“Miley, lo quiero. Demasiado.”
Necesitaba hablar con alguien.
Y lo necesitaba ya.
Entré en el coche que Bruce me había mandado, el estaba dentro. Lo saludé y nos largamos rápidamente. Suerte que no había paparazzis preguntando a las afueras de la casa de Justin. Eso era en ese momento lo que menos necesitaba.
Llegamos al poco tiempo al restaurante en el que había quedado con Miley. Me despedí de Bruce y me dijo que me en un par de horas llegaría para recogerme. Entré al restaurante mientras el aire acondicionado chocaba contra mi piel, erizando mi bello.
No era un restaurante muy lujoso, tan solo quería comer y hablar con mi mejor amiga. Para eso no se necesitaban lujos, tan solo un billete de veinte dólares y ganas de desahogarse.
Me senté en la primera mesa que estaba libre, alejada de los cristales que comunicaban el exterior con el interior del restaurante. Esperé a que una mujer de unos veinte años, rubia, viniera hacia mi y me preguntara el que deseaba. “Buenos días señorita. ¿Que desea?”
“Hola, estoy esperando a una amiga.”
“Oh claro. ¿Pedirá después?” Preguntó amablemente y yo respondí con mi cabeza asintiendo.
“Si, gracias.” Se despidió con su mirada y se dirigió a la barra mientras miraba mi iPhone impaciente por que viniera Miley. Justo segundos después, levanté mi mirada para encontrarme con sus gafas. Entró allí y se dirigió a mi mesa cuando le saludé con mi mano.
“______.” Me dio un fuerte abrazo y se sentó en frente de mi. “¿Estas bien?”
Suspiré y pasé mi mano por mi cabello retirándolo un poco de mi cara, ella me miraba atentamente a mi rostro. Negué con mi cabeza. “No, Miley.
“¿El que ha pasado?” Me miró con preocupación apoyando su mano sobre la mía encima de la mesa, dándole un apretón suavemente.
“Simplemente... ugh. Odio esto.” Suspiré con resignación.
“¿Justin?” Me miró a los ojos y yo asentí.
Ella lamió sus labios. Suspiré de nuevo, estaba cansada de todo. Confundida y me sentía mal. Había algo detrás de todo esto que no me gustaba para nada en absoluto. Era como si esperaba que pasara algo que no iba a pasar. Estaba cansada de esperar. Estaba cansada de tener esperanzas teniendo en cuenta la mala suerte que tenía.
Una camarera diferente vino hacia nuestra mesa para recoger nuestras órdenes y poco después vinieron las bebidas mientras le explicaba a Miley lo que pasaba. Bebí un sorbo de mi limonada.
“Ayer por la noche fui a una fiesta con Justin, era de Kanye West.” Ella se sorprendió haciendo un gesto con sus cejas.