Capítulo X

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Riley
Salí corriendo a coger las cartas, como cada primer martes de cada mes, recibí la carta de Rick.

"Se que es sólo cuestión de unas horas que me veas, pero para mi aún son unos días. Es la mejor noticia que pudiste darme, ¡vuelves a casa! Y tengo preparada una sorpresa para ti... Se que te encantará.
Te quiero, Rick
PD: me muero de ganas de besarte"

Rick había estado mandándome una carta al mes, desde que me fui, hacia 7 meses, porque si, ya estábamos en mayo, y si, justo ese día volvería con Rick. Moría de ganas de verle, y no sólo a él, también a Hunter y Amy. Odiaba estar en Nueva York, tan lejos de ellos, y teniendo que aguantar a mi madre... Lo positivo es que me iría ya de aquí, tenía la maleta lista, sólo debía subirme al avión.
Aproveché que mi madre no estaba para irme, así no tendría que despedirme de ella. Fui al aeropuerto y cogí el maldito avión, y en cuanto llegué a Chicago, cogí el tren. Llegué a la estación, estaba vacía, salvo por un chico de ojos azules con un gran ramo de rosas, corrí hacia él con la intención de abrazarlo, pero lo que yo no esperaba es que me diera un beso, y no un beso cualquiera, el beso que daría una persona sinceramente enamorada. Rick me había dicho en prácticamente todas sus cartas lo mucho que me quería y me echaba de menos, pero nunca me hablaba de lo que había pasado, es decir, no tenía ni idea de nada. Quizá habían sucedido millones de cosas, y yo no era consciente o quizá desde que yo me fui, nada había cambiado. Fuimos hasta la casa de Rick, y sus padres me dieron una gran bienvenida. Subí a la habitación y me llevé una sorpresa cuando vi que mi zona tenía las paredes pintadas de rosa.

-¿Esta es tu sorpresa? -dije yo- tengo una idea mejor, dejame un momento que me cambie.

Me puse una camiseta de tirantes blanca y unos shorts blancos. Eran viejos, así que me daban igual, abrí la puerta y el chico al verme de blanco se vistió también así. Fui al garaje y cogí pintura de color azul oscuro, me fijé en que había una lata de pintura blanca y en ella ponía que brillaba en la oscuridad, una idea cruzó mi mente. Subí la pintura azul, Rick me ayudó a cubrir los muebles para no mancharlos y destapé la pintura.

-Riley, ¿Con que pretendes pintar? -preguntó el chico riéndose.

Volví a bajar al garaje y cogí dos brochas. Quizá tardaríamos mucho, pero eran lo más grande que habia para pintar. Subí de nuevo y le lancé una brocha a Rick, y comenzamos a pintar la pared.

-¿Cual es la razón de pintar el cuarto en azul? -preguntó Rick- si ya es azul, más claro, pero no deja de ser azul.

-¿Quién dice que pretendo pintarlo en azul? -dije yo creando misterio- no he hecho más que empezar.

Continuamos pintando, ya casi habiamos cubierto todo el cuarto de azul.

-¿Y que es lo siguiente que quieres hacer? -preguntó esta vez el chico.

-Si te lo dijera no tendria gracia, debe ser una sorpresa.

Cuando ya estaba todo pintado, bajé al garaje otra vez y cogí la pintura blanca y dos pinceles. Subí a la habitación de Rick y le di un pincel.

-Haz puntitos en la pared con esta pintura, algunos pueden ser más grandes que otros -le dije sonriendo, ya que él ni se había molestado en leer lo que ponía en la lata, así que, probablemente ests noche se llevaría una sorpresa.

-Riley -dijo el chico mientras pintábamos los puntitos.

-Dime.

-He roto con Sam.

Me giré para mirarlo, en parte con ilusión, pero en parte con decepción. Llevaban mucho tiempo saliendo y... Sam no se merecía que le hiciese eso, aunque por otro lado... Sam era la clase de chica que se merecía que le pasasen cosas malas, pero yo no era quien para ser la razón de esas cosas.

-¿Por qué...? -pregunté con la vista clavada en el suelo.

-Ya no sentía lo mismo por ella, y no podía hacerla sufrir más.

-Pero... No es justo, llevabais juntos mucho tiempo... ¿Que ha cambiado?

-Llegaste tu -dijo el chico finalizando la conversación.

Terminamos de pintar y Rick fue a ducharse. Pero su móvil sonó, así que lo cogí y vi que había un mensaje de Caleb:

"¿Cuando me vas a conseguir su número? Quiero pedirle una cita a Hunter esta semana"

Rick salió del baño llevando sólo una toalla, solté el móvil rápidamente antes de que me viese.

-¿Ha sonado mi móvil? -dijo el chico, a lo que yo asentí. El chico leyó el mensaje de Caleb y me miró- ¿me darías el número de Hunter?

-Claro, te lo paso -dije enviándole el contacto.

-Gracias -dijo el chico antes de volver a la ducha.

Me tiré sobre la cama hasta que esta vez mi móvil empezó a sonar.

-Riley, estoy en la puerta, abreme -dijo la voz antes de colgar.

Abrí la puerta de entrada y Hunter se abalanzó sobre mi dándome un enorme abrazo. Hacía tanto tiempo que no le veía que había olvidado lo cariñoso que era.

-¿Qué tal te ha ido en Nueva York? -preguntó el chico.

-La verdad, bastante mal...

-Bueno, la parte positiva es que ya estás aquí de nuevo -dijo el chico con su típica sonrisa- no te lo vas a creer, mientras venía me ha llamado Caleb, quiere quedar mañana conmigo para ir al cine al aire libre.

-Eso es fantástico -dije yo fingiendo sorpresa.

-Si -respondió Hunter con una sonrisa aún más grande de lo habitual- quizá si todo va bien me pide que vaya al baile con él.

-¿Baile? -dije yo confusa- ¿Que baile?

-¿Rick no te lo ha dicho? -negué- en unos días se celebrará el baile de primavera.

La Chica De La Cama De Al LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora