Capítulo 15 - Final

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Harry caminaba por los pasillos del instituto. Debía irse a casa y quizá invitaría a Louis porque su mamá insistió que ella debía conocerlo. El rizado no quería porque estaría tan tímido y su mamá diría tantas cosas pero Jay ya se ha hecho amiga de ella y quería conocer al novio de su hijo. "No es mi novio, mamá", le dijo Harry.

Salió para dirigirse a su casa pero alguien más bien Louis, gritó:

—¡Harreeeeeeeeeh!

El rizado volteó y el castaño, venía literalmente corriendo hacia él con un ramo de flores de todos los colores. Debía ser el mismo de aquella vez.

Harry abrió los ojos como platos pero cuando quiso correr, Louis ya se había lanzado encima de él haciéndolo caer al suelo.

—Lo siento. Estoy emocionado —dijo Louis, muy cerca de su rostro.

El ojiverde hizo una risita.

—¿Por qué?

—Porque te traje flores y son tan lindas —dice Louis—. Para ti. —Tendió el ramo de flores.

Harry las observó. ¿Así eran las flores? Parecían tan bellas y fuertes pero una vez que las tocas eran tan delicadas, suave, y dignas de admirar. Como Louis.

—Gracias —las tomó con cuidado—. En serio. Gracias Louis.

No sólo lo decía por aquellas flores. Lo decía en general.

—¿Podemos levantarnos del suelo? —preguntó Harry—. Voy a morir.

—¡Oh! Claro. Lo siento —dice Louis y se levantó de encima de Harry.

El rizado rió ligeramente. Y comenzó a caminar junto a Louis.

—Ven a casa —dijo ya con sus mejillas sonrojadas—. Sí quieres, claro. Mi mamá quiere conocerte, ella... Ella es muy... Bueno ella es mi mamá y...

—Está bien —dice Louis y rió—. Claro. Iré si es lo que quieres.

Harry sonrió y observó una vez más las flores. Cada flor de un color. Luego observó a Louis y él parecía estar lleno de colores.

—¿Qué tanto me miras? —preguntó Louis y Harry corrió su mirada hacia adelante. El castaño rió—. Estás como un tomate.

—¿De verdad? —preguntó Harry y tocó su mejilla izquierda—. Ay no...

Louis hizo una risita mientras se acomodaba sus gafas y su cabello.

Louis hizo una risita mientras se acomodaba sus gafas y su cabello

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—Eres lindo, Harry.

El rizado iba a explotar y su corazón lo iba a vomitar. ¡Le ha dicho que es lindo! ¿Qué podría decirle? Quería decirle algo también. Quería sonreír y gritar al mismo tiempo. Louis era tan bonito, todo de él era bonito.

—Te has quedado callado —rió nuevamente—. Eso es más lindo.

De pronto Harry se sintió tan emocionado que su pecho podía explotar de emociones y decirle a Louis cuánto le gustaba. Se mordió el labio inferior muy nervioso y musitó:

—Me gustas, Lou —dice en un tono casi inaudible.

Louis frunció el ceño confundido.

—Lo siento, Harry. Pero no te oí —dijo parando su caminata—. ¿Qué has dicho?

Iba a echarse a llorar. ¡Lo había dicho y no lo había escuchado!

Harry paró también y le dijo nerviosamente:

—Eh... Yo... Eh... Na-nada —tartamudeó—. En serio, no era nada. Sigamos.

Quiso seguir caminando pero Louis lo tomó de la mano.

—Dime.

Harry sonrió algo nervioso. No podía decirlo. ¿Inventaría algo?

Louis estaba esperando a que Harry le dijera. Lo estaba mirando con esos ojos a través de sus gafas. Lo ponía tan nervioso y alzó las cejas como esperando una respuesta.

El rizado bajó su mirada al suelo muy tímido y ahora, en un tono más alto, le dijo:

—Me gustas —dice—. Me gustas mucho, Lou.

Ni siquiera quería levantar el rostro porque estaba seguro que vomitaría en unos segundos.

—No te creo —dijo Louis—. No me miras a los ojos. No puedo creerte.

El rizado levantó su rostro de golpe y lo miró confundido.

—Créeme.

—Dilo otra vez.

¿Qué?

—Pero...

—Bien. No te creo —dijo para retomar nuevamente su caminata.

Harry frunció el ceño molesto.

Caminó hasta él y lo giró tomándolo del hombro.

—Dije que me gustas —dice en un tono algo molesto y mirándolo a los ojos.

—Mucho mejor —dijo Louis sonriendo.

Al final Louis tomó su mano para caminar hasta su casa.

Harry seguía teniendo su ramo de flores en la mano derecha. La contempló. Sabía que a simple vista sólo eran unas flores y ya. Pero no era así.

A las pequeñas cosas del universo hay que admirarlas.

Las flores de Louis eran algo precioso y debía admirarlas. Debía apreciar cada cosa.

Observó a Louis una vez más y pensó:

"Tomó mi mano, como si fuera una flor. Tan delicado y tan suave".

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ANTOFOBIA | Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora