Manual: Conquistando a mi Crush {EDITADO}

56.

56|

—Tengo que ir por mi mochila, ahora bajo.
Me avisó James, y corrió escaleras arriba, mientras una sonrisa de tonta se plantaba en mi rostro.

Santas vacas, de verdad es precioso.

De pronto un compañero de mi salón apareció en la entrada, colocándose a mi lado.

—Hola.
Saludó.

—Hola Christian.
Le sonreí amablemente.

—Oye, ¿qué clase nos toca ahorita?

—Creo que química.
Le informé, mientras mis nervios comenzaban a salir a flote.

—Creo que no voy a entrar.
Dijo divertido, e intenté reírme por su falta de interés en la clase.

De repente James apareció bajado las escaleras con prisa, y le dio un vistazo a Christian, pero continuó caminando, posándose frente a mi, pero sin decir una sola palabra. Sacó su celular para revisar la hora, supongo.

Le hice una seña a Christian para que se fuera, pero el muy tonto no entendía. —Largo.

Susurré apenas audible para él, pero él seguía sin entender.

Puse los ojos en blanco, y me puse de pie, para ponerme a lado de James, que al instante quitó su vista de su móvil para ponerla en mi rostro.

—Eh...bueno...
Murmuró, y en segundos lo tenía demasiado cerca de mi.

Mi corazón comenzó a palpitar con velocidad, y sus labios estuvieron a centímetros de posarse sobre los míos, pero me giré nerviosa, y comencé a caminar, él me siguió el paso.

Sólo iba a ser un accidente April, sólo eso, no te emociones.¡Deja de contener la respiración!

De pronto me detuve, y lo miré sin inhibiciones.

En serio, no miento cuando digo que es un adonis de pies a cabeza.

—Oye, ¿a qué hora sales de trabajar hoy?
Le pregunté arrebatadamente, y él enarcó una ceja intrigado.

—¿Hoy? A las 5:00pm, ¿por qué?

—Vamos a una fiesta.

—¿A una fiesta?
Preguntó sorprendido.

Asentí con la cabeza.

—Qué crees, que ya tengo un compromiso hoy.

Oh genial, segunda bateada April.

—Oh.
Fue todo lo que salió de mis labios.

—Oh. —me imitó él, con una gran sonrisa. —Pero hablamos por Facebook más tarde, ¿quieres?

—Sí, claro, está bien.

—Bien.
Extendió su mano hacia mi, y la tomé, pero esta vez fue él quién tuvo la iniciativa de acercarse a mi, y plantar un beso en mi mejilla.

Oh, santas vacas, huele jodidamente delicioso.