Capítulo 17.

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-Anakin... -Escuchó que alguien lo llamaba y despertó, estaba en una isla, rodeado de vegetación. Cerca había un río, y allí estaba él, él mismo. Era él quien se llamaba a sí mismo.- Es cierto lo que dicen, tú eres El Elegido. Únete a mí, juntos podemos cambiar el equilibrio del Universo. -La imagen de sí mismo se cambió por la del Hijo.-

-¡Nunca me uniré al Lado Oscuro! -Gritó.-

-Tienes una forma muy simple de ver el mundo. -Rió.- La Luz no puede existir sin Oscuridad. Unidos podemos restaurar el equilibro, dar Paz al Universo.

-¿Convirtiéndome en Sith? ¡Nunca!

-¡Destruyendo a los Sith, al igual que a los Jedi! -Bramó y Anakin se alejó de él. El Hijo comenzó su metamorfosis en murciélago y corrió tras de él.-

Anakin despertó. Estaba en una cama en la nave de vuelta a Coruscant.

-¿Estabas teniendo una pesadilla? -Kaia se sentó junto a él.-

-Algo así. -El chico se incorporó poco a poco.-

-Pues si ya has dormido lo suficiente, no me vendría mal tu ayuda. -Gritó Obi-Wan desde los controles.-

-Ya voy. -Contestó.-

Cuando acababa de pasar la puerta hacia la sala de mando, escuchó a Kaia gritar y se volvió en el acto. El Hijo la agarraba por el cuello.-

-¿Es muy guapa, verdad? -Sonrió.- ¿Ya os ibais? -Preguntó con sarcasmo.- Entonces, os tendréis que marchar sin ella.

El Hijo abrió la trampilla de salida y saltó, agarrando a Kaia. Se transformó y la sostuvo entre sus garras.

-¡Kaia! -Gritó Anakin y corrió hacia la sala de mandos.-

-¿Qué es lo que ocurre? -Preguntó Obi-Wan cuando Anakin lo empujó y tomó los controles.-

-El Hijo ha secuestrado a Kaia.

-¿Cómo?

-¡No lo sé! ¡Cállate y déjame pilotar!

Anakin dirige la nave y lo sigue de nuevo hacia Mortis, el planeta de los Protectores de la Fuerza.
Aterrizaron con bastantes problemas y bajaron.

-¿Algún rastro de ellos? -Le preguntó Anakin a su Maestro.-

-No, pero creo que no hay duda de a dónde la ha llevado. -Comentó y señaló una gran torre de la que procedía la única luz verdosa que alumbraba todo el planeta en ese momento.-

-Debemos ir.

-No, Anakin. -Se puso ante él.- Es peligroso, nos estamos metiendo en algo que no entendemos.

-¿Y eso que más da? Él es demasiado poderoso, Kaia no podrá salir de ahí.

-Tenemos que ver al Padre, seguro que él sabe qué hacer.

-De ninguna manera, no la dejaré. ¡Ella me necesita!

-¿No te das cuenta? -Kenobi alzó su voz.- Si vas a por ella la envías directa a la muerte... No tendrá piedad con Kaia. Debemos buscar al Padre.

-¡Entonces búscalo tú! -Le gritó.- Yo iré por ella.

Obi-Wan pensó que no había forma de disuadirlo, así que lo mejor sería que se diera prisa en encontrar al Padre para poder salvarlos a ambos.

La Dama Gris | Anakin SkywalkerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora