Vidas distintas

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SOFI

Llevaba unos quince minutos esperando a Sam. Acababa de salir de ensayar nuestro nuevo baile de las animadoras. Yo era la capitana y me había tirado una semana haciendo el puñetero baile. Y luego las cortitas del resto del equipo no les entraba los pasos y eso provocó que no me diera tiempo a cambiarme para mi cita con Sam, mi novio.

Era jugador de jockey, por no decir que era el mejor. A pesar de estar en Miami, en mi instituto había mucha aficción por el deporte. Aunque el equipo de animadoras animaban al equipo de baloncesto. A mi no me gustaban los deportes, los detesto a muerte. Deberían prohibirlo, ser ilegal mover el pandero y menos teniendo unos profesores que lo mueven menos lo que un alumno en una semana. Malditos profesores.

Sam era mi novio desde que empezó el curso, hace dos meses. Era el chico más guapo y más popular del instituto y yo la chica más guapa y popular. Me sacaba un año y este curso era su último año en el instituto y el año que viene pasaría a la universidad.

Hoy era nuestro segundo "mesiversario" y por primera vez yo había llegado antes que él. Odiaba esperar y más en un día así. Aunque ya le había visto en el instituto y hemos estado en el almuerzo juntos, quería un momento a solas con él. Como todos los días se habían tirado todas mis amigas detrás de mi, como si fueran mis guardaespaldas. Era lo que más odiaba de ser tan popular y guapa, nunca sabías si estaban contigo por eso o tenías una verdadera amistad. Yo nunca he sentido eso de una verdadera amistad, era lo peor de mi vida, aunque no me preocupaba.

Por fin apareció Sam y me levanté del césped del parque para saludarlo.

-Hola, princesa.- me dijo con una sonrisa en la cara y me besó.

-Hola. A buenas horas vienes, ¿no?- le contesté con una mirada de desafiante fingida. Y él se rió.

-Hoy no es que haya hecho mucho en el entrenamiento y el entrenador me ha castigado y me he tirado media hora más.- se justificó. Uuyy, que malote pensé.

Me quedé mirando esos ojos verdes tan claros como el césped que estabamos pisando y le sonreí. Sam me gustaba, pero nunca sentí enamoramiento en mi vida. Nada de lo que dicen, como cosquillitas o mariposas en el estómago. Tampoco le daba importancia. ¿Amor? Quien necesita eso si ya lo tienes todo. Y sin olvidar que hay un día para eso. ¡Estamos locos! Maldito día y malditos los que se creen que estan enamorados.

-Sofi, tengo un examen mñana y no me sé nada.- me dijo algo apenado e interrumpiendo las maldiciones de mi cabeza.

No podía ser. Nuestro "mesiversario" y tiene que desaparecer justo cinco minutos despues de haber venido. Pero tenía que entenderlo. El último año no es fácil y es muy duro. Por muy bruja que yo sea, también quiero que tenga futuro mi rubio de ojos verdes.

-Bueno si tienes que estudiar...-empecé a decir- Mañana nos vemos.

-Mañana es viernes. Ya sabes qué significa, ¿no?- claro que lo sabía. Como todos los viernes hacían botellón en un descampado no muy lejos y yo siempre iba aunque no era de beber mucho y de llegara casa borracha.

-Bueno hasta mañana, rubio.- le dije y me dió un beso dulce. Luego se dió me dia vuelta y se fue.

Yo me volví a sentar en el césped y me quedé mirándolo como se iba hasta que desapareció. Más tarde me levanté y me dirigí a mi casa. No estaba muy lejos tan solo a una tres manzanas del parque. No tenía prisa por volver a casa. Aun llevaba las bolsa que utilizo para llevar mis cosas para entrenar y la muy puñetera pesa más que cinco vacas muertas. Ya sé que es exagerado, pero aunque no lo parezca utilizamos muchas cosas las animadoras: ropa de deporte, pompones (ya que los tacaños de secretaria del instituto no nos dan el material suficiente), playeras, uniforme de animadora, maquillaje, pintauñas... Vale puede que lo último no sea tan prescindible para mucha gente, pero para mí no hay cosa más importante que eso.

Mi Romeo con acnéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora