A la mañana siguiente desperté en un sofá y al reincorporarme observé aquella estancia. Me percaté de que aquella no era mi casa, estaba confundida y no sabía donde me encontraba. Miré a mi alrededor y Dani yacía sobre otro sofá dormido; nos encontrábamos en un salón que me resultaba un tanto familiar. Estaba en el piso de Marc. Me levanté del sofá con un terrible dolor de cabeza y me dirigí a la cocina que se encontraba justo al lado. Aunque aquella no era mi casa, comencé a rebuscar por todos sitios en busca de alguna pastilla que menguara mi resaca.
—¿Qué haces? -preguntó Marc detrás de mí y yo di un respingo por el susto.
—Estoy buscando una maldita pastilla para el dolor de cabeza.
—Vaya, parece que te has levantado con el pie izquierdo -dijo jocoso-. Lo cierto es que anoche te pasaste con el alcohol. Ya sé que no soy nadie para reprochártelo, porque yo iba peor, pero nunca te había visto tan borracha.
—¿De qué hablas? -pregunté extrañada alzando una ceja- ¿Qué ocurrió anoche?
—Pues ocurrió que ayer fue tu cumpleaños y lo celebramos por todo lo alto -contestó el chico con una sonrisa dándome la pastilla que tanto buscaba.
—No recuerdo nada, sólo tengo débiles recuerdos.
—Yo tampoco es que me acuerde de mucho, la verdad. ¿Quieres desayunar?
—Vale -cogí un tazón, le eché leche y Marc me echó los cereales-. Me gustaría que alguien aclarase mis dudas.
—Estaría bien. Bueno, ¿qué quieres ver en la tele? -dijo Marc más animado cambiando de tema para que no me preocupase tanto.
—Pon la MTV, seguro que ahora habrá algo de música -el chico hizo lo que Carol le dijo y comenzó a comer sin decir nada más. A los pocos minutos entró Dani hecho un horror con unas terribles ojeras y el pelo todo alborotado.
—Marc, por favor... -dijo el chico suplicando. Marc se levantó y le dio la caja de pastillas a Dani- Gracias, menuda resaca; es una de las peores que he tenido. Anoche si que nos lo tuvimos que pasar bien.
—No me hables de anoche -dije, todavía con la cabeza dolorida. Dani se giró asombrado hacia mí con los ojos muy abiertos.
—Vaya, la chica con la que estaba anoche era muy distinta a la de ahora. Como se notan los estragos del alcohol -dijo con media sonrisa.
—¿Lo dices por ti? Porque estás horrible.
—No es por mí, es por ti.
—¿Qué quieres decir?
—Compruébalo tu misma -yo me quedé extrañada. ¿Qué querría decir con aquello? Me quedé mirando el bol de cereales y vi un horrible reflejo sobre la cuchara. Aquella no era yo, la persona que había reflejada era un ogro sacado de una alcantarilla. Llevaba el maquillaje corrido, el pelo alborotado y enredado, y mi expresión facial no era la mejor en aquellos momentos-. Disculpadme un momento, voy al servicio.
Me levanté y salí lo más rápido que pude de la cocina para ir al cuarto de baño. Me encerré allí y me miré en el espejo; realmente parecía un ogro que había restregado la cara sobre una mierda. Mi aspecto era despreciable, no entendía cómo no salieron corriendo al verme. Me enjuagué la cara y me peiné, ahora mi aspecto se parecía un poco más al de una persona. Cuando volví a la cocina ya no había nadie, aunque me dio igual; me senté y seguí comiendo mientras veía la tele. De repente noté como si alguien me mirase; me giré y vi que era un niño pequeño.
—Hola, soy Jack -dijo sonriente con una voz muy aguda.
—Yo soy Carol -dije muy nerviosa, no sabía como reaccionar-. ¿Quién eres?
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Cómo me enamoré de un completo idiota
Teen FictionCarol es una chica bastante tímida. Cuando un chico intenta ligar con ella, ni siquiera se da cuenta. Un día conoce al idiota de Dani. Él intentará conquistarla y pondrá patas arriba su vida. Hasta que un día Carol se da cuenta de que se ha enamorad...