Capítulo 3: En casa de un extraño

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Cayeron en unos botes de basura y soltaron un quejido de dolor.

-Qué asco-Dhani se quitó una cáscara de banana del cabello.

-Deja de quejarte. ¡Retrocedimos cincuenta años en el tiempo!-su hermana sonrió a pesar de su vestido manchado y su cabello despeinado.

-Ahora a buscar a esos Beatles.

-No creo que sea tan sencillo.

-Vale la pena intentarlo.

Comenzaron a caminar sin rumbo. Admiraban a la gente que pasaba, usando ropas muy antiguas. Hombres altos con traje y sombrero, y delgadísimas mujeres con faldas plato y grandes tacones. Muy pocos volteaban a verlos, ya que sus prendas "modernas" eran opacadas por la basura, haciéndolos parecer simples "niños sin hogar"

-Disculpe, ¿ha visto a estos hombres?-Preguntaba Antonia a toda persona que pasara, mostrando un póster de los cuatro, que se había llevado de la casa de Thomas.

-¡Claro! Anoche, en televisión -contestaban algunos, para luego alejarse riendo por su propia broma.

-.-.-.-

Caía la noche y los chicos se sentían muy desilusionados. Tenían hambre, frío y sueño por haber caminado todo el día. Anthonia se acercó a un hombre con sobretodo marrón y anteojos oscuros para preguntarle lo mismo mismo que había preguntado a miles de personas antes, pero su hermano la detuvo.

-Ya déjalo, Anthonia...Busquemos lugar para dormir. No vamos a encontrarlos.

-¡No! ¡Tienen que estar aquí! Tienen que estar...-comenzó a llorar.

-¿Qué tienes ahí, pequeña?-El hombre se hincó frente a ellos y le habló con voz dulce.

La niña desplegó su póster como pudo. Un relámpago iluminó la imagen y un minuto después fueron cubiertos por una fuerte tormenta.

-¿Te gusta The Beatles?

-No los conocemos...Pero nos dijeron que puede que sean nuestros padres.

El sujeto se quedó en silencio unos segundos.

-Vengan conmigo, los llevaré a mi casa. No quisiera que se enfermaran.

Ellos dudaron. Sabían que no debían hablar con extraños.

-Vamos, no muerdo-rió.

Después de meditarlo unos minutos, debieron aceptar. Cualquier cosa era mejor que quedarse sin refugio bajo la lluvia.

-.-.-.-

Llegaron a la casa del hombre, y les recomendó que tomaran un baño caliente y pusieran su ropa en la secadora. Ellos obedecieron, mientras el dueño de la casa subía al cuarto que compartía con su esposa, quien dormía tranquilamente. Tomó el teléfono de la mesita y marcó. Del otro lado una voz adormilada contestó.

-Soy George... Estamos en problemas.

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Hdjqhdjsvsh que beio :'v *modestia aparte*

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