CAPÍTULO VII

1.5K 153 9
                                    

El señor Hardy no puso objeción alguna cuando se le pidió que concediera su permiso para que las dos hijas menores acudieran a la excursión. Por el contrario se mostró mas que dispuesto a extender dichos permisos en el futuro.

A su esposa no le entusiasmaba mucho la idea de que sus hijas pudieran encontrar un marido y se fuesen del hogar;pero ya que aunque ella tuviese una visión diferente de las cosas,nunca se le ocurriría contradecir a su esposo,cuyo único propósito al permitir tales libertades a las muchachas era,claro esta, deshacerse de ellas.

No le importaba si era un hombre burdo o educado,joven o viejo,rico o pobre con tal de que quitara de sus hombros la carga que le suponían sus hijas. Robert Hardy quería y siempre quiso hijos varones que pudieran trabajar ayudándolo a llenar las arcas familiares que él mismo se había encargado de hacer mermar.

La madre del señor Hardy fue una mujer inteligente que consiguió casarse con un hombre lo bastante acaudalado como para dejar a cada uno de sus seis hijos e hija una herencia considerable. Sin embargo Robert siempre fue un hombre dado a los vicios y con un sentido de la responsabilidad nulo.

Alguna vez valoro la posibilidad de ser él quién eligiera marido para sus hijas,hasta que se tomo un tiempo en el cual se dedicó a observarlas,para su total desagrado las cuatro poseían un carácter fuerte y no se dejaban manipular o persuadir de ningún modo posible,lo que sin duda era culpa de la señora Hardy -,no admitiría jamas que él hacía gala de este mismo mal-.

Esto termino por hacer pedazos su magnifico plan,desechandolo por completo,se consoló con la idea de que las mujeres por naturaleza eran tontas,y de esa forma no tardarían en caer ante un hombre que pudiera encontrarles el punto débil,-lo que al final sucedió con Lucy-. Evitándole la fatiga que le supondría buscarles un pretendiente y después tratar de convencerlas para que lo desposasen.

Los tres días que faltaban para la salida a Dorothy se le hicieron eternos ansiaba que al menos llegara el viernes ya que para su completa felicidad también se quedarían en Newcomen a pasar la noche

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los tres días que faltaban para la salida a Dorothy se le hicieron eternos ansiaba que al menos llegara el viernes ya que para su completa felicidad también se quedarían en Newcomen a pasar la noche. Desde el regreso de Edward este se había convertido en el objeto de sus pensamientos y por consiguiente también en el de sus mas grandes anhelos.

—¡Que emocionada estoy!— decía y daba brincos por todas partes el viernes por la mañana— ¿tú no estas emocionada?

—Sí,por supuesto. Podría incluso saltar por esa ventana de lo emocionada que me encuentro.

—No te burles—. Le advirtió.

—¿Como puedes pensar eso? — preguntó con fingido horror — ¡Yo jamas me atrevería a burlarme de ti!

—Eres una insoportable— masculló,cruzándose de brazos.

—Lo sé— confirmó la otra con una sonrisa.

La tarde llego llevándose con ella a las hermanas. Se encontraron recorriendo el sendero de gravilla que conducía a la parte delantera de la finca a eso de las cinco menos cuarto.

El pequeño carruaje se detuvo y en cuanto bajaron de el, un eficiente mozo lo condujo junto con los perros a las caballerizas. Como era costumbre desde que Margaret cumpliera los dieciséis años ella hacía los honores como anfitriona,por lo tanto fueron recibidas e instaladas por su amiga en persona. Dejaron a Dorothy en su habitación y se encaminaron por el pasillo hacía la siguiente puerta.

—No puedo esperar a que llegue mañana—dijo en cuanto entraron,sentándose en uno de los dos sillones individuales de la habitación—. No hemos estado en el lago desde que Edward se fue.

—Es verdad— convino Ally sentándose en el otro sillón.

—¿Pero que sucede? No te ves muy emoci...

—¡Ay,no por favor!—la interrumpió al instante—.Que no se te ocurra decir esa palabra.

—¿Por qué?— dijo confundida.

—Por qué Dorothy me a estado torturando con esa palabra los últimos...cuatro...días— soltó con impaciencia.

Margaret rió por lo bajo.

—Querida amiga,no puedes esperar que Dorothy cambie su forma de ser.

—Yo no espero eso. Solo me gustaría que a veces fuera un poco menos molesta,es todo.

—Perdón,pero yo no estoy de acuerdo contigo. Ese enorme entusiasmo que la caracteriza de una forma u otra es también lo que la distingue de ti—dijo reflexionando—.Tal vez ese sea el motivo por el que las dos son tan unidas.

De algún modo Maggie estaba en lo cierto,desde el punto de vista individual y exceptuando una o dos cosas que tenían en común,ambas hermanas eran del todo diferentes incluso físicamente. Ally se quedo sin más que decir al sopesar en lo que su amiga recién le hiciera comprender.

—Bien,me retiro— informó levantándose y se dirigió a la salida—,tengo que cambiarme para la cena. Nos encontramos en dos horas.






Allysa Hardy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora