El paseo había durado lo suficiente como para que a su regreso una infortunada escena las tomara por sorpresa. Rodearon la propiedad y se dirigían a las caballerizas cuando la señorita Gautier se percato de lo que estaba sucediendo frente a ellas.
-¡Dios mío!-dijo, y cubrió sus labios con la mano-¡Se le esta declarando!
Margaret quedó confundida, hasta que Susan le señaló a la chica en el columpio y al hombre arrodillado frente a ella, que se encontraban a varios metros de ellas, ajenos a las personas que les miraban. El asombro de Maggie fue reemplazado, sin embargo, por la emoción. Edward y Allysa, nunca se lo hubiera imaginado, pero admitía que le encantaba la idea. Miró en dirección a sus acompañantes y notó que Dorothy ya se dirigía a las caballerizas, así que también ella y Susan la siguieron. No era prudente seguir observando una escena tan íntima.
Por otra parte, Allysa no conseguía salir de su azoró, sentía que estaba imaginando todo. Y no logro reaccionar hasta que Edward volvió a hablar.
-Quiero que te cases conmigo-la miro esperanzado, creyendo que su falta de respuesta se debía a lo feliz que estaba con la declaración.
-No... Edward yo...yo no puedo-le dijo con un hilo de voz.
-Es por William, ¿no es cierto? Tú estás enamorada de él-le soltó la mano y se puso en pie.
-No, yo no estoy enamorada de él-y al decir esto un dolor agudo subió hasta su pecho. Era como si en lugar de sangre por sus venas circulara un potente veneno que la quemaba por dentro. Pero lo dijo con tal convicción, que incluso, por un momento, estuvo a punto de creerlo ella también.
-Entonces, ¿por qué no puedes aceptarme?-el dolor se reflejaba en su rostro.
-Porque yo te quiero Edward, te quiero mucho. Pero como a un hermano.
-Como a un hermano...-repitió sin dar crédito a lo que oía-. Pero eso puede cambiar con el tiempo y la convivencia. Yo estoy seguro que...
-Por favor, no sigas-le suplicó y se alejó hacia la casa.
En cuanto entró a ésta preguntó a la primera doncella que encontró en el camino por el paradero de Dorothy. Quería salir de aquél lugar lo más pronto posible. Tenía tantas ganas de llorar, Edward...su querido amigo. Lo habia lastimado, estaba segura de ello.
Pero al verle allí frente a ella pidiéndole algo tan impensable...-Señorita -la voz de la chica la sacó de sus pensamientos. - Le decía que su hermana, la señorita Arkwright y la señorita Gautier ya se encuentran en las caballerizas.
-Muchas gracias -le miró con los ojos enrojecidos y desapareció corriendo. Tomaría el camino largo que le garantizaba no toparse con Edward, al menos no por ahora.
Le dolían las piernas y le quemaba la garganta debido al esfuerzo que le estaba suponiendo llegar hasta donde Dorothy se encontraba y sin embargo no se había detenido en ningún momento. Al irse acercando vió a Maggie y Susan que salían ya y caminaban en dirección opuesta, agradeció no haberse topado con ellas. Pero si logró distinguir un fragmento de su conversación.
-Estoy ansiosa por conocer la respuesta de Ally, seré muy feliz si Edward me dice que puedo llamarla mí hermana de ahora en adelante.
-Seguro que así será - la animó Susan.
Allysa no podía creer que esto le estuviera sucediendo a ella, el que Margaret y Susan lo supieran hacia las cosas mucho más complicadas. Ahora le quedaba esperar que sólo ellas estuvieran al tanto.
Entró a las caballerizas y no busco a su hermana, por instinto sabía que la encontraría justamente con el caballo que siempre montaba y ahí estaba, sola, sentada en el banquillo que se usaba para alcanzar a cepillar a todo el animal. Pasaba sus manos por sus mejillas y sollozaba quedamente. Ésto confundió a Allysa.-¿Qué tienes? -se acercó e intento abrazarla. Pero Dorothy la esquivó poniéndose de pié.
-¿Por qué tenías que arruinar mi vida? ¿dime? -gritó y más lágrimas salieron de sus ojos.
Allysa estaba estupefacta. Quería decirle lo que había pasado y sin embargo no podía, su mente no lograba formular ninguna palabra coherente y la voz no salía de su garganta. Su hermana estaba frente a ella mirándole de la forma más horrible que hubiera visto jamás.
-¿Por qué tenia que fijarse justamente en ti? ¡eres la peor persona del mundo! ¡te odio tanto!
Dorothy salió a toda prisa de allí. No soportaba estar cerca de Allysa, el sólo imaginarla casándose con Edward y viviendo en Newcomen como dueña y señora, despertaba en ella todos los celos y la amargura que no sabía que tenía pero que estaban allí, dentro de su corazón. No dejaba de preguntárselo, ¿por qué Edward se había enamorado de Allysa y no de ella? ¡maldita sea! Allysa no lo amaba ni lo amaría como lo hacia ella. Allysa no amaba a nadie.
Entonces Ally no pudo soportar por más tiempo y dejo salir las lágrimas que había estado reteniendo. No deseaba ver a nadie más, tenía que estar sola y pensar.
Edward todavía no asimilaba que Allysa lo hubiera rechazado. Nadie podría negar que era el mejor partido que una jóven podía haber encontrado dentro de su limitado circulo. La principal razón de su regreso a Newcomen fue la de hacerse cargo de la propiedad y por fin sentar cabeza, cierto era que en los años que había vivido fuera de casa se había encontrado con innumerables jóvenes más que aceptables para entablar un matrimonio, pero aquellas muchachas cabeza hueca, en realidad no llenaban sus expectativas en cuanto a la felicidad doméstica que imaginaba.
Todas y cada una de ellas se asemejaban en muchos sentidos a su madre, y por ningún motivo quería que su matrimonio se convirtiera en lo que fue el de sus padres, no quería terminar odiando a la mujer que eligiera como esposa.
Esperaba poder encontrar en su hogar de la infancia aquello que tanto anhelaba, felicidad. Su primera impresión de las Hardy fue en efecto favorable, aún sin saber que se trataba de sus amigas de juventud, en el momento en que las vió, no descarto la posibilidad de que una de ellas pudiera ser la indicada.¿Pero cuál?
Dorothy sin duda era encantadora, vivaz, con un carácter alegré, además poseía una grande y hermosa sonrisa. Sin embargo carecía de la elegancia, la madurez y el aplomo que Edward consideraba las virtudes necesarias para la futura señora Arkwright.
Allysa por el contrario, poseía todas y cada una de las cualidades para ser la dueña y señora de una casa que requería de una gran habilidad para ser manejada y así lo demostro. Era también inteligente y divertida cuando se sentía en confianza, no le fue difícil imaginarse compartiendo con ella su vida.
Por otro lado, el no era tonto, ya que su hermana le había dado a entender en varias de sus cartas sus intenciones de acudir a la temporada en la ciudad y pasar un tiempo en compañía de su madre, lo cual para ser honesto, Edward aún no alcanzaba a entender. Pero no tenía derecho a seguir pretendiendo que Margaret continuará recluida en Newcomen mientras él hacia su vida a su entero antojo.
Sin duda existía la posibilidad de que hubiera cometido un error al basar sus intenciones en función de sus necesidades domésticas. Y ahora se preguntaba si en caso de que Allysa le hubiese aceptado, ¿habría podido ella sentir amor por él? La verdad es que no lo sabía. Allysa siempre se comportó un tanto distante y no le pareció que hubiera cambiado mucho en ese sentido.
Tenía claro que deseaba amor. Entonces, ¿Había hecho bien al elegir a Ally?
¡Hola! Para quien aún continúe aquí, muchas gracias, en verdad. Este capítulo me quedo muy dramático 😂
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Allysa Hardy
Ficción históricaHija tercera de un matrimonio de clase media en la Inglaterra de finales del siglo XVIII,con un padre ausente y poco cariñoso,una madre que no posee voluntad propia y unas hermanas mayores que no tienen nada que ver con ella. Solo cuenta con su herm...