Mis padres habían estado llamando a mi puerta durante toda la mañana. No les abrí. Podía escuchar sus pasos inquietos en el pasillo durante toda la jornada, parecían unas ratas inquietas. Aveces se turnaban para parase en mi puerta y tocar hasta el cansancio para luego rogarme que me tomase las pastillas y decirme lo mucho que me amaban. Solo los ignore.
No baje a tomar el desayuno, así que mi madre me mandaba el desayuno por el espacio debajo de la puerta, ese espacio era mas que suficiente. Así que cuando supe que iban hacer eso mismo con el almuerzo agarre una tabla y la trabe en ese espacio bloqueando cualquier paso. Además no me preocupaba con el tema de la comida, tenía una mininevera en mi habitación lleno de frutas y chucherías, pero estas también quedaron intactas. Mi apetito se fue a la borda.Además de ignorar a mis padres, también me quede observando la pared llena de luces y fotos pegadas encima de estas. Eran muchas fotos y en todas me veía realmente feliz. En muchas aparecía junto a Sebastian y posabamos sentados en un roble frondoso y esplendido. Mi sonrisa era esplendida y real, muy real. Parecía una de esas sonrisas que no su pueden quitar de ninguna manera, hasta ahora.
Desde que desperté en el hospital no había tenido una sonrisa llena de felicidad y verdadera. Casi siempre que trataba de sonreír me salia una mueca con curvas, pero me di cuanta que esas sonrisas son las mas frecuente.
Trate de imitar de nuevo la sonrisa de una de mis fotografías, pero de nuevo apareció la misma mueca.
Tenía algo de fe en que esa sonrisa me saliera de nuevo fácilmente, aunque mis progresos por lograrlo fracasaran.Era mitad agonía, y mitad esperanza.
•~•~•~•
Salí de mi habitación cuando sentí que mis padres no estaban rondando la casa. Cuando baje a la cocina vi en la isla de la cocina una nota.
"Sofia, tenemos una cena esta noche en casa de una amiga de la familia debido a que su hermano falleció. Pensábamos ir los tres pero por supuesto tu respuesta sera negativa. Salimos ahora en la tarde para darle nuestro pésame y buscar los trajes apropiados. Sabes que te amamos, hija.
Con amor, Papá y Mamá."
De inmediato arrugue la hoja y la eche a la canasta de la basura. Me quede en la cocina mirando todo desde otra perspectiva, todo desde un segundo plano. Aveces me sentía una espectadora de toda mi vida.
El timbre sonó y me quede callada mirando la puerta. Dude mucho si debía abrirla o no. Al fin lo hice. La persona detrás de la puerta me sonrió mientras yo lo veía sorprendida.
-¿Qué haces tu aquí?
-Hola, Sofia. Un gusto igual volver a hablarte.
Le cerré la puerta en la cara mientras resoplaba pero Sebastian interpuso su pie impidiendo la acción. Sin decir nada la empujo haciendo el espacio suficiente para entrar y después cerrarla por su cuenta y sonreír.
-¿Como estas?
-Mal, pero eso que importa.
-No digas eso, Sofia.
Lo mire mal y me crucé de brazos. Estaba muy lindo ese día. Su pelo negro azabache estaba de lado totalmente lacio ocultándole la mitad de su frente y sus ojos grandes y negros me observaban fijamente. Estaba por echarlo en ese momento, pero él me robo la palabra.
-Antes de que me empieces a gritar y a sacarme a la fuerza vine por que tengo algo que es para ti.
Sacó la mano derecha del bolsillo de su sudadera azul oscura y en ella había un sobre de papel tamaño oficio sellado. Me lo alargó y yo lo tome dudosa. Dure como mucho dos minutos observándolo con él ceño fruncido hasta que Sebastian me pidió que lo abriera con la voz mas tierna posible.
Le obedecí y recuerdo que un intento de sonrisa se formo en mis labios al ver su contenido.
Dentro del sobre estaban unas fotografías envueltas en un plástico para protegerlas, al desenvolverlas las observe una a una con un cuidado especial.
Habían tres fotos, en la primera apareciamos Sebastian y yo acostados en un césped sospechosamente verde intenso acostados y formando un corazón con nuestros cuerpos. En la segunda foto estábamos abrazados tomando unos globos en nuestras manos mientras sonreímos ampliamente. En la ultima foto él me estaba dando un beso mientras me alzaba por los aires y yo tenía mis pies al vuelo.
Al verlas todas alce mi mirada para encajarla con la de él. Sebastian me miraba como esperando una reacción diferente en mí.-¿Qué son estas fotografías?- le pregunte alargándoselas de nuevo mientras él daba un paso atrás fuera de mi alcance. Su mirada decayó al igual que sus hombros.
-Esas fotografías son de nuestro Decimocuarto mes juntos.
Abrí los ojos con sorpresa mientras mi quijada exclamaba en silencio. ¿Un año con dos meses juntos? Eso era demasiado tiempo. Bueno, demasiado tiempo para una pareja, y eso implica peleas, reconciliaciones, paciencia, compresión, tolerancia y sobre todo... Mucho amor. Sebastian cerró el puño en su boca mientras apretaba los ojos.
-Son de la semana antepasada, el viernes precisamente.
-¿De la semana antepasada?- esa fue una semana antes de que despertara en la cama del hospital sin recordar nada de esto. Volví a mirar las fotos y salí corriendo a la cocina hacia el espejo del microondas para observarme nuevamente. La de las fotos no era yo, o mas bien la del espejo no soy yo. Sebastian entró a la cocina.
-Sí, hace dos semanas. Yo tuve que irme después de esas sesión de fotos. Decidimos hacerla para celebrar nuestro año con dos meses juntos. Me fui de viaje y tuve recepción en mi teléfono después de dos días. No me contestabas las llamadas ni los mensajes y fui tan cobarde como para venir a tu casa. Estaba pensando que te estabas tomando una semana de vacaciones de mí, pero llegaste el lunes a clases con ese...
No pudo terminar la frase por que se secó una lágrima que se resbalaba por su mejilla pálida. Eso formo un nudo en mi estomago.
-¿Defecto?
Él negó con la cabeza mientras respiraba pesadamente.
-Nada de lo que viene de ti puede considerarse un defecto.
-Pero, esto si que es uno.
Sebastian tomo las fotografías y las dejo reposar en la isla de la cocina. Acunó mis manos con las suyas y las apretó. Ese contacto me hizo estremecer, debido a que sus manos estaban muy frías, pero sus ojos eran cálidos.
-Esto solo es un obstáculo. Algo que podemos superar.
-No tengo recuerdos, ¿Como superare esto acaso?
Sebastian mi miró fijo para luego sorprenderme atrayendome hacia él y dándome un reconfortante abrazo. Me acarició el pelo mientras me susurraba al oído:
-Ya veras. No solo tu lo superarás. Lo superaremos juntos.
Me quede estática por su contacto y sus palabras. Debía admitir que los brazos de Sebastian eran muy delgados, pero eso no impedía que fuesen realmente reconfortantes.
Me abrazaba fuertemente, tan fuerte que pareciera que tenía miedo de soltarme, creyendo que me desintegraría al hacerlo.Dudé varios segundos en envolverlo con mis brazos. Algunas personas necesitan sentir mas que otras, y yo necesitaba sentir algo a parte de la tristeza. Sebastian me hacía sentir segura entre sus brazos, y en ese momento no pensé en correr a mi habitación para sentirme a gusto, por que ya lo estaba. Mi habitación pasó a segundo plano. En aquellos momentos, los delgados brazos de Sebastian eran mi zona de confort temporal. Y eso me gustaba.
-Sofia.
ESTÁS LEYENDO
Dulce Agonía
Non-FictionEsta es una historia con unos pequeños relatos de una adolescente que pierde su memoria. Ella escribe todos los días de su vida en un cuaderno, para que no se pueda olvidar de nada mas. Sofia se siente tan agobiada que en todo su trayecto empieza a...