Prólogo

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Se miraron a los ojos y un escalofrío les recorrió la columna vertebral. Ambos temblaron, pero dieron un paso hacia delante. Estaban tan juntos que sus respiraciones, aceleradas, chocaban. Ella clavó sus pupilas en las de él fijamente y preguntó:

—¿Sigues con ella?

Él asintió.

—Sigo enamorado de ella —le aclaró.

—Entonces, nunca me quisiste a mí.

Ni siquiera le dolió. Había asumido aquello hacía mucho tiempo.

—También te quise a ti —murmuró, y su mirada quemaba como el primer día.

Fue entonces cuando, cinco años después, Anais volvió a besarle. Y él no se resistió.

Créditos de la portada a NatalyDulze

Anais Donde viven las historias. Descúbrelo ahora