XVII

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-James, James-

-¿que?-

-¿vas a dejar que ese enano se quede con tu chica?-

Negue con la cabeza, la amo con todo mi corazon como para dejarla estar con ese tipo.
-hay que encargarnos de él... Se lo advertimos-

-pero... No puedo... No soy nadie para sacarle la vida a otra-

-James Root maldita sea te dije que vas a hacerlo. Es una orden idiota- grito

-ya basta! Dejame solo- agarre lo primero que tenia a mano y se lo tire, me esta fastidiando

Desde que esta conmigo lo único que hace es torturarme con su maldita voz y sus estúpidas ideas contra Cleo... Aunque tiene razón. Joey es solo una piedra en el camino, y odio tener que tropezar por estupideces.

Prendi un cigarrillo y comencé a pensar que haría... Muchas ideas venían a mi mente pero necesito una eficaz, dolorosa y rápida. Y ya sabia como hacerlo. Lo lamento por los que querían a ese engendro... En realidad no, lo odio. Me saco a lo que más amo en esta vida, y eso solo se puede pagar de una manera.

Con sangre.

Tire la colilla del cigarro y me prepare. ¿Para que esperar mas? La basura ya se esta pudriendo en casa... Primero tenia que ver que Cleo no sospechara de mi, sino nunca iba a perdonarme. Y no hago todo esto para no tenerla a mi lado. Eso seria la peor tortura. Fui hasta su casa y entre a escondidas como siempre, total nunca hay nadie aquí. Que padre más irresponsable. Subi las escaleras hasta el cuarto de mi querida Cleo, estaba dormida. Es una maldita chupasangre.

-esa clase de esposa quieres?- dijo recargado sobre la pared

-creo que eso es problema mío- dije serio

-es nuestro problema. Somos dos James- me miro a los ojos -vamos a estar juntos por siempre, hasta que mueras-

-vete a la mierda, no te quiero aquí- grite desesperado

-Siempre vas a terminar pidiendo mi ayuda- dijo y se marcho

Suspire aliviado, su presencia me pone histérico. Mire por última vez a Cleo y me marche de esa repugnante casa. Mire la hora, quince minutos para las 8 pm. Perfecto, tu final esta cerca enano de jardín. Sonreí y segui caminando hasta ese hospital.

Antes de entrar me vesti como un enfermero, como ya lo había echo antes. Busque el número de habitación, y fui hasta ella. Toque la puerta con mis nudillos

-quien es?- preguntó ese estupido 

-servicio a la habitación- dije entrando cabizbajo, cerrando la puerta con seguro

-yo... No pedí nada- dijo mirandome fijo

-sabes? Creo que nadie pide morir...-

-que carajos- intento pararse pero estaba atado a la cama

-oops el enano no puede librarse de esta- dije chistoso -viejo... No lo tomes personal, pero con mi chica nadie se mete- alce los hombros

-estas loco- grito

-muy loco, loco de amor algo que un ser inferior como tu no podria sentirlo- agarre un bisturí -por eso te vamos a matar lalala- tararie

-ojala te pudras en el infierno y que Cleo sepa la clase de monstruo que eres- dijo

-ay vamos- rode los ojos -ella me ama, y llego la hora de que te calles para siempre jodido imbécil- tome una almohada y la puse sobre su feo rostro

Me sente en el borde de la cama y pase el bisturí por sus muñecas de niña, una tras otra vez. El piso estaba rojo, perfecto color. Por lo menos el idiota dejo de forcejear, a ver nunca vas a poder con tus 55 kilos contra un hombre de verdad.

Me pare de la camilla, como lo supuse ya estaba más que muerto. Suspire lleno de alivio y confort.

-por fin lo hiciste James-dijo sentando en uno de los sillones

-callate, nadie tiene que saberlo-

-nadie lo va a saber- me miro -queda entre nosotros dos-

Solo nosotros dos.

Who are you? (James Root)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora