La familia Lodwood va de camino hacia las montañas, dado que la mayoría de su familia vive ahí.
El padre conduce, la madre lo guía, el hijo menor juega en el celular de su madre y Adelice, la hija mayor, lee un libro mientras escucha a su banda favorita, AC/DC.
Es de noche, cerca de las 7 pm el auto da una sacudida violenta y el volante toma vida propia, haciendo que el auto pierda el control y caiga por un pequeño barranco que lleva directo al bosque de la bruja.
El niño grita, Adelice salta a protegerlo con su cuerpo, el padre hace lo mismo con su esposa y los cuatro esperan el golpe final. El auto da vueltas, impacta con árboles y rocas, la familia solo espera que todo termine, y así es.
El mundo de Adelice está de cabeza, de su frente sale un pequeño hilo de sangre y tiene unos cuantos rasguños en ambos brazos, su hermanito solo tiene un par golpes y uno que otro rasguño; el padre de ambos es el más afectado de todos, pues su nariz sangra y no puede mover el brazo izquierdo, ahí donde un cristal del parabrisas se le ha clavado. La madre está bien, le duele ligeramente el cuello, tiene un corte en el pómulo derecho y su pierna tiene varios rasguños debido a los cristales que cayeron de la ventana.
El único herido de gravedad es el padre, el resto se encuentra lo que podría decirse bien. A lo lejos se escucha una risa siniestra, la bruja está cerca.
Adelice mira a su alrededor con miedo, pone a su hermano menor en su regazo y lo abraza de manera protectora.
¿Dónde están? ¿Alguien acudiría en su ayuda?
—Tenemos que movernos y buscar ayuda. —Dice la madre mirando a su alrededor antes de centrar la mirada en su marido. —Iremos su padre y yo, ustedes quédense aquí.
—No, papá no puede mover el brazo, iré yo. —Se ofrece su hija, su madre la mira un eterno minuto, decidiendo si aceptar o no. Al final lo hace.
—De acuerdo, ve. —Dice, no muy convencida. Su instinto maternal le grita alertas intermitentes acerca de lo que hay en el bosque, pero termina ignorándolas.
Adelice deja a su hermano con su madre y emprende camino en dirección al tenebroso bosque ante a ella, al entrar en él un escalofrío recorre su columna vertebral, haciéndola temblar violentamente. La escasa luz que el atardecer provee se extingue a su alrededor en cuento los enormes árboles con más ramas que hojas la engullen. Mantiene la mirada fija en el suelo por donde pisa, pues lo último que desea es torcerse un tobillo.
Lleva andando cerca de un par de minutos cuando escucha un ligero correteo a sus espaldas, sus manos se vuelven puños y lleva una mirada nerviosa a su espalda al sentirse observada. No encuentra nada más que árboles de troncos torcidos y uno que otro arbusto.
Contiene un escalofrío cuando la sensación persiste y algo en su interior comienza a despertar, haciéndola sentir alerta y temerosa. Sabe que algo no anda bien.
Sigue caminando, sintiéndose aún observada, y perseguida. Llega un momento en el que vuelve a escuchar un correteo detrás suyo, mucho más cerca que el anterior. Se muerde el interior de la mejilla y apresura el paso, negando con la cabeza.
"No seas paranoica, idiota. Aquí no hay nadie, el golpe en la cabeza debió afectarte más de lo que creías", piensa.
Mantiene el ritmo de la caminata y la sensación va en aumento, creciendo hasta ser una espina del tamaño de una montaña clavada en su nuca, alimentando su miedo, volviéndola ligeramente paranoica y ocasionando que su cuerpo tiemble cada pocos pasos.
—Adelice...—Escucha en un susurro siniestro a un lado de ella, gira asustada y no ve a nadie.
"¡Maldición! Eso definitivamente no fue producto mi imaginación".
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La bruja de Crewel
УжасыEl pueblo de Crewel tiene tres reglas: 1. Nadie menor de 18 años puede estar fuera de su cabaña a las 6:45 pm, a esa hora comienza el toque de queda. 2. Los niños deben estar arropados y dormidos a las 7:00 pm en punto, ni un minuto más. 3. Mientras...