Padres e Hijos

Capítulo 6: El accidente

-¿Qué dijiste, Eppy?

-Nada, nada. Empiecen a tocar, yo tengo que hablar con estos niños.

-Está bien...

Brian llevó a los niños a otra sala y cerró la puerta. Veían el interior de la sala donde los chicos tocaban.

-¿Quién es usted? ¿Por qué conoce a nuestras madres?-Se apresuró a preguntar Dhani, dispuesto a defender a su hermana y a sus primos.

-Tranquilo...No les haré daño. Yo era muy amigo de sus madres. Mi nombre es Brian Epstein.

Henry recordaba vagamente su nombre, su madre decía que Brian era el mánager de The Beatles.

-¿Cómo? Ellas viven en el siglo XXI.

-Pero viajaron hasta aquí, y cada una enamoró al instante a cada uno de esos cuatro que ven ahí-señaló a los músicos que se encontraban tocando y riendo a la vez.-Pero unas mujeres celosas se interpusieron y enviaron a sus madres de vuelta a su tiempo. Por eso ustedes nacieron en el siglo XXI.

-¿Entonces es cierto? ¿Ellos son nuestros padres?

-Sí.

-Pero ninguno se parece a John.

-El día que ellas se fueron, John cargaba un bebé recién nacido. Estoy casi seguro de que era el hijo de él con Natasha.

-¿Y tiene nuestra edad?

-No, apenas unos meses.

-¿Ellos no saben que somos sus hijos?

-Parece que perdieron la memoria; no recuerdan nada sobre sus madres ni todo lo que pasaron-suspiró-Pero ustedes están aquí para hacerlos recordar.

-¿Cómo hacemos eso?

-¿Siempre hacen tantas preguntas?

-Algo así.-Anthonia rió, contagiando a Epstein.

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-¿Qué dijo Jane al ver a James?-Preguntó Ringo a Paul.

-Se puso como loca, como si hubiese llevado un arma mortal en lugar de un niño. ¿Y qué dijo Mo sobre Henry?

-También enloqueció...George ¿y Pattie?

-También. ¿No les parece extraño que reaccionaran así?

-Bastante. Pero no quisieron explicar la razón.

-Me duele la cabeza.

-A mí también.

-Somos tres.

-Somos cuatro.

-Vamos, chicos. Graben la canción de George una vez más y pueden irse.

-Agh, está bien.

Después de grabar, Paul y James subieron al auto y se fueron. Llovía a cántaros, y los truenos asustaban al niño.

-Tranquilo, no falta mucho.

-La carretera luce tenebrosa.

-Cierra los ojos y piensa en cosas lindas.

James obedeció, pero un rechinido interrumpió su intento de paz. El auto estaba fuera de control por la carretera resbaladiza. Y los frenos no funcionaban. Paul, en un intento desesperado por salvarlo, abrió la puerta y lo empujó fuera del auto. James cayó al suelo sin un rasguño. Paul, en cambio, había chocado con un árbol después de que el auto volteara, quedando boca abajo.

-¡Papá!

James corrió en su auxilio. Abrió la puerta del piloto y vio que Paul estaba inconciente, con heridas en el rostro y un hilo de sangre recorriendo su frente. Como pudo lo sacó del vehículo y lo arrastró lo más lejos posible. Vio un destello anaranjado que se alejaba hacia el oeste.

A sus espaldas escuchó que el auto estallaba, envolviéndose en llamas.

Sollozaba arrodillado junto a su padre. Escuchó el sonido de sirenas a lo lejos, por lo que, mientras esperaba la ayuda, se acostó a su lado, acurrucado y cerrando los ojos con fuerza, susurrándole que esperara y que todo estaría bien.

Paul despertó en un cuarto de hospital. Oía nítidamente a las enfermeras murmurando en el pasillo, el llanto de un bebé en el piso superior, los sollozos ahogados de quien acaba de recibir una noticia terrible...

-Despertó...¡Chicos, despertó!

Tres figuras conocidas se estrepitaron para entrar, y aunque la vista de Paul seguía algo nublada, los reconoció.

- Chicos...

-Paul, ¿cómo te sientes?

-Me duele la cabeza...

-Tuviste un accidente muy feo, amigo...Si James no te hubiese sacado del auto, no estarías vivo.

-¿James me sacó?

-Ajá...Los médicos que te trajeron lo vieron abrazado a ti, en el suelo. Es un milagro que no esté herido en absoluto.

Paul sonrió al recordar cuando lo empujó fuera del auto.

James entró corriendo al cuarto, seguido de Anthonia, Dhani y Henry, y lo abrazó con fuerza, Paul correspondió.

-Gracias por salvarme...

-No fue nada.

Una dama interrumpió la escena.

-¡Oh, Paulie! Estaba tan preocupada. -Apartó sin cuidado a James, para luego besar a su novio.

-Estoy bien...

-Es una suerte. No sé qué haría si te pasara algo.

-Aprovecharte de su fama y quedarte su dinero-Masculló James por lo bajo.

-¿Qué dices, niño?-La pelirroja enarcó una ceja.

-Sé lo que hiciste, zanahoria.

-James, querido-sonrió falsamente-No debemos molestar a Paul, tiene que descansar. Ahora ve con tus amigos afuera, no es momento de tontas ideas infantiles.

James le dedicó una mirada de odio y salió del cuarto, seguido de sus primos.

Tenía que decirles la verdad del accidente antes de que Jane interfiriera de nuevo.