Nuevo día, otro sufrimiento. Este día si fue mas confuso que el de ayer.
Sebastian se me acerco en las primeras horas de clases.-¿Qué esta sucediendo?
Me había preguntado en un tono de fastidio, yo solo lo mire y trate de evadir tema. Recuerdo tanto la conversación que es como un deber mío escribir ahora para recordarla luego.-Hola, me llamo Sofia.
-Ya se que te llamas Sofia. Pero lo que no sé que es lo que esta pasando.
-¿Qué tanto interés en mí?- eleve una ceja para retarlo. Él resoplo.
-¿Como no tener interés en mi novia?
Me quede estática y creo haber palidecido. En ese momento enserio iba a soltar tal carcajada por hacerme aquella broma, pero note que era verdad por su rostro serio. De una vez busque con la mirada a Esther, afortunadamente ella me estaba viendo fijamente la llame por telepatía y ella se acercó rápidamente.
-No la incomodes, Sebastian.
-Dejame, Esther. Nadie te ha llamado.
-No le hables así a ella.- le había reprochado y seguí.-¿Enserio somos novios?
Juro que su mirada decayó ante mi comentario.
-¿Como te atreves a hacerme esa pregunta?
-Me atrevo hacerla por el hecho de que mis recuerdos están de viaje.
-¿Qué?
-Esta amnésica por un accidente en Semana santa.
Esther interrumpió nuestro minipleito y Sebastian abrió la boca y me miro.
-¿Amnésica?
-Sí. Esa enfermedad de que se pierde la memoria.- le dije en tono de fastidio. La cara de Sebastian era épica. Pude ver como achicaba los ojos y su cara era un tremendo laberinto de interrogatorios. Esa cara me hizo sonreír por primera vez en todo este tiempo. Él la malinterpretó inmediatamente.
-Ay, Sofi. Eso fue una broma de mal gusto. Ya te he dicho que dejes de hacerlas, alguna se hará realidad.
Deje de sonreír y lo mire fijamente.
-Esta es la realidad.
-Es la verdad, Sebastian. Se cayó en sus patines y se golpeo en la cabeza, estuvo cuatro días en coma inducido.- le explicó brevemente Esther.
-Esto no es gracioso, chicas.
-¿Crees que para mí sí lo es?- le dije y en ese momento me levante de mi asiento y aprovechando que no había ningún maestro salí del salón hacia el baño. Al llegar me encerré en un cubículo, baje la tapa del baño y acosté allí mi cabeza mientras las lágrimas salían inevitablemente.
En ese momento odie con mi alma la amnesia. Pero bueno, ¿A que clase de persona le agradaría tenerla?
Al parecer mi vida era perfecta. Tenía un novio, un buen estilo, mi mejor amiga, mi familia, y todo lo que quisiera. Pero todo eso se fue a la borda por culpa de esos malditos patines.Sonó la campana, y tuve que salir del cubículo. Me lave la cara y parpadee varias veces para que mis ojos no se vieran tan hinchados. Agarre una toalla de papel y salí mientras me secaba la cara.
Iba a entrar al salón pero la voz de Esther me detuvo y mas sus palabras.-...Por eso ella esta actuando tan extraño. Por ese accidente. Ahora esta amnésica, sus padres me han dicho que esperan que sea temporal, por lo que no estuvo en un coma natural si no inducido.
Solo traten de que ella se sienta mas cómoda. Y por favor no le digan nada aparte de esto último. Ella no sabe el verdadero accidente.-¿Por qué no se lo dicen como nos lo estas diciendo a nosotros?- identifique la voz de una chica llamada Carolina. Hubo una pausada antes de que volviera a escuchar a Esther de nuevo.
-No. El medico dice que si le soltamos todo esto de golpe puede causar un estado de shock en el que su cerebro se rehúse a integrar de nuevo los recuerdos que escondió. Y ahí si estamos peor.
En ese momento me dio rabia que revelara mi estado a los demás, pero luego rebobine sus palabras.
¿El verdadero accidente? ¿Acaso en verdad no me había caído en los patines como me han venido diciendo? Me hice esas dos preguntas. Pero ¿Que motivo tiene Mentirme en algo como esto? Esa tercera invadió mi mente y decidí que Esther se había equivocado o yo lo había malinterpretado.Entre luego de que Esther se sentara y todo el mundo empezó a hablar, pero eso cambio cuando me di a ver. Todos callaron y estaba de nuevo esa mirada de pena y lastima que tanto odiaba. Decidí ignorarlos.
Por impulso mire a Sebastian, esperando una mirada de lastima hacia mí. Pero me sorprendí a ver que en vez de esos dos sentimientos detestables, estaba plasmado la tristeza.~•~•~•~
La mirada de Sebastian no se iba de mi mente. Estaba plasmada a fuego en mis pupilas. Era de una tristeza viva y real. No me volvió a dirigir la palabra en toda la jornada escolar, y creo que eso era mejor que hablar.
Ya en la comodidad de mi hogar me quede pensando en todo de lo sucedido en hoy. Pero las palabras de Esther estaban latentes en mi cabeza, la idea de que me estuvieran ocultando algo me hirvió la sangre. No había derecho en que me mintieran.
Decidí investigar, pero mañana. Y descansar un poco de todo de lo de hoy.
Últimamente los sucesos de mi vida me están golpeando de frente.-Sofia.
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Dulce Agonía
Non-FictionEsta es una historia con unos pequeños relatos de una adolescente que pierde su memoria. Ella escribe todos los días de su vida en un cuaderno, para que no se pueda olvidar de nada mas. Sofia se siente tan agobiada que en todo su trayecto empieza a...