Práctica de tiro

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Mabel casi no durmió en toda la noche, se la pasó pensando en su hermano, "¿por qué tu, Dipper?", esas palabras se repetían en su cabeza. No podía entender como su hermano, podía cometer los peores crímenes en la historia del pueblo, era imposible, "solo una pieza más", pensaba Mabel mientras se levantaba de su cama, "estoy tan cerca...tan solo una pieza...con una pieza, resolveré el rompecabezas" aseguraba Mabel en su cabeza.

La chica bajó a tomar el desayuno. Su rutina era siempre la misma. 

Cuando Mabel terminó de tomar el desayuno, el teléfono sonó. La pelicafé corrió hasta el teléfono y allí contestó.

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-¡Hola Wendy!- saludó Mabel.

-¡Hola amiga!-

-¿Nos encontramos en el hotel?- preguntó Mabel.

-Esta vez, no- 

-¿No? entonces...¿a dónde nos encontramos?- preguntó desconcertada Mabel.

-Espera en la puerta de la casa de tu tíos- le contestó Wendy.

-...¿Está bien?...- más que una afirmación parecía una pregunta.

-Y...no traigas el Diario-

-Como digas-

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Wendy cortó la llamada. Mabel dejó el auricular en su respectivo lugar. Luego subió a su habitación, se arregló el cabello, bajó las escaleras y salió afuera. 

Mabel se quedó esperando un rato en la puerta de su casa. Cuando habían pasado diez minutos, un auto se estacionó frente a ella. Wendy se bajó del coche y se acercó a Mabel.

-¡Hola Mabel!- saludó Wendy.

-¡Hola amiga!- dijo la pelicafé.

-¡Ven!- dijo la pelirroja -¡sube!-.

-Oh, está bien- dijo Mabel.

La chica de pelo marrón se subió al auto junto a Soos y Wendy.

-¿A dónde vamos?- preguntó Mabel.

-Ya verás, Mabs- dijo Soos.

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Las horas parecían ser eternas dentro del auto. El pueblo ya había quedado muy atrás, tan solo podía verse kilómetros y kilómetros de descampado. 

-¿Cuando llegamos?- preguntó Mabel por décima vez.

-Solo espera...¿si?...ya verás...- le decía Wendy.

-Lo único que puedo ver ahora son kilómetros y kilómetros de descampado- dijo desanimada Mabel mientras miraba por la ventana.

-Ya falta poco Mabel, deja de quejarte- le dijo Soos.

-Está bien...- contestó la pelicafé.


[quince minutos más tarde]


-Y....¡llegamos!...-dijo alegre Soos.

-¡Que bien!- dijo Mabel. Al mirar por la ventana, y ver que Soos había parado frente a un campo, la confusión invadió a Mabel -emm Soos...-

-¿Qué pasa?- dijo Soos volteándose.

-Esto...es un campo...-dijo Mabel.

-Si no me decías no me daba cuenta- dijo Soos sarcásticamente.

-¡Vamos!- dijo Wendy desde afuera -¡Bajen!-.

Soos y Mabel bajaron del auto. 

A lo lejos, la pelicafé logró divisar un par de fardos de heno, sobre ellos, unas diez latas, una al lado de la otra. Antes de que Mabel pudiera preguntar la razón por la cual estaban allí, Wendy comenzó a hablar.

-Bueno Mabel, te preguntarás porqué estamos aquí- le dijo Wendy.

-Eso es exactamente lo que te iba a preguntar- le contestó Mabel.

-Muy bien...- dijo Wendy. Hizo una pausa y continuó -como sabrás...las cosas se están poniendo feas en el pueblo...-

-Es verdad...- le dijo Mabel.

-Si...con todos esos asesinatos...y bueno...Soos y yo, tenemos miedo que quieran hacerte algo, y tu no sepas defenderte...entonces...hoy te enseñaremos a usar una pistola...- le dijo Wendy.

-¿Qué?- preguntó Mabel.

-Como lo oíste...hoy aprenderás a usar una pistola- contestó Wendy.

-Pero...para disparar hay que tener nervios de acero...y yo...no podría...- dijo un poco alterada la pelicafé.

-Si, es verdad, hay que tener nervios de acero, pero lo hacemos para que sepamos, que donde estés, podrás defenderte...-

-Si lo dices así...- le contestó Mabel.

Wendy le entregó a Mabel una pequeña pistola. Luego comenzó a caminar hacia donde estaban los fardos de heno, la pelicafé la siguió con su arma en la mano.

Cuando llegaron a los fardos de heno, Wendy comenzó a hablarle a Mabel.

-Muy bien...¿ves esas latas?- le preguntó la pelirroja a su amiga, mientras las señalaba.

-Si- le contestó Mabel.

-Bien...primero, apuntales- le dijo Wendy. Luego se agachó para quedar a la altura de la chica.

-Muy bien...- dijo Mabel apuntándole a las latas. Las manos de Wendy estaban sobre las suyas, para ayudarla a apuntar.

-segundo...pon tu dedo índice en el gatillo- Wendy puso su dedo y el de Mabel en el gatillo.

-No puedo creer que este por hacer esto- murmuró Mabel.

-Y tercero...aprieta el gatillo- Wendy acompañó al dedo de Mabel para apretar el gatillo.

Una  bala salió de la pistola. Mabel dio un pequeño grito, nunca había escuchado un disparo antes. La tercer lata callo al pasto. 

-¡Muy bien, Mabel!- le dijo la pelirroja.

-Tu me ayudaste...- le contestó la pelicafé.

-Bueno, es hora de que lo hagas tu sola...quiero que tires todas las latas que están ahí...¿entendido?- preguntó Wendy.

-Cómo digas...-

[...] 

Todas las latas ya estaban en el pasto, para poder tirarlas todas, Wendy debió enseñarle a Mabel como colocar otro cartucho de balas en la pistola.

-Bien Mabel...ya puedes cuidarte por ti misma...-le dijo Wendy.

-¡Super! ¿ya podemos irnos?- preguntó la chica.

-Claro que si...- 

Las dos caminaron hacia donde estaba el auto, allí se subieron, y emprendieron el camino de vuelta al pueblo.

El sol comenzaba a ponerse, el pueblo empezaba a oscurecerse, y el auto de Soos se estacionaba en la puerta de la casa de los Pines.

Mabel se bajó del coche y entró a su casa. Subió las escaleras, entró en su cuarto, allí guardó el arma, se acostó en su cama y se quedó profundamente dormida, había sido un día agitado.


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Actualización!!! :D

En mi país, este año los feriados caen MA-LI-SI-MOS...caen un sábado o domingo...entonces...hasta las vacaciones de invierno...no creo poder actualizar 3 capítulos, uno atrás del otro...pero bueno...trataré de actualizar uno cada fin de semana...

Espero que les esté gustando esta historia! 

Bye-Bye Fallers!!




Gravity Falls TybayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora