Duradero

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El único amor eterno para Julian. Ella nunca iba a dejar de mirarlo así. Sus labios servirían solo para ser besados, sus curvas para ser acariciadas. Y sus manos, tan reales como era necesario. ¿Qué importaba si el interior de aquella muñeca era tan vacío como el de su alma? Ella nunca iba a abandonarlo. El material de su piel tardaría siglos en descomponerse, su rostro sería terso todavía cuando él descansara bajo tierra y sus huesos ya fuesen polvo. Era perfecta. El único amor duradero. La mujer ideal para un hombre superficial como él. El corazón de Julian también podría haber sido de plástico. Probablemente lo fuese.  


Minicuento para el reto de escrituranarrativa.org: una historia a partir de una imagen.

El fantasma en mi tintero - Pequeñas historiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora