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-¿Paso por ti a las cinco? -sungyeol sonrió. Se sentía un poco avergonzado por contestar la llamada frente a sus amigos.

-Si, a esa hora está bien -respondió, recibiendo pequeñas risitas de sus compañeros-. Te veo luego.

-Espera por mi -myungsoo susurró un muy cariñoso 'Te amo' antes de colgar.

Con el rostro completamente en llamas dejó el celular en uno de sus bolsillos. En todo ese tiempo había escuchado esas palabras un millón de veces, y no se cansaba. Le gustaba, sobre todo cuando en vez de palabras, las acciones de myungsoo demostraba el amor que profesaba a él.

-Romeo vendrá por su Julieta a las cinco. ¡Hyung, cerraremos temprano hoy! -gritó niel, mientras agitaba un pañuelo rojo al aire. Dongwoo rio a carcajadas haciendo un "Ok" con su mano.

Sungyeol estaba demasiado ocupado en contenerse para no matar a su amigo. Avergonzado, pero contento fue hasta su oficina, donde arreglo algunas de sus cosas mientras esperaba la llegada de su "Romeo".

-¿A dónde vamos? -sungyeol sentía curiosidad del lugar al que su amado lo llevaría.

Emocionado y un poco nervioso por el silencio, volteó su rostro para ver el perfecto perfil del azabache. Una leve sonrisa se dibujó en sus labios al sentir la calidez de su mano sobre la suya. Sungyeol entendió con ese gesto que Myungsoo le pedía confiara en él.

-Falta poco para llegar, amor -respondió tranquilamente apretando levemente su mano y dedicándole una de sus mejores sonrisas.

Sungyeol asintió, sintiendo sus mejillas arder por la manera tan cariñosa con el que lo llama. Aún no se acostumbra pero le resulta agradable que myungsoo lo diga. El alto se relajó en el asiento, regresando su vista a la ventana, y dejando que sus párpados poco a poco se cerrarán.

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Myungsoo aparcó el auto en la orilla de la carretera, observó cada detalle del sol apunto de ocultarse. También, como cada uno de los girasoles parecen quedarse dormidas, hasta el nuevo día, donde vuelven a concentrarse en dirección a la luz del sol. Era algo impresionante.

-¿Por qué se marchitan? -la voz a su lado lo hizo sonreír. Un poco adormilado y con el cabello levemente alborotado Sungyeol lo miró esperando su respuesta.

-No se marchitan. Simplemente duermen por así decirlo.

Una sutil sonrisa dibujó sus labios por la expresión confusa en él.

-¿Duermen?

Myungsoo asintió- Ellas duermen y esperan el nuevo día para ver lo que tanto aman.

Ahora la expresión de Sungyeol era totalmente graciosa. Miró hacia los girasoles, luego a Myungsoo y frunció el ceño. No entendía ni un carajo lo que el azabache estaba diciendo.

-El sol. Ellas aman al sol.

-Oh...¿y por qué se ven tan tristes? Él va a volver.

-Si, lo hará. Y por eso; cuando amanece, ellas despiertan y miran a su dirección. Lo hacen siempre, abren su pétalos y brillan al igual que el sol.

Sungyeol analizó cada una de sus palabras y un sentimiento se incrustó en su interior. El sol es tan lejano para ellas, por eso solo se atreven a contemplarlas desde donde están. Triste. Justo como un amor no correspondido, sungyeol, se sintió identificado con los girasoles.

Las entendía mejor que nadie, él era un girasol; que solo tenía ojos para una persona. Myungsoo, quien era el sol; tan lejano, tan hermoso. Como un girasol siempre lo observaba, aunque pareciera estar cerca, la distancia entre ellos era enorme, y al llegar la noche, ellos se separaban, no decían adiós para siempre, solo tenían que irse.

"Lo siento, te amo"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora