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El éxito del fracaso

—Buen día, señor Woods –exclamó Tiara cuando me acerqué a su escritorio.

—Igualmente para ti –respondí con una sonrisa– Tiara, necesito las estadísticas de las últimas ventas del mes. ¿Podrías facilitármelas?

Asintió reiteradas veces.

—Espere aquí unos diez minutos y las tendrá listas.

Tomé asiento en una de las sillas de espera, junto a muchos otros clientes.

¿Quién pensaría que mi empresa lograría ser tan famosa? Nunca imaginé que tuviera tanto éxito. Pero lo conseguí.

Sí pude conseguirlo, padres.

Ambos... murieron. Ambos me dejaron en un accidente de tránsito hace cuatro años.

Nunca pude despedirme adecuadamente de ellos. Realmente aprendí que nunca sabes cuando será la última vez que verás a alguien.

—Señor Woods –me llamó Tiara, por lo que me acerqué a su escritorio nuevamente– Tome las estadísticas –dijo entregándome varias hojas.

—Muchas gracias, Tiara.

—Y señor Woods –comenzó diciendo en un tono más bajo– Aquella rubia lleva mucho tiempo observándolo...

La curiosidad hizo que volteara a ver de quién me hablaba mi empleada. Efectivamente, una rubia de ojos azules muy atractiva. Sus labios estaban pintados por un rojo pasión que llama mucho la atención. El escote que dejaba ver lo grande de sus senos no pasaba desapercibido, y el ceñido vestido que llevaba de color azul marino hacía ver el gran cuerpo que tenía. Gran trasero, hermosas piernas y delgada.

Y sí, esa belleza se está fijando en mí.

Lamentablemente, soy gay. Y no estoy soltero.

—Sabes que está Mason, Tiara –le recordé sonriendo.

—¡Pero mire a esa chica, es preciosa!

—Lo sé, no lo niego. Pero... tengo otras preferencias y lo sabes –dije dedicándole un guiño para irme.

Escuché un bufido por parte de Tiara y eso hizo que riera.

Mason es mi actual novio. Es dos años mayor que yo y lo conocí en un club. No es una gran historia de amor que valga ser contada. Somos dos chicos que por azares del destino coincidieron en un mismo establecimiento, terminando enamorados uno del otro. Bueno... uno del otro no. No amo a Mason, solo... lo quiero. Sí, eso es. Y es suficiente como para tener un noviazgo.

Seguí caminando hasta llegar a mi oficina, me senté en la gigante silla giratoria ubicada tras el escritorio suspirando.

Estadísticas, informes... todo es un estrés. No todos en esta empresa son competentes.

El teléfono comenzó a sonar.

—Oficina de Travis Woods.

—Señor, la reunión con la señora Gigi fue pospuesta. Se pautó para dentro de tres días –avisó Kylie.

—Muy bien, gracias.

Sigo esperandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora