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Sungyeol creyó haber dejado en claro a su corazón de no dar rienda suelta a lo que siente. Se había prometido no involucrarse en la vida de Kim Myungsoo otra vez.

Había pasado más de una semana desde aquel encuentro. En todo ese lapso no se permitió recordarlo, aún sí, le tocará ver al pequeño e idéntico retrato de él todos los días.

-Hey, ¿estás prestándome atención? Tierra llamando a yeol -una mano era agitada cerca de su rostro.

Desvió la mirada para dirigirse a la persona frente a él.

-Lo siento, hyung. Pensaba en otra cosa.

-Lo noté -dijo el castaño de gran sonrisa- ¿puedo saber qué?

Mantuvieron las miradas un breve momento. Sungyeol suspiro y le quitó importancia al asunto. Aunque dongwoo fuera su amigo, también era el primo de su difunto esposo y sería incómodo hablar de esa persona con él.

Ellos eran muy cercanos, pero Sungyeol prefirió mantener esa parte de su vida en secreto. Tan sólo sungkyu sabía de la existencia de myungsoo, y de sus verdaderos sentimientos.

-De acuerdo. Pero yeol -dongwoo tomo su mano apretándola levemente- sabes que puedes confiar en mi ¿cierto?

-Lo sé, dongwoo hyung -sonrió apacible.

-Y ¿cuándo es el gran evento? -preguntó emocionado el de gran sonrisa.

-En un par de días -respondió igual de emocionado mientras se acercaba a la habitación donde se encontraba la pequeña eun jung durmiendo.

Desde que habían llegado al restaurant la notó emocionada por algo. Eun jung solía contarle cualquier cosa pero esa noche sólo se despidió de todos y se fue a dormir.

Recordó también cuando se encontró con Myungsoo. La mirada del pelinegro seguía en sus pensamientos. Le gustaba. Todo éste jodido tiempo ha gustado de ese tipo. ¡¿Era tan difícil no pensar en él?!

Sungyeol trató de hacerlo durante ocho años sin conseguir resultados.

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Conforme las horas pasaban el gran evento de apertura estaba por realizarse. Siendo los invitados amigos cercanos a la familia. Los padres de Sungyeol, y la familia Jang junto a un invitado especial que a pasos sigilosos se acercó al pelirrojo.

-¡Sungyeolliee! -exclamó emocionado aquel azabache, lanzándose sobre él.

El alto soltó un quejido al sentir su cuerpo impactarse con las baldosas del lugar. Un poco aturdido y molesto miró al chico que se mantenía sobre él con una enorme sonrisa.

-Te extrañe -concluyó. Sungyeol bufó pero no tardó en corresponder con una ladeada sonrisa.

-Debes dejar de hacer eso, niel.

Gruñó, sungyeol. El azabache lo miró con escepticismo y se alejó de él cruzándose de brazos. Sungyeol se incorporó limpiando su atuendo que tanto le costó escoger.

Niel negó con la cabeza.

- ¿Esa es forma de recibir a tu mejor amigo? -dijo ofendido llevando una mano al pecho- duele, yeolie. Creo que ...

Sungyeol frunció el ceño. No importaba; dónde, en qué momento, ni el lugar, niel siempre lo dejaba en ridículo con sus dramas. Era su dolor de cabeza.

-Creo que fue un error haber venido -dramatizó.

Y...esta vez no fue la excepción. El alto soltó un suspiro frustrado y antes de que el azabache se marchará.

"Lo siento, te amo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora