Capitulo 4: El primer día de instituto

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Menudo día me esperaba en el instituto.

Ni yo ni mi hermana conocíamos a nadie y, encima, Jake iba al instituto de la Reserva.

Nada más llegar, ya teníamos a la mayoría de los alumnos mirándonos -seguramente por el "coche" en el que habíamos llegado- y conversaban sobre nosotros, o eso aparentaba.

Bajamos del coche y, cuando casi ya estábamos entrando al instituto, un chico con rasgos asiáticos nos hizo parar.

- Hola, ¿Sois Bella y Andrew Swan? – nos preguntó.

- Sí, ¿Qué quieres? – contestó con frialdad mi hermana.

- Me llamo Eric y quería deciros que, si necesitáis cualquier cosa: carnets falsos, entradas a fiestas y más... Estaré aquí para ayudaros. Que tengáis suerte en vuestro primer día de clase.

- Vale, gracias – dijimos al unísono con desinterés.

Lo siguiente fue dirigirse a los listados a ver cada uno a que clase íbamos y pegarnos una carrera hasta la primera clase del horario. 

¡A primera hora me tocaba Matemáticas! ¿Y qué va a ser lo siguiente, Física? Pues... aunque fuese sarcásticamente, pues odiaba esas dos asignaturas, era cierto, tenía Matemáticas y después tenía que ir al laboratorio de Física, que está en la otra punta del instituto...

Después de interminables y aburridas clases, tres para ser exactos, llegó el primer hueco libre de la mañana.

En la cantina (o comedor).

Vi a mi hermana sentada en una mesa con chicos y chicas que serían de su clase, o eso creía, y me acerqué a ella.

- Hola Bella, ¿Ya te has hecho amigas? Que rápida que eres.

- Si, creo. ¿Y tú?

- Estoy en ello...

- Suerte, y recuerda, en el instituto solo somos amigos y nada más. Así que, si no me avergüenzas, podrás ser mi hermano también aquí. – dijo riéndose de mí.

- Vale... Adiós "hermanita" – dije con mala cara.

Bella no me dijo nada más. Entonces, busqué alguna mesa vacía en la que sentarme y poder pensar en qué iba hacer con mi hermana, y, sobre todo, conmigo mismo.

Sentado en una mesa

Bella es dura cuando quiere, pero me tengo que preocupar algo por ella, ya que está un poquito desequilibrada mentalmente. Era eso o que de verdad le gustaba fastidiarme la existencia.

Estaba absorto mirando las tonterías que escribían los de mi clase por el grupo del móvil, cuando, de repente, una chica se sentó a mi lado.
Era rubia, con ojos marrones claritos, flaca y bastante guapa.

- Hola, eres el nuevo, ¿no? – dijo sonriendo - Yo soy Melinda, pero me llaman Mel.

- Hola... sí, soy el nu-nuevo. En-encantado de co-conocerte. – dije tratando de no trabarme por la vergüenza.

- Tranquilo que no muerdo. ¿Como te llamas?

- An- Andrew – dije nervioso.

- ¡Encantada de conocerte Andrew! A mí también me marginan de vez en cuando los de clase, no sé si te has dado cuenta en Física... todos se reían de mí.

- No, no me había fijado. Ni siquiera sabía que ibas a mi clase.

- Pues sí, voy a tu misma clase. Y se meten conmigo desde el año pasado. Por haberle contestado de malas formas a la popular de la clase.

- Tranquila, eso es algo normal de los populares. Se creen una raza superior o algo.

- Bueno, me ha encantado conocerte. A ver si llegamos a ser amigos algún día. ¡Adiós, ya nos vemos en clase! – dijo mientras se marchaba.

Ojalá me llegue a llevar bien con Melinda. Era tan guapa...

Dejé de estar embobado mirando al techo cuando vi la hora y tuve que irme rapidísimo a la siguiente clase.

Las dos siguientes clases, el último tiempo libre y la última clase se me hicieron eternas, pero al fin me encontraba en el coche de camino a casa.

- Andrew, he visto que estabas con una chica muy guapa. ¿Quién era? – dijo Bella riéndose.

- Se llama Melinda, va a mi clase.

- Yo me habré hecho amigos el primer día, pero tú, has ligado en el primer día, eh... – me dio un pequeño codazo mientras se reía a más no poder.

- ¡Bella! Que no he ligado, que soy feo, ¿No me ves? – dije mientras me señalaba a mí mismo.

- ¿Feo? ¿Con la misma genética que la mía? Como mucho serías normal, pero hay que admitir que estás bien.

- Deja de soñar y céntrate en conducir...

En casa

- Bella, me voy a hacer los mil y un ejercicios que me han mandado para mañana. Ya nos veremos en el desayuno.

- Vale hermanito, mientras no me destroces el escritorio...

Dicho eso, subí a la habitación y Bella se quedó en el salón viendo la tele.

Terminé toda la tarea y luego me tiré en mi cama. Intenté pensar un poco en todo el día de hoy, pero, aunque fuera temprano, me dormí sin querer.

El hermano de Bella SwanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora