Till the end of the line (Stucky)

Casablanca

N/A: Capítulo en el que hay un cameo con mi One Shot "¿Qué hacer en una primera cita?" de Spideypool.

Todos los días, Steve y yo dábamos un paso más en nuestro paseo matutino. Al principio habíamos llegado hasta el final de la calle, pero para final de mes, dábamos 1944 pasos, siempre un poco más. Al rubio le gustaba hacerme unos croissants para la vuelta, porque nunca desayunábamos. Luego íbamos al gimnasio y corríamos en la cinta. Me había pasado demasiado tiempo sin hacer ejercicio y mis movimientos eran más lentos de lo que me gustaría, pero Steve me decía que no debía quejarme, porque yo era fuerte y podía hacer lo que quisiera.

Él siempre decía eso.

Tras correr, Steve miraba cómo yo calentaba y nos íbamos al campo de tiro. Tenía una capacidad mayor a lo normal, podía disparar a una mosca desde varios metros de distancia. Para mí eso no era mucho, pero cuando miraba sus ojos azules, que se llenaban de algo así como orgullo, no podía evitar sentir una extraña y desagradable sensación en el pecho. Cuando se lo dije a Nat, ella me dijo que era estar contento.

Era una sensación rarísima.

Tras eso, veíamos películas o él se tenía que ir, así que me quedaba leyendo. Los días eran monótonos, y no podía evitar preguntarme por qué me besó si no pensaba volver a hacerlo.

Era raro, yo sabía que no tenía todos los recuerdos, tenía enormes lagunas sobre todo cuando más se acercaba al día del accidente, con lo que no podía saber qué había pasado, ni me atrevería a preguntarle a él, porque me daba la impresión de que ni siquiera era cosa mía. Aún me sentía un extraño en el cuerpo, pero había ido aceptando cosas como que, por ejemplo, Steve nunca iba a dejarme ir.

Ése día, empezó como los otros, pero cuando volvíamos, Steve me dijo que me adelantara, que tenía que hacer un último recado. Yo comía mi croissant cuando, discutiendo con JARVIS vi a un tipo realmente extraño. Tenía el pelo corto y moreno y vestía de calle, pero la cara y las manos, que eran las únicas partes visibles, estaban llenas de ronchones extraños y de bultos. Fruncía el ceño y parecía realmente enfrascado en la conversación con la máquina.

"¡Pero esta vez no tengo explosivos!"gritaba el tipo. Alcé una ceja, ¿explosivos?

"La última vez quemó el lugar y tuvimos que evacuar el lugar" le contestaba la máquina.

"Fue algo nimio, no era mi intenc..." creo que me escuchó, porque saltó hacia delante, llevándose una mano al corazón, como si le doliera. "¡Joder!"

"¿Qué haces?" le pregunté, planteándome si era una amenaza. Tal vez debiera de deshacerme de él, pero sin que nadie lo notara. Un accidente. Se me pudo haber resbalado la pistola o...

"Morirme del susto. ¿Es que quieres matarme?" giré la cabeza y le estuve a punto de decir que sí, cuando la mano de Steve me impidió hablar y me atrajo hacia su propio cuerpo. 

"¡Bucky! Al fin te encuentro" no podría haber sido un tono más falso. "Hola, Wade"

"Hey, Capi. El hombre que buscaba" ¿Qué puñetas? ¿el hombre que buscaba? ¿"Wade"? par de idiotas. "Necesito consejo"

¿Consejo?

"¿Consejo?" dijo Steve en alto.

"Ajam, he conseguido una cita con Spidey" hizo un baile estúpido. "Y tú eres un tío con estilo, seguro que tienes a todas a tus pies. ¿Qué harías en una primera cita?"

Volví la cabeza para mirar a Steve, que aún me tenía agarrado de la cintura y parecía dudar.

"Ugh, yo... ¿Ir al cine?" Wade gimió como si le doliera.

"Tú también no" no entendía sobre qué hablaba, era un tipo realmente raro.

"Pero es que es lo que yo hice con..." me miró unos segundos y apretó un poco mi cintura. "Eso es lo que haría"

"Sois una panda de cutres, quiero decir, ¿no tenéis ni un poco de imaginación"

"Si la tuvieras tú no estarías aquí pidiendo ayuda" le espetó el rubio.

"Podrías invitarle a cenar" intervine en voz baja.

"Tony puede ayudarte planeando todo" acabó Steve por mí, y el tipo parpadeó unos segundos delante nuestro.

"Sois unos genios. Como logro desbloqueado, os diré que el nombre completo de Stark es Anthony Edward" echó a correr hacia dentro, mientras que JARVIS le gritaba que parara.

"Qué elemento" soltó Steve con una sonrisa suave.

"¿Fuiste a ver una película en tu primera cita?" pregunté, dándome la vuelta y mirándole interrogante. Él tenía la diversión bailando en sus ojos.

"Lo fui" iba a replicar, cuando me volvió a envolver como un manto. "Lo fuimos. En 1942 vimos Casablanca en su estreno. Ahí te pedí que estuvieras conmigo y, por suerte para mí, dijiste que sí" abrí la boca pero nada salió de mis labios salvo un suspiro, cuando los tapó con los suyos, llevándose mi aliento. Se amoldaban el uno al otro con perfección, al igual que mi cuerpo al suyo. Escuché un ruido de fondo, pero ni siquiera le presté atención cuando sus dedos subieron a mi pelo y lo acarició. Se separó lentamente y luego su intensa mirada me quemó por dentro. Llevó su mano al bolsillo trasero, sacando un pequeño Pendrive negro. "Ad ivina la película que acabo de conseguir"

Entonces, no pude evitarlo al ver esa enorme sonrisa infantil, su otra mano aún en mi pelo, y los ojos brillando. Sonreí a mi pesar, cosa que le dejó con la boca abierta.

"Es tan bonita como recordaba" era como si estuviera en un mundo diferente, lejos. Pero entonces parpadeó y, una vez de nuevo a mi lado, mirándome a los ojos, me dijo: "Te quiero"

Eso aún lograba dejarme sin palabras, con dolor en el pecho y la cara ardiendo, así que no contesté, aunque no se lo tomó a mal.

"Algún día lo escucharé de vuelta" me dijo, dándome un ligero empujoncito hacia delante. "Ahora en marcha, ya verás cómo llora Nat con esta cosa. Es como si no pudiera dejar de hacerlo".

Lo dudaba mucho en ese momento, pero horas más tarde, pude comprobar que si una pelirroja se pone roja con el llanto se fusiona con su color de pelo, dándole un aspecto extraño y escalofriante.

Esa noche, me metí en la cama, Steve se tumbó a mi lado y, por primera vez, de manera consciente, dejé que me abrazara para dormir.

En mi cabeza había creado una excusa para explicar esto, que Nat había jurado vengarse mientras dormía. Pero en el fondo sabía que realmente, sinceramente, sólo quería que me sostuviera.

(Si Steve se levantó a la mañana siguiente con un pene dibujado en la frente con rotulador permanente es otra historia que se contará en otro momento)