“New York.”
Una persona, es alguien que ha sido puesta en este mundo con el fin de hacer algo. Ya sea con el fin de amar, hacer sentir a los demás amados, inspirar a la gente, conocer mundo, divertirse, pasárselo bien, enamorarse, sufrir... Al principio yo no sabía que hacía en este mundo. Pensaba que mi existencia no tenía sentido. No encontraba mi lugar en este mundo enfermizo. En el que debes de ser de una determinada manera para encajar.
La gente puede llegar a ser tan mala, hacerte tanto daño, hacer que te plantees cosas impensables por todo el sufrimiento que has pasado o que estas pasando.
Mordí mi lengua para evitar soltar las lágrimas de mis ojos. Yo era mas fuerte que ellas. No debía de mostrar lo que sentía, lo perdida que me sentía a veces. Lo mal que estaba. ¿Para que? Eso le da el gusto a tus enemigos. Eso les muestra que eres débil y frágil y sobre todo, que en cualquier momento, cuando a ellos se le antoje, te pueden romper en mil pedazos que luego no podrán ser reparados y mucho menos unidos.
Froté mis manos con algo de fuerza para que el frío aire que sentía no se apoderara de mi. La primavera ya se había hecho cargo de la ciudad. Era normal este tiempo.
Suspiré mientras miraba la carretera por donde iba. Jason estaba a mi lado. Me puse mis auriculares del iPhone para distraerme un rato. Pensar a veces me mataba. No era bueno pensar demasiado porque se llegaban a conclusiones que te podrían destrozar. Verdades que solían doler demasiado... A veces era mejor ignorar todo y pasar de todo. No pensar, vivir tu vida y olvidarte de los ‘porque’ de los ‘como’ y de los ‘porque a mi’.
Miré la pantalla de mi teléfono mientras me perdía entre las imágenes y los iconos del inicio. Suspiré de nuevo mientras la voz de Ed Sheeran me llevaba a mi propio mundo.
Algo me llamó la atención, un roce contra mi brazo. Levanté mi mirada y noté como Jason intentaba llamar mi atención para que me quitara los auriculares de mis oídos.
“¿Que pasa?” Entrecerré mis ojos mientras le miraba a los suyos.
“Ya hemos llegado.” El sonrió. Me asomé por la ventana para comprobar que habíamos parado justo en frente de la acera que daba a un hotel. Suspiré desganada. Estaba agotada por el viaje y no me quedo otra mas que salir del coche después de Jason y Bruce.
“Vamos. Las maletas las sacaran ahora.” Asentí con mi cabeza mientras Bruce iba por delante de mi, al igual que Jason. Caminamos los tres juntos hasta llegar a la entrada del gran y bonito hotel. New York. Me encantaba estar aquí. Sonreí para mis adentros.
¿Quien me iba a decir hace unos meses que estaría en New York y en uno de los hoteles mas lujosos de aquí? Negué con mi cabeza. Nadie.
Llegamos a la recepción del hotel. Miré todo a mi alrededor maravillada y sonriente. Sin perder ni un solo detalle. Habíamos llegado, por fin. Estaba en New York. Estaba agotada.
Nos dieron las llaves de nuestras habitaciones, o mejor dicho, tarjetas, y finalmente subimos las escaleras para irnos a descansar. Aunque eran las ocho de la tarde, yo estaba totalmente agotada.
Llegué a la habitación. O mejor dicho ... suite. Era gigantesca. En mi vida había estado en una habitación tan grande como esta. Es decir, hacía ya unos meses o mas bien, casi un año, que había empezado con todo este mundo, pero nunca había estado en una habitación como esta. Abrí mis ojos inmediatamente sin poder evitar la sorpresa. Mi maleta estaba ya posada en el suelo, justo al lado del sofá. Me encanta. Casi era mas grande que mi anterior casa. Reí para mis adentros. Cállate, _____