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Su corazón golpeaba fuertemente contra sus cajas torácicas hasta el punto de sentir que este se salia de su pecho, mientras la sangre todavía estaba acumulada en sus mejillas, provocando que estas ardieran debido a lo rojas y calientes que estas todavía estaban. Hacia ya minutos que el rubio se había ido de ese lugar, dejándolo solo con su mente hecha un caos con las mismas preguntas que rondaban por su cabeza una y otra vez sin poderles dar respuesta a ninguna, ¿Qué fue exactamente lo que paso minutos atrás? ¿Porque su cuerpo no reaccionó en esos momentos?, ¿Porque Mikaela se había comportado de esa manera con él?, ciertamente este había sido asignado para ser su tutor y con esto, poder mejorar su conducta y calificaciones pero eso no era exactamente lo que habían hecho hasta el momento.

El chico de mayor estatura había propuesto el plan de convertir su tutoría en una clase de juego de desafíos durante todo lo que restaba del período antes de las vacaciones de primavera, aunque solo haya pasado un día y medio luego de ese trato, empezaba a tener un poco de desconfianza en aquel bipolar chico de cabellos rubios.

Si recordaba el porque de su actual estado, no podía evitar que un escalofrío recorriera por completo su espina dorsal al imaginarse la clase de tipo con el que lo habían metido, eran ya dos ocasiones en las que el rubio se había atrevido a acercarsele de manera rápida para susurrar palabras directamente en su oído y con eso provocando la aparición de la sumisión y debilidad que ni el mismo conocía que existía en él, y el comportarse así ante la cercanía de Mikaela era algo que lo dejaba intranquilo. No tenia ni la menor idea de que había sentido y tampoco del porque el oji-zafiro le había echo eso.
Por eso se mantenía sentado ahí, apoyando su espalda en el mismo casillero en el que fue acorralado, esperando que la respuestas a sus preguntas nacieran de su cabeza para convencerse que todo era un estúpido juego del rubio ; pero por más que lo intentaba no podía.

Se veía a el mismo patético por estar en esa clase de situación por un chico, más bien parecía una colegiala que se niega a sentir algo por su com...

«¿P-pero en que diablos estoy pensando?, solo es un simple idiota que busca humillarme por sentirse superior que yo, no debo dejarme llevar por tonterías que el solo ocupa para distraerme»

Se puso de pie para salir del desolado lugar y continuar con lo que le restaba del día, por ningún motivo se dejaría ganar por un imbécil presumido que se creía ser superior a todos solo por tener un cerebro con más espacio intelectual que los demás.

El azabache se dirijió directamente a la cafetería debido a que ya era la hora del almuerzo, encontrándose a su paso a Shinoa junto con Yoichi y Kimizuki que se encaminaban a su mismo destino.
Mientras Yuu conversaba con Yoichi y molestaba a Kimizuki, la gran observadora Shinoa al estar al lado derecho de Yuu, pudo ver claramente una pequeña mancha de color rojo muy peculiar en el cuello de este, sonrió para si misma de manera socarrona e hizo como si nada hubiera pasado.

La única que estaba al tanto de el castigo de Yuuichirou era Shinoa, que como buena amiga no dejaba de burlarse e insinuar cosas entre los dos jóvenes. Aunque por su bien, Yuuichirou no le había informado sobre los incidentes que tuvo con el rubio, aunque Shinoa ya sospechaba de algo así debido a la marca de su cuello recién descubierta.

▪Llámame Senpai▪ [Mikayuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora