Mi vista estuvo fijada en el reloj de la pared gran parte de la noche. Contando los minutos y esperando a que dieran las siete de la mañana para poder levantarme e ir al instituto.No había podido conciliar el sueño. Eso me transportaba a varios meses atrás cuando ocurrió lo de Louise. Me sentía nerviosa, ansiosa y lo peor era que no sabía por qué o bueno si lo sabía pero en realidad no quería preocuparme sin tener motivos.
Desde la mañana de ayer no he sabido nada de Sara y eso ocupaba gran parte de mi mente. Tomé el móvil de mi mesa de noche deseando encontrarme con alguna respuesta de los mil mensajes de texto que le envié pero no había nada.
Aparté las sabanas y me incorporé. Sentí como el sueño se apoderaba de mí pero me resistí a acostarme de nuevo. No podía faltar a clases hoy. Así que me alisté y pacientemente esperé a que fueran las siete y cuarenta y cinco. Gracias a Dios que mi padre no estaba en casa para poder ver a su hija en plan neurótico.
Al llegar al instituto me quedé en la puerta esperando verla entre el tumulto de personas que entraban a última hora pero pasaron los minutos y nunca entró.
***
—Puedes cambiar esa cara, Maddi. —le oí murmurar a Michael en nuestra clase de Biología. Lo ignoré y seguí con la mirada en el pizarrón.— Sara ya va a aparecer.
—Sí, ya veo lo que te importa. —ironicé. Lo escuché tomar una respiración profunda y no volvió a pronunciar palabra.
Al salir del salón, me encaminé hacia mi casillero. Saqué el celular y volví a enviarle un mensaje a Sara.
“¿Dónde estás? Llámame.”
Caminé sin apartar la vista del móvil, pasaron unos minutos y nada. No obtuve respuesta. Al girar por una esquina, tropecé con alguien provocando que mi móvil cayera al suelo.
—Mierda. —susurré y me incliné a levantarlo del suelo.
—Lo siento. —murmuró una voz desconocida.
—No te preocupes, fue mi culpa.
Al levantar la cabeza me sorprendí un poco al saber quién era el dueño de esa voz. Caray, después de todo el chico nuevo hablaba.
—Ah eres tú. —murmuré sonriendo.
—Luces sorprendida.
Miré fijamente su rostro. Sus ojos resplandecían, me sorprendí pensando que eran bonitos.
—Lo estoy. Debo confesarte que un momento llegue a pensar que no tenías voz en absoluto.
Ante mi comentario, el chico estalló en risas provocando decenas de miradas en nuestra dirección. Su risa era varonil, muy fuerte y ronca.
—¿De verdad lo pensaste? —preguntó cuando su risa se detuvo. Asentí con la cabeza.
—Sí, no es como si me hubieras hablado mucho luego de agradecerte por haberme dejado copiar tus respuestas. —ironicé. Ahora tenía una enorme sonrisa en su rostro.
—Tienes razón. —extendió su mano, guardé mi celular en la mochila y la tomé.— Ángel Bonelli.
—¿Bonelli?
—Mi padre es italiano. —explicó.— Y por alguna razón terminó casado con una norteamericana y entonces nací yo.
—Eso lo explica todo. —rió de nuevo.
—Eres muy divertida. Aunque no es algo que admire en una chica cuando la conozco por primera vez.
—¿Y eso es malo? —sonreí.
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Hidden © [#PGP2016 #WOWAwards2 #GoldenAwardsJC/Juvenil @editorialbuenaletra ]
General FictionLucien Black y Madison Cooper comparten más que un romance furtivo. Son cómplices de una tragedia que tendrán que afrontar sin importar las consecuencias. Luego de la extraña muerte de Louise, se embarcarán en una serie de desafíos donde lucharan p...