¿Qué actitud tienes frente a la palabra de Dios?

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Y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel. Y el sacerdote Esdras trajo la ley delante de la congregación, así de hombres como de mujeres y de todos los que podían entender, el primer día del mes séptimo.
Y leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de todos los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley.” Nehemías 8:1-3
El pueblo de Dios había regresado de las naciones donde se encontraban en esclavitud y lo primero que deseaban hacer era reunirse es escuchar la palabra de Dios. Pidieron que el libro fuera leído desde que amaneció. No es que estaban escuchando recién la ley de Dios, ellos ya la conocían, pero no la valoraron y sufrieron las consecuencias de sus decisiones.
Y leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura.
Y Nehemías el gobernador, y el sacerdote Esdras, escriba, y los levitas que hacían entender al pueblo, dijeron a todo el pueblo: Día santo es a Jehová nuestro Dios; no os entristezcáis, ni lloréis; porque todo el pueblo lloraba oyendo las palabras de la ley.” Nehemías 8:8-9
Los líderes de la congregación explicaban la palabra de Dios de tal manera que las personas podían entender, pero también consolaban al pueblo ya que ellos lloraban mientras escuchaban la palabra de Dios. ¿Alguna vez se ha quebrantado tu corazón al escuchar la palabra de Dios? ¿Cuándo fue la última vez que estabas con ansias de escuchar lo que Dios quería decirte ese día?
Muchos cristianos conocen la Palabra pero no la valoran, y esto se puede observar cuando en lugar de estar atento a la enseñanza, uno se fija el reloj esperando que ésta acabe, o  prefieren no hacer caso cuando se trata de obedecer o corregir su camino.
La pregunta que deseo hacerte ahora es ¿Cuál es tu actitud frente a la palabra de Dios? Demostramos que amamos la palabra cuando deseamos escucharla y obedecerla, pedimos que se nos lea, estamos atentos a ella e invertimos tiempo en aprender ¿Tienes deseos de escuchar a Dios? ¿Cuánto tiempo dedicas a la lectura de la Biblia? Si te has descuidado, pídele ahora mismo perdón a Dios por no valorar sus palabras y también ayuda para que vuelvas a encenderte.
¡Si tu hermano tiene este problema, no lo critiques, ayúdalo, lo más seguro es que su amor por Dios se esté apagando!

Fuente: 
Shirley Chambi  CVCLAVOZ

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