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Echó un poco del contenido en la bebida del azabache mientras estaba distraído. Sungjong tomó la copa de vino y se acercó a Myungsoo quien reposaba un poco incomodó en el sofá. Le había costado demasiado llegar a este punto, ya que, el azabache no cooperaba.

Siempre le daba una excusa.

Y realmente el de finas facciones no quería utilizar a su hijo como excusa pero era la única manera de conseguir un poco del tiempo de Myungsoo. El azabache tomó la copa de vino de un sólo golpe y dejó en la mesa. Esto alarmó a sungjong y enseguida se puso de pie.

-Te serviré más.

-No, debo irme. Iré a despedirme de Min Soo.

Myungsoo no quería estar un minuto más junto a sungjong. Esa noche tenía planeado ir a casa de Sungyeol y hablar con la pequeña Eun jung. Su hijo ha estado muy triste últimamente por ya no hablar con ella y le había pedido a su padre que la invitará a jugar.

Ya que Sungjong está ocupado y no puede cuidar de ellos.

La realidad es que sungjong por nada en el mundo quiere tener cerca a la hija de Sungyeol. Tenían mucho parecido y sinceramente eso le molestaba. No sólo Myungsoo, sino, su propio hijo ahora quería estar con él y eso no lo permitiría.

-Se durmió después de que hablaste con él. Al parecer está contento por algo. -insinuó sungjong acercándose a él.

El chico de finas facciones nunca perdió la costumbre de actuar inocentemente. Era algo natural. Simplemente había nacido con ese don que de cierta forma en el pasado atrajo a Myungsoo. Hasta que luego se dio cuenta de lo mucho que estaba equivocado.

-Si, lo está -murmuró. Y se agachó hacia la frente del pequeño para besar su frente-. Buenas noches, bebé.

No fue hasta que cruzó la puerta que todos sus sentidos fueron aturdidos, sintió un leve mareo, y su vista comenzó nublarse. El sonido del impacto resonó en la habitación. Sungjong cambió la expresión de preocupación por una sonrisa victoriosa.

Myungsoo recorría aquel blanquecino cuerpo con desesperación. Escuchaba excitantes gemidos que lo impulsaba a aumentar sus embestidas. La deliciosa sensación que sentía al arremeter en su interior lo volvía loco, sus pieles chocaban entre sí.

Los besos eran cada vez más pasionales. Pero pese a eso Myungsoo escasamente pudo reconocer a esa persona. Su mente formuló una alucinación, una muy agradable y esperanzada. Tanta fue su alegría al poder ver su rostro que gimió su nombre.

"Sungyeol"

Terminando dentro de él.

Lo último que sintió fue un ardor en su mejilla y poco después perdió el conocimiento completamente.

~●~

Los días pasaron muy lento para algunos como Sungyeol. El alto se encontraba arreglando algunas macetas y regando algunas plantas. Dongwoo lo acompañaba esa tarde pero repentinamente acordó una cita a ciegas con alguien.

-Estoy nervioso y... ¿si no le agrado?

Sungyeol dejó a un lado lo que hacía y se acercó a su amigo.

-Sabes que no estoy de acuerdo con esto pero -lo tomó de los hombros apretándolo levemente- sólo sé tú mismo, hyung. Eres una persona brillante no hay nadie que se resista a ti.

El alto le lanzó un guiño y ambos se abrazaron.

-Gracias yeol -le dijo dongwoo con un leve sonrojo en sus mejillas-. Es mejor que me vaya, no quiero llegar tarde.

"Lo siento, te amo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora