Marzo 18 de 20xx
11:44 AM
Viña del mar/Chile.
Dempsey.
— ¿Ya los matamos?
—Sí, creo.
—La misión continúa, aún quedan muchos —Les respondo a los dos.
—Por lo menos nadie de los nuestros fue herido a excepción de las ventanas —Dice nuestro conductor.
— ¡Tenemos que continuar, adentro!
— ¡Si señor! —Responde los demás.
Entramos en los blindados con aire de victoria y ahora, tenemos que rescatar a nuestra gente de las garras del otro mundo. Tomo una radio y abro la comunicación en todas las líneas posibles y digo: "A todos los grupos, aquí el comandante, les hemos salido a buscar, aunque parezca riesgoso deben señalar su ubicación, repito, a todos los grupos, aquí el comandante, les hemos salido a buscar, aunque parezca riesgoso deben señalar su ubicación". Solo espero que alguien lo haya escuchado, tengo que hacer que alguien lo repita.
—Olmedo, habla con casa y que repitan el mensaje.
—Sí señor.
Mientras seguimos por las calles de la ciudad, siento casi como si la tristeza se impregnara en el ambiente o quizás solo eso siento yo, ya que todo ayuda en eso, los cuerpos, el olor, la sangre, todo. Y aún no logro comprender por qué sucede esto, cual es la razón de toda ésta violencia sin sentido, la gente muere y parece no importarles, ¿es que acaso no tienen piedad? A pesar de que me enliste en el ejercito nunca espere realmente formar parte de algo así, a pesar de que ya estoy en guerra no quiero derramar más sangre.
Hay una bengala en el cielo.
Los blindados apenas se pueden mover libres por la calles, éstas están repletas de autos abandonados que aún tienen algunas personas dentro pero no como yo querría. Los carros los mueven a la con fuerza bruta, algunos quedan abollados. Solo perdemos tiempo con esto, cada segundo puede significar la vida o la muerte de algunos de ellos.
— ¡Estamos perdiendo tiempo, avancen!
— ¡Si señor! —Dice con ánimo el conductor y luego los que vienen atrás a través de la radio.
Pronto todo lo que se encuentra delante empezó a apartarse o mejor dicho, volcarse, nada nos va a impedir que lleguemos.
— ¡Sujeto a las doce! ¡Está corriendo hacia nosotros! —Dice el conductor.
— ¡Ocupa el megáfono, que se detenga!
— ¡Levante las manos o dispararemos a matar! —Dice la mujer con voz seria.
Sigo mirando por la ventanilla y el levanta las manos pero comienza a correr nuevamente, detrás de él aparecen dos tipos caminando por la esquina. Les decimos la misma advertencia pero estos hacen caso omiso y levantan unas armas que no vi antes, comienzan a dispararnos y el tipo se lanza al suelo.
— ¡Artillero! —Grito dando una orden.
El hombre que se sienta a mi lado se pone de pie y abre la escotilla que hay en el techo, los disparos ocurren al instante. Esos tipos se ponen a correr mientras que los vehículos son perforados por la calibre cincuenta. Esquivan muy bien y ninguno cae pero dos disparos diferentes se oyen entre todo el estruendo.
— ¡Francotirador a las tres! —Escucho a través de la radio.
Miro hacia mi izquierda y no hay nada, luego hacia la azotea del edificio solo es más de lo mismo, nada. Sin pensármelo mucho hago que los vehículos retomen la marcha pero antes, recogemos a ese tipo, es un albino y parece aún estar agitado, todo lo demuestra.
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El principio del fin.
Ficção CientíficaHace mucho se creo una organización pero por problemas internos, esta se ha separado en dos partes, el único problema es que una de estas es que ocupa secuestra personas para la experimentación, luego una serie de conflictos aleatorios lleva a una g...