11

3K 179 17
                                    

Llegué al mall muy emocionada e intentaba calmarme cada 5 minutos, pero me era realmente imposible. Me di cuenta que había llegado demasiado temprano, así que estuve sentada en una banca jugando en mi celular, hasta que recibí un mensaje de ella, el cual decía que iba a tardarse un poco en llegar.

Pensé en ir a comprarle flores, chocolates y ese tipo de cosas, pero luego pensé en que sería una pésima idea, ya que ella se pondría demasiado incómoda y pensarían de ella algo que no es. Me hubiera gustado que esta situación fuera todo lo contrario, pero lamentablemente no todo es tan fácil como se cree.

Sigo esperándola sentada, y empecé a creer que ella no llegaría.. Imagino que no llega y me deja plantada, que la acompañó otro chico.. O chica.. Joder. Pero estos pensamientos se van a la verga cuando la veo venir hacia mí con su bella sonrisa de siempre, uff.

Me levanto de la banca para saludarla y le sonrío en forma de saludo.

-¡Hola!-dice con ánimo-¿Vamos?

-Claro-digo sonriendo.

Comenzamos a caminar y me dan unas ganas terribles de agarrarle su mano y entrelazarla con la mía, pero sé que no debo hacerlo, y no lo hago.

Me pongo a pensar a qué se debe ese tan buen estado de ánimo con el que está, es un poco raro, ya que últimamente había estado tratándome con indiferencia, pero bueno, es mejor verle el lado bueno a las cosas.

Ha pasado 1 hora y la Pancha ya tiene 6 bolsas de distintas tiendas en la mano, llenas de ropa en su interior. Esta chica es realmente loca por la ropa y no puedo creer todo lo que se ha gastado en 1 hora, más o menos lo que con cuea yo gasto en 1 mes.

-Tengo hambre-digo tocándome la pancita.

-¿Tienes pensado en algo qué comer?-pregunta alzando las cejas.

-Si, pero si tú quieres algo..

-No, elige tú-dice duramente.

-Donas.

-¡SIIII!-dice con emoción. Sé perfectamente que le encantan las donas tanto como a mí, lo que más me gusta de nuestra amistad es que las 2 sabemos lo que más nos gusta y todo sobre cada una de nosotras, es genial. Comenzamos a ir camino a la tienda de donas y compramos. Quizás no es tan buena idea almorzar donas, pero que más da.

Comemos mientras charlamos cosas triviales, cosas que siempre hablamos y nos reímos. Me encanta pasar el tiempo con ella.

-Oye, ¿y si vamos a Fantasilandia?-dice con emoción.

-No se, es que hay tantos flaites y..

-¡Yapo! Hace tiempo que no voy..-dice con puchero, sabe que no me resisto a esa carita de perrito que siempre pone para convencerme.

-Bueno ya..-digo poco convencida.

-¡SIIII! ¡Eres la mejor!-dice sonriendo y se para de su asiento para darme un abrazo, el cual le devuelvo. No sé qué mosca le picó.- Pero antes quiero ir a mi casa a dejar las bolsas y buscar más dinero, porque con lo que tengo no me alcanza para la entrada.

-Bueno, teníamos que ir de todos modos-respondo con una sonrisa. No me gusta ir a Fantasilandia, es entretenido y todo lo que quieras, pero no soporto a la gente que va allí y siempre está llenísimo, casi ni se puede respirar.

Después de unos 30 minutos llegamos a la casa de la Pancha, ella deja todas las cosas en su pieza, toma el dinero que necesitamos y salimos de la casa camino a tomar el bus correspondiente para dirigirnos a Fantasilandia. Se le nota que está muy feliz, porque yo haya aceptado ir allí. Siempre quiere ir conmigo y yo nunca había aceptado. Esta vez solo lo haré porque no quiero cagarla.

Cuando llegamos a Fantasilandia, está lleno, como siempre. Hacemos la puta fila de mierda para comprar las entradas y un puto estupido niño que está atrás mío está demasiado cerca mío, no sé qué le pasa.

-Soy lesbiana-le digo al niño cuando me doy cuenta que se está acercando demasiado, él hace una cara de asco y se aleja de mí, sabía que funcionaría. La Pancha se ríe de la situación y la fila sigue avanzando hasta que nos toca, compramos las mierdas esas y por fin entramos.

Resumidamente, nos subimos a todos los juegos extremos, soy bastante valiente y me encantan este tipo de juegos, es genial y más si estoy con la persona que amo. La Pancha gritó como loca en todos los juegos y yo me cagaba de risa. También había uno de esos juegos de si le dabas al 100 te ganabas un osito de peluche, lo intenté varias veces y finalmente lo logré, obviamente le regalé el oso gigante a la Pancha, ella se emocionó y me agradeció dándome un abrazo gigante.

Espero estar haciendo bien las cosas.

Estuvimos unas 3 horas en el parque de juegos, después de eso teníamos que volver a casa, pero antes fuimos a comer, ya que no habíamos comido nada después de las donas y estábamos muertas de hambre. Comimos unas hamburguesas, siempre comemos puras mierdas. Después la acompañé hasta su casa y al despedirse, me dio un beso muy tierno en la mejilla, el cual aprecio como cada mínimo detalle que me acerca cada vez más a ella.

Ya estoy en mi cama, bastante cansada, son las 10:24 pm y acabo de terminar de leer un libro. Me lavo los dientes y hago pis. Después voy a mi cama e intento dormir, en unos pocos minutos me duermo pensando en ella..

Francisca.

Cómo ser lesbianaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora