Llegué a la casa de Hannah y subí las escaleras corriendo como una histérica, tenía que darme prisa o si no, no me daría tiempo. Entré en la habitación, dejé el vestido sobre la cama, cogí mis cosas y fui a ducharme. A Hannah no le dio tiempo a preguntarme nada por lo rápido que me había marchado. Volví a la habitación tras diez minutos y comencé a secarme el pelo.
—¿Por qué tienes tanta prisa?
—Por la cita.
—¡Es verdad! Ya casi ni me acordaba. ¿Éste es el vestido que te vas a poner?
—Sí, éste es el que me compré con Elyza.
—Es precioso Carol, ha tenido que costarte mucho. Por cierto, ¿quién es Ely-qué?
—Se pronuncia "Elaisa", y es mi jefa. Me llevó a una boutique después de que te llamara, por lo visto conoce a la madre de Dani y me ayudó a buscar uno y... sí, me ha costado un ojo de la cara.
—Carol, ¿te das cuenta de la situación?
—¿A qué te refieres?
—¡Por fin vas a tener una cita con Dani! ¡Es genial!
—Tampoco es para tanto.
—¿Cómo que no? Mírate, estás histérica por acabar cuanto antes. Nunca te había visto tan nerviosa.
—¿Yo, nerviosa? Por favor... -resolpé- no inventes cosas. Ah, tienes que ayudarme a disimular todo lo posible esto -señalé a mi mejilla herida, sabía que Hannah lo podría hacer porque era muy buena maquillando.
—No hay problema. Si quieres te puedo maquillar, me refiero en general, no sólo la herida.
—Vale, mucho mejor -terminé de secarme el pelo y Hannah comenzó a maquillarme-. Hay un problema: no sé qué hacerme en el pelo.
—Te puedes hacer un recogido o llevarlo liso.
—Creo que lo llevaré liso, así tardaré menos -Hannah empezó a reír-. ¿De qué te ríes?
—Nunca te había visto así. Relájate un poco, estás muy nerviosa.
—No puedo. No sé por qué, pero no puedo. Llevas razón, estoy un poco nerviosa.
—¿Un poco? Carol estás desquiciada, te va a dar un ataque al corazón. No sabía que te gustase tanto Dani.
—¿Qué? ¿Estás loca? A mi no me gusta Dani. Estoy nerviosa porque no sé a qué sitio iremos, no sé si será muy elegante o no -Hannah negó con la cabeza sonriendo.
—No tienes remedio. Ya casi he terminado, no parece que tengas una herida en la cara; me está quedando realmente bien, sólo me falta pintarte los ojos y listo.
—Pues date prisa. ¡Se me ha olvidado por completo qué bolso coger! Llevaré el negro.
—¿El negro? Ni de coña tía, yo te presto uno marrón muy mono que tengo.
—No necesito que me prestes constantemente tus cosas.
—No seas tonta. Esto es una emergencia, no puedo dejar que vayas con ese bolso tan feo.
—¡Oye, que es mi bolso! ¿Y por qué tienes tanta ropa y tantos bolsos tan bonitos que nunca he visto? ¿Por qué no los utilizas nunca?
—Porque me los compro “por si acaso” me hacen falta, y nunca encuentro una situación adecuada para estrenarlos. Pero por lo visto ya lo haces tú por mí -dijo riendo.
—Tú compras la ropa y yo me la pongo, eso se llama trabajo en equipo -dije bromeando.
—No te pases, guapita. Ya está, ya he terminado; el trabajo que he hecho ha quedado realmente bien, que orgullosa estoy de mí misma -me miré en el espejo y estaba tan guapa que ni yo me lo creía.
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Cómo me enamoré de un completo idiota
Teen FictionCarol es una chica bastante tímida. Cuando un chico intenta ligar con ella, ni siquiera se da cuenta. Un día conoce al idiota de Dani. Él intentará conquistarla y pondrá patas arriba su vida. Hasta que un día Carol se da cuenta de que se ha enamorad...