"Te he pillao, bacalao"

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SOFI

¿Qué coño hacían Carla y Sam? Bueno si es que encima los vi con mis propios ojos. Malditos bastardos de Miami. Esto es increíble. No puedo analizar esta situación. Estoy en medio-estado de shock. Alterno la mirada de una verde mujeriega a otra azulada zorrona. Lo peor de todo es que no puedo creermelo. ¡Sam me ha engañado! ¡A MI! Perfecto.

Ya llevaba diez minutos alternando la mirada de uno a otro y ya me estaba mareando de lo rápido que se movían mis ojos. Sam tenía platos en vez de ojos y Carla me miraba con rabia y furia, cosa que no entendí. Tendría que estar yo así. YO no ella. Pedazo de cabeza de chorlito. Y luego dicen que las tontas somos las rubias. Pues en estos momentos tengo delante una castaña con un retraso mental de gran calibre que encima parece sacada de una reserva natural de lo zorra que es. Sí, tengo un millón y medio de más insultos para dedicarle a esta arpía, pero una voz ronca me sacó de las blasfemias que pasaban por mi mente.

-Sofi, no es lo que parece.- ¿Qué las rubias somos las tontas? Yo creo que eso tira más a los del sexo masculino. ¿Quién sería tan imbecil de creerse la mentira más vieja que el mismo Matusalén?

-No, solo que Carla se ha ahogado con el agua del vater -algo que me encantaría hacerla en estos momentos- y tú, como buen socorrita del baño, le estabas haciendo en boca a boca, ¿no?- dije sarcástica- Sam.- le llamé despues de una pequeña pausa que hice.

Él me miró con algo de esperanza en sus ojos a que yo me convirtiera de repente en Blancanieves y le perdonara. Pero el pobre inocente creyó mal y le di un manotazo en todo su lindo rostro, que hasta le dejé marca. Se llevó una mano a la mejilla donde había recibido el "encanto" de Sofía Jones. ¡Já! Pues yo tiro más por la bruja de la manzana. Bajó su mirada al suelo y sin apartar la vista de éste se dirigió a su respectiva clase.

Bien, ahora solo quedamos Carla y yo solas. Cuando Sam desapareció del pasillo, dirigí mi mirada más mortal a la zorra chillona que tenía delante. Para mi sorpresa, ella también tenía esa mirada en mí. No lo entiendo. Debería estar arrodillándose ante mí; suplicándome con lágrimas en los ojos que la perdonara, pero en vez de eso se hacía la diva.

En mi cabeza no había otra cosa que imágenes de las miles de maneras de como matarla. Yo no soy agresiva, pero ella ha sido con la que me ha puesto los cuernos Sam (algo que no se lo perdonaré en la vida hasta que le vea llorar como una nenaza).

-Esto es la guerra, Jones.-se acercó a mí y siguió en un susurro- Y la vas a perder.

Me miró con una mirada maliciosa y no me dio buena espina. ¿Guerra? Pero ésta, ¿de que va? Junté mis cejas con gesto de incompresión pero sabía que en mi mirada se podía apreciar el miedo, que por primera vez, lo exponía a la luz.

Yo ya sabía que siempre me pasaba cinco pueblos con Carla, pero, para ser sinceros, la trataba igual como trato al resto del mundo. Sabía que tarde o temprano explotaría de la envidia que tiene hacia mí. Era inevitable. Popular, guapa, todos los tíos detrás de mí... y ella... pues eso... un mono saltarín con felicidad fingida y con una voz que sería capaz de romper toda una vajilla con solo saludarte.

Con una sonrisa igual de maliciosa que su mirada se dio la vuelta y se marchó a clase. No la quité mi mirada, solo porque sabía que eso la incomoda. Pero ella iba con andares victoriosos, como si fuera YO. Esto es flipante.

Me quedé allí parada con la duda en mi mente. ¿De qué guerra hablaba la chillona ésta? Aun que si comenzaba una guerra conmigo que le quede claro que será el inicio de la Tercera Guerra Mundial. Sé que nadie se le ocurrirá apoyarla, porque saben las consecuencias, o eso creo.

Suspiré y entré en el baño y me acordé de la catástrofe que tenía en mi cara y empecé a limpiarmela. ¿Se habrá fijado Sam en esto? Buah y eso que importa. Ni si quiera me gusta. ¿Por qué puñetas salí con él? ¿Para que me ponga los cuernos y parezca la *vaca que ríe*? Menos mal que hoy es viernes y me pienso emborracharme hasta que me crea que existen unicornios que vomitan enanos multicolor.

Mi Romeo con acnéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora