–¡¡Anthonia!! ¡¡Anthonia!!-gritaba Dhani sin dejar de correr tras su hermana. Ella no lo escuchaba. Simplemente movía sus piernas lo más rápido que podía.
¡Y vaya que era rápido! En tan solo media hora había llegado al viejo vecindario donde habían crecido su madre y sus tías, que lucía algo abandonado.
Antonia tropezó con una rama y cayó de bruces al suelo. James la ayudó a levantarse, mientras Henry y Dhani trataban de recuperar el aire. Su rodilla sangraba y en su frente, oculta bajo sus despeinados cabellos, comenzaba a formarse una aureola violácea. Los chicos no sabían si lloraba por las heridas o por las palabras de su madre. Realmente era una mezcla de ambas cosas.
-Tranquila-su hermano la abrazó con fuerza.
-No puedo...-dijo entre sollozos-¿Cómo pudo mentirnos así?
-Fue por nuestro bien...¿Y si nuestro padre es un jefe de la mafia?-dijo en un vano intento de sacarle una sonrisa.
-Aún así...Tenemos derecho a saberlo. ¿Acaso no tienes curiosidad de saber por qué se nos marcan los pómulos de la cara? ¿Por qué tu cabello crece en forma de casco? James, ¿no quieres saber por qué tienes esas mejillas y facciones de bebé? Y Henry ¿cómo puedes dormir por las noches sin saber por qué tienes esos ojos azules? ¿Soy la única que quiere saber de dónde viene?
Los tres miraron el suelo, sin saber qué decir. Athonia tenía esa capacidad de dejar a todos con la boca cerrada, tan característica de Gala...
-Vamos a curarte la rodilla-Fue todo lo que dijo Dhani.
Caminaron hacia una tienda, la única que tenía algo de color en medio de todas esas casas blancas y grises. En el aparador había un despintado póster de The Beatles.
Al abrir la puerta se encontraron con lo que, sin duda, sería el paraíso de todo beatlemaníaco. Miles y miles de objetos con motivos de la banda adornaban todo el lugar. Tazas, camisetas, platos, incluso gel para el cabello con los rostros de los cuatro fantásticos de Liverpool.
-Vaya...
-¿Qué es todo esto?
-T-h-e B-e-a-t-l-e-s.-leyó Henry.
-¿Beatles? ¡Esa palabra ni siquiera tiene sentido!
-No sé, pero este me gusta -Anthonia tomó un plato con la cara de uno de ellos.
-Tiene cejas de cavernícola. Este es mejor.
-Por favor, Henry. ¡Mira su nariz de trompeta! Este es mil veces mejor.
-James, tiene cara de mujer. ¡Como tú!
En medio de las risas, oyeron que alguien se acercaba. En el lugar irrumpió un joven de no más de veinte años. Tenia baja estatura, cabello negro y una barba que cubría todo su mentón. Sus ojos eran marrones y cansados. Usaba un guardapolvo azul junto a unos pantalones negros.
Texteaba mientras caminaba, y una pequeña sonrisa asomó en sus labios. De pronto vio los platos en el suelo y frunció el ceño. Guardó su celular y los puso en orden sobre el estante.
James señaló una pequeña ventana con la cabeza y los demás asintieron. Gatearon hacia ella con cuidado, pero Anthonia pateó por accidente un platillo de batería, y el sonido llamó la atención del joven hombre. Todos se levantaron y James se puso al frente, en su papel de "el mayor".
-Lo lamentamos, señor...
-¿Señor? ¡Sólo tengo veinte años!
Su nombre era Thomas Benton. ¿Les resulta conocido ese apellido?
-Son ustedes...-dijo después de verlos atentamente.
Los cuatro se miraron y fruncieron el ceño.
-No sabemos de qué habla...
-Les mostraré, siganme.
Salieron de la tienda por la puerta de atrás y al fondo vieron una pequeña casa. Entraron y cruzaron un pasillo que conducía a un laboratorio. En el centro de éste había una gran pantalla con un tablero. Thomas se sentó en la silla frente a la pantalla y comenzó a teclear rápidamente. Los niños se ubicaron a su lado y miraron la pantalla. En ella apareció el rostro de Edward Benton. Estaba más viejo y lucía pesaroso.
-Nat, Alex, Rali, Gala...Me da gusto que vean esto. Sus bebés son preciosos y me alegra haberlos acompañado hasta aquí. Pero la culpa ya no me deja conciliar el sueño. Por mí, esos niños no tienen padres. He pasado estos años trabajando en la máquina del "hubiera", y al probarla vi que si se hubiesen quedado en el pasado, todo hubiera sido mejor. Ustedes hubieran evitado la separación de la banda. Nat hubiese evitado la muerte de John, y Gala la de George...-suspiró-Construí una maquina del tiempo para arreglar todo, pero estoy muy viejo para usarla. Mi hijo Thomas las ayudará con todo. Perdonenme por arruinar sus vidas...Ya no me interpondré más.
Se levantó y la cámara solo mostró la pared detrás de él. Se escuchó una detonación y se apagó la pantalla.
-Tienen la posibilidad de viajar al pasado y descubrir quiénes son sus padres...Pero primero, déjame curar tu rodilla, pequeña.
Trajo un botiquín y sentó a Anthonia en la silla. Sacó una bola de algodón y le puso alcohol, para después desinfectar la herida. Por ultimo le puso una bandita.
-Listo. Entonces ¿qué dicen?
Los cuatro se miraron y Anthonia tomó la palabra.
-¡Claro que si!
Thomas sonrió y sacó de un armario una bicicleta roja. Tenía una pantalla y un pequeño teclado en el manubrio, junto a miles de luces de colores.
-No cabemos todos-Dijo James.
-Solo uno debe sentarse, el resto sosténgase de la bicicleta.
Anthonia se sentó y los demás posaron sus manos en el manubrio.
-Suerte, niños.-Dijo Thomas, antes de teclear cuatro dígitos en la pantalla.
Henry, James, Dhani y Anthonia desaparecieron de golpe.
¿Su destino? 1966.
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Hace mucho no escribía un capítulo y lo terminaba el mismo día xD
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Padres e Hijos
Fanfic¿Qué harías si lo tuvieras todo, pero te faltara lo más importante? ¿Si te ocultaran una parte de ti, no por maldad, sino porque no hay otra opción? ¿Lucharías por saber la verdad? James Stutely, Anthonia y Dhani Fielding y Henry Everett se verán en...