puso "quiero hablar contigo, pero en persona, ¿nos juntamos en la plaza cerca de tu casa?" Al que, emocionadamente, respondí que sí.

Comencé a saltar de la emoción y no pude evitar sonreír.

La amo tanto por la chucha.