Kun fu Panda en el instituto.

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IVÁN

Vale, mi primo me estaba preocupando de una manera sobrenatural. Apenas hablaba y cuando lo hacía sus frases solo estaban compuestas por monosílabos. No era normal.

Desde que Carla, o era Clara, (ni idea), se fue el lunes de mi casa después de las clases de apoyo de mi primo. Siempre estaba en su mundo, ausente. Era un poco preocupante.

Ya estabamos a mitad de semana, es decir, era Miércoles, y aún seguía en ese estado de empanamiento. Creo que Carla es una extraterrestre y ha abducido a Leo. Sí, ya sé que es una teoría un poco extravagante, pero no hay pruebas de que se haya hecho lo contrario.

Nos dirigíamos hacia el grupo con el que nos juntábamos. Eramos los "raritos". La verdad es que somos como la gente que sobra en la sociedad y nos juntamos por no estar solos. A decir verdad, era gente normal, menos físicamente hablando. Lo que más me gustaba de estar con ellos, es que eramos nosotros mismos. No como el resto del mundo que eran todos iguales, copias de gente popular, de famosos o de cualquier otra chorrada. Lo malo es que yo fui uno de ellos, hasta que cambié a lo que soy ahora.

Eramos el gótico, la loca por la pintura, la nerd (como mi primo, pero en chica), un tío que no hablaba mucho, un loco por los videojuegos, una ex-zorrita, Leo y yo. Y no, no somos muy normales. Me caían bien, en especial el gótico (que por así decirlo era como mi mejor amigo). No solíamos discutir, pero de vez en cuando teníamos nuestros momentos.

Mientras nos dirigíamos hacia ellos, no quité de vista a Leo. Analizaba cada gesto que hacía, cada movimiento... Todo por sonsacar que era lo que ocultaba. Se le notaba nervioso. Lo deduje, ya que estaba más inquieto de lo normal. Lo sé soy un genio. Le miraba con desconfianza. Era muy raro que no me haya enterado de nada, siempre me contaba todo.

Cuando ya llegamos al grupo, Peter, el gótico, me saludó.

-Hombre, hablando del Gay de Roma.

Era un poco más alto que yo. Pelirrojo con ojos verdes. Según las tías, es guapo, pero que con esas pintas no se lucía bien y con ese cuerpo tan "descuidado". Las tías y su sutileza. A lo que se refieren a "descuidado" es que el muy vago no va al gimnasio. No es por que esté gordo, todo lo contrario, está muy delgado y con una piel muy pálida. Lo dicen porque no ha desarrollado los abdominales. Y eso las vuelven locas a todas. Yo que soy un chico muy sano (y ligón) desarrollé tableta. No es por hacerme en el engreido, ni mucho menos, pero preguntarla a Mati, la nerd, que cada vez que vengo con algo más ajustado de lo que normalmente llevo, no me quita ojo. Será todo lo empolloncita y tímida que sea, pero no se puede resistir a mis encantos.

Puse los ojos en blancos y le salude con nuestro saludo de machotes.

-¿Te pasa algo, Leo?- preguntó Carol, la ex-zorrita, dirigiéndose a mi primo.

Leo pareció reaccionar y alzó la vista para ver a su amiga, para ser concretos su mejor amiga.

La historia de Carol es un poco tristona. Hace más o menos un año ella se juntaba con las zorritas: Carla, Sofi (o era Luci, tampoco me importa) y demás. Un día llegó con brackets al instituto y dejaron de valorarla tanto, sobre todo la Sofi esa. Luego tuvo novio y eso hizo que la Barbie esa explotara y la marginara. Leo la conoció de pura casualidad en un recreo y desde entonces son grandes amigos. La chica, aunque sigue llevando brackets, desde mi punto de vista sigue siendo muy guapa. Lo que pasa es que la rubita esa es muy envidiosa.

-No. Nada.- contestó mi primo.

Carol me miró con cara de preocupación y para que la diera explicaciones, pero cuando me vio encogerme de hombre y con una mirada de "no tengo ni puñetera idea de lo que le pasa" volvió a mirar a Leo.

Mi Romeo con acnéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora