Capítulo 7

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Nunca había creído que pudiera existir un chico al que detestara más que a Cedric (o tal vez Hermione Granger), pero eso era antes de haber conocido a Draco Malfoy. Sin embargo, nosotros los de primer año de Gryffindor sólo compartíamos con los de Slytherin la clase de Pociones, así que no tenía que encontrarme mucho con él. O, al menos, así era hasta que apareció una noticia en la sala común de Gryffindor; que nos hizo protestar a todos. Las lecciones de vuelo comenzarían el jueves... y Gryffindor y Slytherin aprenderían juntos. Sé volar pero igual tengo que ir a clases.

-Perfecto -dijo en tono sombrío Harry-. Justo lo que siempre he deseado. Hacer el ridículo sobre una escoba delante de Malfoy. Deseaba aprender a volar más que ninguna otra cosa.

-No sabes aún si vas a hacer el ridículo-le dije- Además, es muy fácil volar, ya verás.

Neville no había tenido una escoba en toda su vida, porque su abuela no se lo permitía. Pensé que ella había actuado correctamente, dado que Neville se pasaba teniendo accidentes, incluso con los dos pies en tierra.
Hermione Granger estaba casi tan nerviosa como Neville con el tema del vuelo. Eso era algo que no se podía aprender de memoria en los libros, aunque lo había intentado. En el desayuno del jueves, nos aburrió a todos con estúpidas notas sobre el vuelo que había encontrado en un libro de la biblioteca que yo ya me he leído, llamado Quidditch a través de los tiempos. Neville estaba pendiente de cada palabra, desesperado, pero todos los demás nos alegramos mucho cuando la lectura de Hermione fue interrumpida por la llegada del correo.

No había recibido una sola carta desde la nota de Hagrid. Un lechuzón entregó a Neville un paquetito de parte de su abuela. Lo abrió excitado y nos enseñó una bola de cristal, del tamaño de una gran canica, que parecía llena de humo blanco.

-¡Es una Recordadora!-explicó-. La abuela sabe que olvido cosas y esto te dice si hay algo que te has olvidado de hacer. Miren, uno la sujeta así, con fuerza, y si se vuelve roja... oh... -se puso pálido, porque la Recordadora súbitamente se tiñó de un brillo escarlata-... es que has olvidado algo...

Neville estaba tratando de recordar qué era lo que había olvidado, cuando Draco Malfoy que pasaba al lado de la mesa de Gryffindor; le quitó la Recordadora de las manos.
Harry y Ron saltaron de sus asientos para pelearse con Malfoy, pero yo les advertí que la profesora McGonagall venía hacia donde estábamos.

-¿Qué sucede?

-Malfoy me ha quitado mi Recordadora, profesora.

Con aire ceñudo, Malfoy dejó rápidamente la Recordadora sobre la mesa.

-Sólo la miraba-dijo, y se alejó, seguido por Crabbe y Goyle.

***

Aquella tarde, a las tres y media, Harry, Ron, yo y los otros Gryffindors bajamos corriendo los escalones delanteros, hacia el parque, para asistir a nuestra primera clase de vuelo. Era un día claro y ventoso.

Los Slytherins ya estaban allí, y también las escobas, cuidadosamente alineadas en el suelo.

Entonces llegó la profesora, la señora Hooch.

-Bueno ¿qué están esperando?-bramó-. Cada uno al lado de una escoba. Vamos, rápido. Bien, extiendan la mano derecha sobre la escoba y digan «arriba».

-¡ARRIBA! -gritamos todos.

Mi escoba saltó de inmediato en mis manos y me di cuenta que a Harry también le funcionó, me puse feliz por ello. Fuimos unos de los pocos que lo consiguió. La de Hermione Granger no hizo más que rodar por el suelo (cosa que me reí) y la de Neville no se movió en absoluto.

Luego, la señora Hooch nos enseñó cómo montarnos en la escoba y recorrió la fila, corrigiéndonos la forma de sujetarla. Harry, Ron y yo nos alegramos muchísimo cuando la profesora dijo a Malfoy que lo había estado haciendo mal durante todos esos años.

Alanna Diggory, comienza la magia [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora