Mi Romeo con acné

Perdonando a la nueva Sofi.

~PETER~

-¡Peter Pan! ¿A quien perdiste antes, a Wendy o a Campanilla?-me gritaban

Así era mi día a día. La gente se metía conmigo. Peter la anguila, Peter Pan... eran sus motes y (o lo que era para mí) insultos que me decía la gente. Nunca fui destacable, ni nada por el estilo. Lo que si era flaco, y al ser alto, se notaba más. Vale, sé que no era perfecto, pero, ¿era necesario ser así conmigo?

Siempre fue mi vida cotidiana. Siempre fue así, desde que era pequeño. Todo empezó en el colegio. No tenía consuelo, compañia, ni amistades. Era como un lobo pelirrojo solitario. Era "la cosa" que utilizaban para entretenerse cuando se aburrían.

Debe de ser que los dioses, ya sabeis Buda, Alá, Dios y todos esos, se aburrieron de verme así y dejaron caer a mi ángel caido. Con su flequillo negro cubriendole la frente, sus ojos verdes y su presiosa sonrisa, que por aquel entonces estaba recubierta por brackets.

Tenías que imaginar mi cara cuando un día la maniática por el color, la pintura y la estética, salió a defenderme de Robert Hanks, uno de los amigos de Sam Mackencie. De esa boquita salió de todo, pero nada de color rosa. Y eso que tan solo tenía nueve años. Se puso como una furia, sin ni si quiera conocernos. Robert se cagó en los pantalones de inmediato, cosa que mejoró más mi ánimo.

Todavía sigo sonriendo por aquel recuerdo. Ya había pasado casi diez años (en realidad, ocho, pero aun así no faltaría para los diez) desde eso. Ya desde el primer momento de conocerla me hizo sonreir. Por así decirlo, siempre la tenía en mi clase, desde la guardería, pero nunca hubo mucha comunicación.

La verdad es que tan solo eramos niños, pero siempre supe que ella era especial. Desde ese momento hemos sido amigos. Se convirtió en mi única amiga y yo, en su único amigo. No nos hacía falta nadie más, hasta que llegamos al instituto. Allí conocimos a Mati, Max y Tom. Luego un poco más tarde se nos sumó Leo. Pasaron los años y Iván se apuntó también al grupo. Y por último nuestra inocente y buena amiga Carol.

Así formamos nuestro grupo.

Y desde que Carol se incorporó al grupo, mi vida cambió. Creo que fueron por las primeras hormonas y eso, pero empecé a ver a Emma desde otro punto de vista. Se me hacía las tardes más largas sin ella, siempre intentaba hacerla sonreir cuando todo le iba mal, me empezó a gustar más su mirada soñadora y sobretodo su bipolaridad mental. Caí en esa asquerosidad a lo que llaman amor. Yo en ese tiempo, no me interesaba eso. Salí con un par de chicas para olvidarme de esa estupidez, pero no sé por qué mi objetivo cambió a ponerla celosa, cosa que no logré.

Estaba frustrado y empecé a colarme en los botellones de los populares. Lo irónico es que luego alfinal es ella la que siempre me va a buscar cuando llevo algunos tragos de más.

Pero lo que pasó el otro día fue el colmo de mi colmo. Estuve casi de volver a hacerlo. Casi la vuelvo a besar. Esos labios que parecen tan suaves... Casi nos volvemos a besar, menos mal que le dio a mi madre por interrumpirnos, no soportaría la vergüenza de haber sido rechazado por ella.

Cuando ella se fue, yo salí como alma que lleva al diablo a la casa de Iván. Tenía dudas de haber caido en el amor. Cosa que no creo. Sí, el amor desde mi punto de vista es tan solo una trampa que nos pone la vida cuando quiere un poco de desgracia y acción. El amor no es dulce, ni alegre, es tan amargo como un limón y tan desagradable como el dolor de cabeza, porque eso es lo que te produce. Muchos, pero muchos dolores de cabeza.

Pero cuando vi a Iván, con Sofi y su madre en la puerta flipé. ¿Estos dos no estaban enfadados?, pensé. Y como si fuera poco apareció Emma, en lo cual flipé aún más. Aunque tengo que reconocer que me hizo bastante gracia la advertencia de asesinato de la señora Peterson, con su próxima víctima Leo. Teníais que haber visto la cara de Iván y de la rubia. Era para mearse.