Red Room; La Máscara de Rubí (BORRADOR)

Capítulo 5 "Hermosas mentiras, buenas venganzas"

Los gemidos provenientes del cuarto de Villareal eran cada vez más y más fuertes, tanto así que sentía que estaban al lado de mi siendo que nuestros cuartos estaban muy alejados, era Gala, que sonaba como perra en celo, Vil no suele gemir, Gala quería fastidiarme la noche y lo logró. En mi mente me enojaba tanto que lloré, tan tonta y creída a la vez, cómo no lo llegué a pensar, cada mentira, cada susurro a mi oído y cada te quiero que me dijo eran mentira, ya no podía confiar en ella, claro que no. Como pude logré dormir, logré despertar hasta el día siguiente en la tarde, y estaban todos, Serp, Nina, Gala, Vil y yo. Sus pláticas me aburren un poco a lo que logro escuchar, yo sigo en mi cuarto con una depresión que no pienso mostrar. Villareal no ha hablado conmigo desde anoche, es una idiota, y yo me quiero ir ya.
Alguien toca la puerta de mi cuarto, al abrir veo que es Nina.

-¿Puedo pasar?
-Claro entra...
-Quería hablar contigo Monica.
-Dime.
-Gala y yo somos muy diferentes, lo que hizo anoche estuvo mal, y te pido una disculpa, en este mundo es difícil encontrar a alguien en quien se pueda confiar, y yo te ofrezco mi amistad, lo que necesites, mi apoyo será tuyo.
-Te lo agradezco Nina, pero eso se gana con el tiempo.
-Tienes razón, sabes, Vil no merece tus lágrimas, no soy quién para decírtelo, sólo lo sé.
-Sácame de una duda.
-Claro.
-¿Para qué sirve esa máscara de Rubíes?...
-Bueno, dicen que tiene poderes mágicos, una vez que te la pones dicen que puedes enamorar a la persona que imagines o que tengas enfrente, y te da mil ideas de cómo tener un buen sexo y tu hambre por lo mismo crece demasiado, además de otras cosas. Son rubíes viejos.
-Entiendo.
-Habrá una fiesta en París la semana entrante, cuando acabes en Venecia, llámame.
-Claro.

Salió de mi cuarto y yo empecé a quitarme la ropa y ponerme la mía, la que traía el día en el que Villareal me secuestró. Tomé mi bolso también, estaba lista para irme, sólo Serp me haría el tatuaje y me iría.
Salí a la gran sala y los vi a todos comiendo, una gran parrillada en la terraza, salí a saludar.

-Vaya vaya la bella durmiente despertó.
-Gala, por favor. -Nina intentaba calmar su comportamiento hostil.-
-Cariño, tenemos que hacer tu tatuaje. Ya tengo el boleto para Venecia, vamos.

La cara de Vil era tristeza pura, no podía sostenerme la mirada. Ni yo a ella.

Me recosté en el sillón quitándome la chaqueta mi playera y el brasiere, lo quería entre mis senos.

-¿Segura que lo quieres ahí?
-Hazlo Serp.
-Bueno, pero te advierto que dolerá.
-No más que las mentiras de tu prima.

Era un ángel con los brazos abiertos, el mismo que tenía Villareal en la muñeca, sentía el ardor y las agujas penetrando mi piel con tinta, dolió tanto que lagrimas salían sin que yo quisiera. Una hora y ya estaba listo, mis seños estaban rojos, me despedí de Serp, Nina y la maldita de Gala, Villareal me acompañó a la puerta.

-Yo...
-Cállate no me digas nada, no necesito más palabras tuyas.
-Yo te amo Monica.
-Dices mentiras tan hermosas, tan hermosas que llegué a sentir amor por ti.
-Zaragoza...
-Cállate, me voy, y espero nunca volver a verte Villareal.
-Lo siento.

Sus ojos se llenaron de agua, brillaban, me miró de una manera tan profunda, de una manera única, no quería verla sentía que al irme le dejaba todo de mi.

-Adiós Vil. -Tomé su cara y la besé por última vez, eso creí.

Salí de la casa y caminé kilómetros hasta llegar a San Pedro, todo el camino culpándome, todo el camino pensando en ella.