De comienzo a fin

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Erase una vez un muchacho, que estaba enamorado de una estrella. Adoraba a esa estrella junto al mar, tendía sus brazos hacia ella, soñaba con ella y le dirigía todos sus pensamientos. Pero sabia, o creía saber, que una estrella no puede ser abrazada por un ser humano. Creía que su destino era amar a una estrella sin esperanza; y sobre esta idea construyó todo un poema vital de renuncia y de sufrimiento silencioso y fiel que habría que purificarle y perfeccionarle. Todos sus sueños se concentraban en aquella estrella.

Una noche, estaba de nuevo junto al mar, sobre un acantilado, contemplando su estrella y ardiendo de amor hacia ella. En el momento de mayor pasión dio unos pasos hacia adelante y se lanzó al vacío a su encuentro. Pero en el instante de tirarse pensó, que era imposible, y calló a la plaza destrozado.
No había sabido amar. Si en el momento de lanzarse hubiera tenido la fuerza de creer firmemente en la realización de su amor, hubiese volado hacia arriba, a reunirse con su estrella.

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