Atención: este capítulo contiene escenas subidas de tono. Si eres menor de 16 años, es mi obligación decirte que no deberías estar leyendo esto. Por otro lado, mi verdadero yo te dice: SMUTTTTTTT.
Fin del comunicado
Desperté con sobresalto. El brazo de Steve estaba como siempre en mi cintura, pero ni siquiera eso lograba calmar mi corazón desbocado.
Era más, lo acentuaba.
Había soñado (o tal vez recordando) una escena entre Steve y yo. Tuve un escalofrío al recordar los besos que me daba en él, la manera en la que su piel rozaba la mía. La manera en la que sus brazos me rodeaban.
Me estaba empezando a volver loco, definitivamente.
Steve se removió a mi lado y abrió un ojo desde su posición encima de la almohada.
"¿Estás bien?" Me preguntó, un poco preocupado. "¿Una pesadilla?"
Tal vez. Si morir de vergüenza era una pesadilla, él estaba en una.
"N-no" la voz me salió entrecortada, notando la erección malditamente sobresaliente que era imposible de ignorar. Obviamente, Steve no era idiota, así que abrió mucho los ojos cuando guió su propia mirada a mi entrepierna.
"Vale..." se quedó unos segundos en blanco. "Creo que puedo ayudarte con eso"
Alcé una ceja, entre ruborizado y ladino.
"¿De verdad, Steve?" resoplé. "Pensé que dirías algo más..." hice un ademán con las manos. "Tú"
"¿Qué es yo?"
"Nat dice que parece que te han metido un palo por el c..." me tapó la boca rápidamente, lanzándome hacia atrás, poniéndose a horcajas encima de mi cuerpo.
"¡Tienes que dejar de juntarte con esa gente!" me gritó, rojo como un tomate.
Posiblemente, en otro momento, esto ha hubiera hecho gracia. Sin embargo, con el cuerpo de Steve sobre el mío, aplastando mi erección contra su cuerpo, sólo pude soltar un gemido.
"Mierda..." Steve me sonrió mientras mecía sus caderas contra las mías, haciéndome entrar en un extraño calor que recordaba lejano, pero que aún así recordaba.
"Ahora... ¿quién quiere tener un palo metido por el c.." fui yo ahora quien se puso sobre él, haciéndonos rodar. Sus manos fueron a mis caderas, rozándose un poco más profundo. Introdujo sus dedos fríos debajo de mi camiseta, apretando y seguramente marcando mi piel.
"¿S-Steve...?" la boca del rubio atacó la mía, sus labios amoldándose a los míos, impidiéndome preguntarle lo que quería.
No es como si os pudiera decir qué quería preguntar, cuando su aliento y el mío se fusionaron, no fui capaz de seguir pensando y olvidé todo. Sus besos eran como un fósforo, prendiendo todo a su paso, haciendo que por dentro ardiera.
Su lengua salió a enredarse con la mía, lamiéndome y sólo cuando el oxígeno se hizo necesario fue que nos separamos, jadeantes. Steve aprovechó la separación, quitando mi camiseta con rapidez, y luego la suya.
Su boca volvió a mí con rapidez, era como si el aire no fuera lo que realmente le diera la vida, sino mis labios. Una de sus manos subió a mi nuca, la otra debajo de mi culo, haciéndonos mover. las mías estaban en su pelo suave y ya desordenado.
Pasó sus labios por mi mejilla, bajando por mi cuello y lamiendo y mordiendo la piel de la clavícula. No pude evitar un bajo gemido al roce de su barba en una zona sensible, cercana a la cicatriz del brazo.
La mano en mi trasero se introdujo en el pantalón, redondeándome una se las nalgas, sus dedos rozando mi entrada.
Steve empezó a moverse debajo mío, me alcé un poco para que pudiera quitarse sus pantalones del pijama y para que pudiera romper los míos.
"Te compraré más" me dijo, a pesar de que apenas le entendí. No es que me fuera a quejar, ya que nuetsras pieles entraron en contacto cuando me senté sobre él. Su pene palpitaba debajo del mío mientras que él hacía muy buen trabajo moviéndonos. Su mano se elevó hacia mi boca, sus dedos entraron en contacto con mi lengua, sabiéndome salados y, a la vez, tan a Steve. "Chupa" ordenó.
Y yo no era nadie para cuestionar una orden del Capitán américa. Capitán América, objetiv... Calla. No molestes ahora.
Cuando Steve pensó que ya estaban lo suficientemente mojados, los apartó de mi boca, sustituyendo la suya por ellos. No fue un mal cambio, a decir verdad. Su otra mano descendió a mi culo, abriéndome una de las mejillas y tanteando para poder introducir uno.
"Steve" dije su nombre en un jadeo cuando lo noté entrar.
"Sh..." me chistó, moviéndolo dentro, ampliándome un poco. Me moví contra él, no llegaba a notar dolor, al menos no del todo. Cuando un segundo dedo fue introducido, ni siquiera la placentera sensación de mi lengua siendo lamida por la suya pudo parar un gemido de angustia.
Empezó a abrir y cerrar los dedos dentro, rozándome un punto que me hizo gritar un poco demasiado alto. Tampoco es que me preocupara que nadie me escuchara, era nuestro cuarto y no creía en que nadie pudiera entrar a molestar.
Un tercero me hizo sentirme realmente lleno... y supongo que necesitado. Me sentí vacío, como si tuviera sed, sin entender bien qué me pasaba. Steve pareció entenderlo, porque lo siguiente que pasó fue que se alineó y, sin previo aviso entró dentro de mí, sacándome un grito de dolor.
Fuente del dolor: zona trasera, picor interno. Nivel de amenaz... He dicho que te calles. Maldito solddo.
Puse mi frente sudorosa en su hombro, tratando de respirar, quietos los dos, para que me hiciera a ello.
"Ha pasado tanto tiempo..." empezó.
"70 años me han debido de hacer virgen de nuevo" dije casi sin aliento. El pecho de Steve retumbó cuando se rió de eso.
"¿P-puedo moverme?" me preguntó, sus dos manos en mis caderas. Mis brazos me mantenían abrazado a su cuello, dejando apenas espacio entre los dos. Estábamos muy cerca, él respiraba sobre mis labios, mi corazón latía con el suyo.
Fue todo lo que necesité para asentir.
Al principio ardió, pero cuando me estrellé dos veces contra él, y por fin logró la postura, con cada embestida era un golpe directo a mi próstata, haciendo que el dolor, el placer y el sentimiento de por fin estar completo se estrellaran contra mi estómago.
Yo sabía que no iba a durar al notar cómo de fácil me estremecía al sentir su sudorosa piel contra la mía, cómo necesitaba sus labios para amortiguar mis gemidos. Pero también tenía la certeza de, por la rapidez y la brutalidad con la que entraba y salía de mí, que Steve estaba como yo.
"Te amo" dije, aunque no sé de dónde salió. La voz ni siquiera era la misma, era más ronca, más cascada.
"Te amo" me respondió, y realmente supe que lo hizo al sentir la vibración de su voz en la piel de mi cuello.
Me agarré a la pared con mi mano metálica cuando estuvimos al borde de caernos de la cama. Steve parecía no haberse dado cuenta, su lengua lamiendo mi mentón lentamente, sensualmente.
Exploté con su nombre en mis labios, y momentos después el lo hizo dentro mío.
Las respiraciones erráticas eran lo único que se escuchaba en el lugar. Aún estábamos abrazados, yo aún agarraba la pared, que se había hecho añicos en mis dedos.
Anthony me iba a echar la bronca por esto.
Me reí de eso. Realmente me hizo gracia pensar en ello en un momento así. Steve me miró con una ceja levantada y curiosidad. Le enseñé la tierra que aún quedaba en mi mano y, tras una mueca de asombro, sonrió enormemente, tumbándome de espaldas y mirándome fijamente a los ojos, acariciando mi pelo. Como si fuera lo mejor que ha visto.
Y, por primera vez, al notar el brillo en sus ojos azules, tal vez le creí.
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Till the end of the line (Stucky)
FanficI'm with you 'till the end of the line La portada es de la adorable @Arantza_lilo, muchísimas gracias!!!