Capítulo 3: En la oscuridad
Lindsay
Mi mundo gira, sin ningún ateísmo de claridad, después de todo el tiempo de reprimir mis deseos y ansiedad por estar fuera de la prisión humana, ahora me siento retorcidamente libre. Intento mover mis manos sobre la superficie. No es casa. Me repito, tantas veces como mis dedos indagan por la aspereza de las sábanas. Puedo hacerlo, al fin estoy aquí, ¿cierto? Abro mis ojos, al principio me cuesta bastante acostumbrarme a la luz y aún más con el maldito dolor punzante que atraviesa mis cienes. No puedo creerlo, es como si siempre estuviera conciente del peligro que me provocaría el estar fuera del radar de seguridad, pero por un torpe capricho he llegado a esto. Isaiah daño más que mi cuerpo. Paso mis dedos por las marcas en mi muñeca, él hizo esto y hubiera hecho más sino me hubieran rescatado. Hubieran, estúpida palabra con la única ventaja de un acto bueno o malo, de los mismos actos estúpidos que pretendía huir toda mi vida.
Levantó mi vista, en el fondo un par de ojos oscuros me observan con determinación, cada fibra de mi ser me dicen que intente alejarme, porque aunque él me halla rescatado, no quiere decir que estoy a salvo.
Se inclina hacia enfrente de su silla, saca un par de cuchillas de su bota izquierda. Sonríe con malicia, ésta conciente de que sigo cada uno de sus movimientos. Comienza a afilar la cuchilla más larga, el sonido que produce el roce, me llena aún más de miedo. Trago despacio, no puede saber que estoy al borde de un ataque de pánico. Levantó mi barbilla, demostrando la poca dignidad que conservo. Sus fríos ojos siguen mirándome, como si pudiera escuchar lo que pienso y cuando creo que por fin he dejado de ser su centro de atención, dice.
-No entiendo que pudo ver en ti. -Pasa su vista tan descarada como lo ha sido desde que note su presencia. - O tal vez sí. -Suelta sus cuchillas sobre la mesa que hay a su lado, se levanta y con sutiles pasos camina hacia mí. Mi respiración se vuelve irregular y por un momento pienso que mi corazón se saldrá de mi pecho. Cierro los ojos, esperando que haga algo, que me toque pero no pasa nada.
-Déjala en paz Greg. -Dice una voz áspera pero con cierto aire de seducción. Escuchó sus pasos en la habitación. -La estás asustando.
-Yo no he hecho nada, tan sólo me pasaba por aquí, y confieso que tenía demasiada curiosidad por saber, por qué el honorable West, ha roto las reglas.
West... ese es su nombre, mi cuerpo hormiguea al escuchar su voz, es como si estuviera listo para recibirlo, como si ya nos hubiéramos conocido.
-Bueno, es algo curioso, ya que él único que estaba conmigo se encuentra lesionado por interponerse en mi camino, pero supongo que eso no le impidió a Timothy decírtelo. ¿Verdad? Puedes irte ahora Greg. -Dice con tono molesto. - A menos que también busques algo más, estaría encantado de mostrarte la salida por mi mismo.
-Relájate. No es como si la hubiera roto más de lo que ya está. Además, cuando abrió los ojos, por lo menos tuvo algo agradable por ver y no sólo una habitación vacía, porque su honorable héroe estaba demasiado ocupado dando explicaciones como el perro faldero que es. -El tono de burla en el que escupe cada palabra, me provoca vértigo. Quisiera decirle que preferiría mil veces despertar sin nadie a mi alrededor que haber tenido que pasar por el momento más incómodo y repugnante por el que lo hice. Levantó mi vista, West esta enfrente de Greg, con la mandíbula tensa, sus brazos están a cada lado de él, a punto de golpear supongo.
-Largo Greg. -Gruñe West. -Ahora.
Greg levanta ambas manos en señal de derrota. -Bien hombre, no quiero pelear y mucho menos tenerlo encima mío por golpearte. -Pasa chocando su hombro y antes de llegar a la puerta gira sobre sus talones, dándome nada última mirada. -Nos veremos pronto, dulzura. -Sonríe con suficiencia, porque provocó lo que quería. Miedo.
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The Demon Of War#Hottie'sAwards2017
General FictionLa Cúpula oculta más que sólo personas dentro del enorme caparazón. La guerra termino con la esperanza, pero no todos han decidido renunciar. Lindsay Blaire Daemon Hale West Rowland Dos mundos completamente diferentes, un sólo camino por recorrer...