Olvidemos la tensión.

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~LEO~

Se apreciaba las gotitas de lluvia que chocaban con el cristal. Solo escuchaba el sonido que producían al estrellarse en las ventanas y algún que otro cuchicheo de mi compañero de atrás. Me había cansado de atender al profesor de Matemáticas, ya que la explicación que estaba dando me la sabía de memoria y no me apetecía que me la repitieran otra vez.

La semana anterior había sido muy dura. Mi primo, que rencoroso era su segundo nombre, estaba enfadado conmigo. Aunque este fin de semana parecía un poco más relajado conmigo, podía seguir notando ese rencor en sus ojos.

Vale, es verdad que le mentí, le preocupé durante una semana entera y le oculté una estupidez. Ya sé que debería tener más confianza con él... pero es que somos tan opuestos que es muy difícil mantener una relación más cercana.

Menos mal que tengo a mi castaña de ojos miel, Carol. Ella es mi mejor amiga desde que nos conocimos. Compaginamos más, somos más parecidos. Creo que ella es la chica más dulce que he conocido. Tanta bondad, tanta generosidad y tanta amabilidad es casi imposible que quepa en una misma persona. Es de esas personas que siempre van con una sonrisa puesta en su rostro. Que bonita sonrisa. Como la de Carla.

Carla. Bueno desde el botellón al que me invitó no volví a darla ninguna clase más de apoyo. No sé que la pasó, pero ahora tiene al Sam ese como novio. Ya no me dirige ni la palabra, ni una mirada ni nada. Eso me duele.

Sí, me gusta la chica que pasa. Es guapa, ojos preciosos, pelo suave y una sonrisa que te deja sin habla.

Y encima ahora al parecer le va más como zorra alfa, ya que tuvo sus movidas con la otra que había. No sé que pasó tampoco me importa mucho eso. Total, saberlo o no saberlo no va a cambiar mi vida, ¿no?

-... ahora elijan a una pareja para hacer el trabajo. Lo quiero para el lunes de la semana que viene.- explicó el Sr. ... ¿como se llamaba?

Me quedé en estado de shock, cuando oí eso. Es lo único que escuché de toda a explicación. Mierda. No me he enterado de nada. Derrepente todos mis compañeros de clase se pusieron a cuchichear y preguntando quien quería ir con quien. ¿Y yo con quien me pongo? Muy bien Leo. Te tocará con la comemocos o directamente solo. Buag, prefiero ir solo.

Aún así empecé a girar mi cabeza por todos los ángulos habidos y por haber, en busca de una pareja. Hasta que encontré mi salvación de la comemocos.

Estaba sola adorando su cuaderno como si fuera lo más interesante que había visto en su vida. Su pelo rubio estaba perfectamente peinado en una coleta alta. Y apesar de no ser tan popular llevaba sus mismas ropas de zorra. Miré por su alrededor y me fijé que nadie la estaba haciendo caso.

Bueno si era Sofi, pero que mi trabajo lleve resto de maquillaje que de mocos. Y así como me llamo yo Leo reuní mi valentía, me levanté de mi silla y me dirigí a su lugar.

Ya cuando llegué carraspeé, para que me hiciera caso, pero me entró el pánico. Quise darme la vuelta y volverme a mi sitio, pero ya era tarde. Mierda ahora me miraba con su arrogancia y suficiencia mirada.

-¿Se te ha perdido algo?- me preguntó con su cariñosa amabilidad (notad mi sarcasmo).

A veces me pregunto como una chica tan humilde como Carol se podía juntar con una asquerosa como Sofía.

-Bueno, me preguntaba si quieres que hagamos juntos el trabajo.- contesté con timidez.

Me escaneó con todo el descaro y arrogancia que puede hacer una persona. Al cabo de los pocos segundos consideró contestarme.

-¿Y por qué, supuestamente tú, me agradaría hacer el trabajo contigo?

-Bueno, a lo mejor te agradaría más mi compañía, que la de Melody.

Mi Romeo con acnéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora