No juzgues a un libro por su portada

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Finalmente tomó asiento y preguntó qué materia nos iba a impartir.

¡Que ridículo! ¡Ni siquiera sabía a qué venía!, pensé. Todos, al mismo tiempo, sacamos nuestro horario de clases y dijimos al unísono: ¡Introducción al Derecho!

- Muy bien. ¿Alguien tiene idea de qué se va a tratar en esta clase? ¿Alguien intuye de qué va la asignatura?

Algunos, que querían impresionar al nuevo profesor, levantaron la mano. Él señaló a uno de ellos, quien de inmediato dijo que trataría del estudio de las leyes.

- Muy bien. ¿Alguien sabe para qué sirven las leyes?

La pregunta provocó varias respuestas. Para tener una sociedad organizada. No es exacto, dijo el profesor. Para que todos estemos obligados a cumplirlas. No. Para saber quiénes son los criminales. No... Y así, uno por uno... hasta que alguien dijo la palabra mágica que el profesor buscaba... Para que haya justicia.

-¡Ajá! Justicia. ¿Qué es la justicia?

La justicia es no permitir que se violen los derechos de los demás. Bien, ¿qué más?... La justicia sirve para regular las conductas de las personas. Bien, ¿qué más?... La justicia es buscar que cada persona obtenga lo que se merece.

- Bien, muchachos. Bien. Ahora díganme... ¿Ustedes creen que hice bien en expulsar a su compañero del aula? ¿Fue un comportamiento justo?

Silencio. Miradas de unos a otros.

- ¿Hice bien? ¿Sí o no?

- ¡Nooo!, gritamos convencidos y a la vez indignados.

- ¿Cometí una injusticia?

- ¡Sííí!, dijimos al unísono

- Y ¿por qué nadie dijo nada? ¿De qué sirven las leyes, las normas y los reglamentos si no tenemos el valor de aplicarlos? Todos estamos obligados a levantar la voz cuando vemos una injusticia. Ustedes y yo. ¡Nunca se queden callados!

Tras una breve pausa añadió:

- Que alguien vaya a buscar a Luis.

Silencio. Todos nos mirábamos con sonrisas idiotas. Alguien salió a buscar a Luis.

Esa mañana me enamoré de mi profesor de Introducción al Derecho".

Esa es una lección que interpela. Esa es una lección que probablemente no se les olvide nunca. Ni a Luis ni a sus compañeros de clase. Si esa mañana el profesor hubiera repartido su programa de la asignatura y formulado, para su inevitable copia, unas definiciones teóricas tomadas de cualquier manual o de su propia cosecha, es probable que los estudiantes hubieran salido de la clase con las ideas claras sobre la epistemología de la asignatura, pero no se hubiese movido un ápice el compromiso de sus vidas con la mejora de la sociedad.

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Se que algunos de ustedes se identifican con esto :3

No calles la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora