Capítulo 1

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Más allá de la frontera. Parte 1

Lindsay

El chirrido de la puerta al abrirse, seguido del pequeño pero molesto golpeteo de los zapatos altos de Marina, son lo primero que escucho cada mañana. Y podría apostar que esta frente a mi cama, cruzada de brazos y con la frente ligeramente elevada. Con mi brazo izquierdo tapó mi rostro, pero por parte de nuestra rutina habitual, comenzará con su sermón y dando hincapié a lo mal hija que soy, por supuesto la ignoraré educadamente, y aunque quiere mandarme al demonio junto con mi actitud, conserva muy bien la calma, claro, si quiere llegar algún día a ser la esposa de mi hermano. El requisito siempre es: cuidar a la pequeña hermana de Milak.

— ¿En serio Lindsay? — Golpea el suelo con su dichoso zapato alto, tan predecible como siempre, puedo apostar todo lo que tengo, que no es mucho, a que esta cruzada de brazos, mordiendo su labio inferior y el maldito brinco que hace su ojo izquierdo cuando esta furiosa, podría simplemente ahorrar todo este alboroto si me levantará temprano, sí estuviera ya lista usándo el estúpido uniforme que porta mi unidad de mujeres preparadas para un futuro matrimonio. Pero diablos, incluso aunque sé que mis opciones no cambian mi panorama, quiero ser rebelde y si mi único acto fuera de las normas que me hace sentir valiente, es levantarme tarde. Lo haré.

— Levantate. Ahora. — dice con todo su esplendor, arroja mi ropa sobre la silla junto al pequeño escritorio. — En verdad, no entiendo que pudo ver Isaiah en ti, nada en ti es bueno, coordinado o decente. Eres un asco. —Sus palabras hace mucho dejaron de causar el efecto que ella quiere, podría responder con el simple hecho de que por suerte mía, poseo un buen apellido, y una posición dentro de la cúpula, bastante favorecedora, podría. Pero no lo hago porque soy una cobarde y porque tiene razón. Y lo más triste e irónico es que si mi número de certificación aquí, no tuviera la palabra "Blaire", nunca hubiera entrado en la lista de candidatas para Isaiah. Así que mi habitual respuesta es moverme fuera de la calidez de mis sábanas, bostezo tan fuerte como quiero y listo. Que comience la rutina mañanera del dolor. —Bueno tal vez el día que puedas responder a algo que te digo, sería más fácil para ambas, ¿sabes?. —Eso sería una completa y absurda mentira, si sé algo, además de los sucios secretos de Marina y su séquito de clones con demasiado peróxido en la cabeza, es que la crueldad y maldad son tan parte de ella como las células en su cuerpo. Nunca nos llevaremos bien, lo tengo tan claro como la vez que cruzamos miradas. Me amenazó prácticamente después de ridiculizarme frente a todos en el comedor, diciendo que mantuviera mis ojos y mis manos fuera de Milak, por idiotez mía, entre abrazada de él, y como a simple vista, no tenemos nada parecido, pensó que yo quería algo más en su terreno de terror. Días después, supo que yo era la pequeña hermana, que debía cuidar y proteger, así que como futura esposa de mi amado hermano, su obligación es hacer de mi desastre de persona, una mujer lista para mi próximo compromiso dentro de unos días. La simple idea le encantó a niveles extraordinarios.

Hago todo al pie de la letra, no reniego, incluso deje de pensar por mi propia cuenta hace bastantes años, me funcionó, sobreviví y ahora estoy dispuesta a unir mi vida a un hombre que por muy buen aspecto físico que tenga, me aterra pensar que sólo es cuestión de tiempo para que tenga sus asquerosas manos sobre mí. Pero no hay nada que pueda hacer o decir, porque no importa, no le interesa a mi padre cuán asustada estoy, sólo tengo que cumplir con mi única tarea en la vida. Ser esposa de Isaiah Manchester.

—¿Podrías ser más rápida?, tu padre esta aquí, y sí no lo has notado, quiero formar parte del desayuno junto a Milak. —Mi hermano esta aquí, él esta aquí. Repito eso en mi cabeza tantas veces mientras me visto, busco debajo de la cama mis zapatos de piso, que aunque no entran en la categoría de pasable en el estándar de Marina, no me importa, son lo único que tengo que era de mí madre, y su código de vestimenta me importa un bledo. Levantó el edredón, pero no hay nada. —Ni lo pienses. —Dice mientras arroja un par de zapatillas altas, con más tiras que harán que la circulación de cualquiera sea pésima. —Hoy usarás estos.

The Demon Of War#Hottie'sAwards2017 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora