Capítulo 31.

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Aterrizaron en el País de los Lagos, en el palacio en el que Kaia había vivido todo este tiempo con sus hijos y Obi-Wan.

La madre de Padme, Jobal, se había encargado de llevar a los niños a casa, para que estuvieran allí cuando su madre, y ahora también su padre, llegaran.

-¿Estás segura de que es sincero con nosotros? -Le preguntó Obi-Wan a Kaia, cuando sólo estaban ellos junto a Padme. Anakin estaba inspeccionando un poco el lugar.-

-Nunca he estado más segura de nada en mi vida. -Aseguró sincera.-

-Entonces me alegro de que haya vuelto. -Obi-Wan la abrazó. Ambos habían luchado mucho por eso, y ahora estaban un paso más cerca de acabar con el Imperio.

-Creo que nosotros debemos irnos. -Añadió Padme, seguido de un abrazo a Kaia.- Anakin y tú tenéis muchas cosas de las que hablar, y él debe que entender lo que pasó...

-Lo sé. Gracias por todo. -Suspiró.- Os estoy muy agradecida. No podría haber pedido una ayuda mejor, para cuidar a mis hijos, y para recuperar a su padre... -Volvía a tener lágrimas en los ojos.-

-Avísanos si tenéis cualquier problema. -Le dijo Obi-Wan.-

Después se marcharon, dejando solos en aquella gran casa a Kaia y a Anakin.

-¿Aquí os escondisteis? -Le preguntó él.-

-Sí. Es seguro y discreto... -Contestó Kaia tomándole la mano.-

-Kaia, necesito verlos. -Le suplicó él y supo que era el momento de llevarlo con los niños.-

Luke y Leia estaban en el suelo de la habitación, jugando juntos. Los rayos de la luna iluminaban la estancia. Habían pasado la noche fuera, y aunque era de madrugada, los pequeños se comportaban como si fuera pleno día.

Anakin entró despacio en la habitación, agachándose frente a ellos. Leia dejó lo que tenía entre sus manos, y gateó hasta él, alzando sus bracitos, pidiéndole que la cogiera.
Anakin no lo dudó ni un segundo, y tomó a su pequeña entre sus brazos.

-¡Dios mío! -Kaia ahogó un grito y se llevó las manos a la boca.-

-¿Qué ocurre? -Preguntó Anakin asustado.-

-Te ha reconocido... Ella te ha reconocido...

-¿Cómo?

-No lo sé... Pero lo ha hecho. -Kaia cerró sus ojos, mientras meditaba. Estaba muy feliz de ver a sus hijos por fin junto a su padre.- Es muy desconfiada, tiene mucho carácter, le cuesta lidiar con extraños, a veces, incluso no quiere estar con Padme o Obi-Wan, y ellos han estado junto a ellos toda su vida... Pero a ti, al verte, ha confiado... Simplemente, lo ha sentido, te ha reconocido, ha sabido quien eres. -Kaia no había podido evitar que las lágrimas volvieran, aunque esta vez era de alegría, de orgullo y no de tristeza.-

-Entonces se parece a su madre... -Comentó sonriente. La pequeña le dio un tirón al cabello de su padre.-

-Sí, y también ha heredado de mí el gusto por tu pelo...

Anakin la abrazó fuerte y también lloraba. No podía sentirse más feliz de lo que ahora lo hacía. Él apoyó a Leia en su brazo izquierdo y en su hombro y se sentó. Kaia tomó al pequeño Luke, y lo colocó sobre el brazo derecho de Anakin.

-Vaya... Es cierto lo que decías... -Continuó llorando, más intensamente.- Se parece tanto a mí...

-Sí. -Mordió su labio inferior.-

-Gracias...

-¿Por qué? -Le preguntó Kaia sonriente.-

-Por esto... Por los niños. Me has dado los hijos más perfectos que existen. -Anakin estaba muy emocionado.-

-No me lo agradezcas... -Kaia sonrió, y después le dio un corto beso.- No lo hice sola, ¿recuerdas?

-Eres increíble... Y no merezco todo lo que tengo...

-Claro que sí, Anakin. Te mereces esto y mucho más.

-No... He hecho cosas horribles, os he perjudicado tanto... -Susurró.-

-Ani, las cosas malas que has hecho, son el pasado. Y son insignificantes comparándolas con las cosas buenas que has hecho, y vas a hacer. -Kaia le acarició la mejilla.- Te engañaron, te hicieron creer cosas que no eran ciertas...

-Eso no es excusa...

-Anakin. Mírame... -Se colocó frente a él.- Perdónate a ti mismo... Por favor hazlo por mí.

Él asintió y Kaia le dio un pequeño beso en la mejilla.

-Y ahora... Es muy tarde... -Comentó la chica poniéndose en pie.- Y estos granujas deber irse a dormir. -Tomó a Luke en brazos.- De hecho, pronto amanecerá... -Dijo mirando por la ventana.- Nosotros también deberíamos dormir... -Le explicó a Anakin, que dejaba a Leia en su cuna.-

Ella le tomó la mano a su marido y lo guió a su habitación. Era grande, muy cercana a los niños.

-Este sitio es increíble... -Susurró Anakin.-

-Sí... -Sonrió.- Pero, mañana tendrás tiempo de verla en profundidad, ahora vamos a la cama, Anakin. Estoy destrozada...

Él caminó hacia el balcón.

-Prometí salvarte... -Comentó.- Hice todo esto por ti, y lo único que he conseguido es causarte dolor...

-Mi vida... Olvídalo. Ahora soy la persona más feliz que existe porque estás conmigo. -Le sonrió y le acarició una mejilla.-

-Pero todo lo que hice... Acabé con los Jedi...

-Te engañaron. Te hicieron pensar que los Jedi pensaban tomar el control, que estaban contra ti... Anakin tú no eres una mala persona... Salvaste a Obi-Wan, y todo lo hiciste por mí... -Susurró.- ¿Puedes-puedes abrazarme?  -Añadió insegura.-

-Claro... -Anakin la rodeó con sus brazos.- No sabes cuando he añorado esto...

-Yo también... Tus besos, tus abrazos, tu presencia... Cuando te fuiste, sentí que mi corazón se rompía. Intenté ser fuerte pero no podía parar de llorar y llorar... -Le confesó.- Te necesitaba junto a mí, rodeándome con tus brazos, tal y como haces ahora. Ningún lugar me parecía lo mismo sin ti... Pero ahora que estás aquí, sólo quiero que tu amor me envuelva, así que abrázame, porque necesito verte, necesito sentirte... Sin ti a mi al rededor es como si hubiese perdido mi alma, eres lo único sin lo que no puedo vivir... Si no te tengo a ti, no tengo nada, porque me he dado cuenta de qué no sé qué es el amor sin ti, tú, Anakin, eres mi única garantía... Así que prométeme que nunca volverás a irte.

-Lo prometo, una y mil veces, lo prometo.

-Destruiremos el Imperio... Lo haremos por nuestros hijos...

-Acabaremos con el Emperador por todo el daño que nos hizo. -Le besó la frente de forma dulce, y luego bajó hasta sus labios.-

Se fundieron en un beso cálido y húmedo, pasional. Hacia tantísimo tiempo que no sentían sus cuerpos, que estos ardían en deseo.

Kaia, con movimientos suaves, se deshizo de la capa de su marido, dejándola caer en el suelo. Anakin dirigió sus manos hasta los pantalones de su esposa, que los arrancó sin ningún tipo de cuidado. Ella se quitó el top negro y desabrochó el cinturón del chico. Ambos estaban desnudos, juntos. El contacto de sus cuerpos les hizo sumirse en una serie de emociones y sentimientos, el placer era inigualable, y el amor, indescriptible.

La Dama Gris | Anakin SkywalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora