capitulo 3: El encuentro, el asesino y su sacrificio.

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Marzo 18 de 20xx

11:50 AM

Viña del mar/Chile.

Jack.

De todos los que había al principio, ahora solo somos quince, no sé que les habrá pasado a las personas de los otros camiones pero cómo va la cosa, lo más probable es que estén muertos. Lo peor de todo es que estamos en constante peligro, en cualquier momento podemos ser encontrados.

Todo el grupo es liderado por estos dos militares que consiguieron escapar con nosotros, no confío en ellos, tienen miedo. No son superhéroes, solo son otro más que pueden acribillar en cualquier momento pero yo no lo hare, no soy débil, tengo que proteger a mi familia. Si debo ocupar a todos como escudo para mantenernos a salvo, lo hare sin dudar, son mi ticket de huida. Miro el reloj de mi muñeca y ya marca el medio día, como pasa el tiempo.

Ya estamos un poco paranoicos, a pesar de que ya llevamos un largo rato caminando y no ha pasado nada; Todos miran en cualquier dirección, tratando de encontrar el mínimo detalle extraño, el viento, las aves, los perros ladrando en la distancia, cada uno de ellos puede significar peligro.

Mientras más caminamos, más se escuchan disparos, más se siente el peligro. Se me viene a la mente lo que oí: Mande una señal de su ubicación. No tengo la menor idea de cuándo será eso, solo me queda preguntar qué es lo más directo y preciso en ésta situación.

-Hola.
-Hola -
Me responde el soldado algo forzado- No es el mejor momento para hablar.
-Si pero si no es ahora, no creo que sea luego.

Una mujer se tropieza y cae al suelo.

- ¿Y su nombre?

-Antonio y el suyo.

-Jack.

Algunos le ayudan a levantarse.

-Mamá, estoy cansada. -Dice Kiara a mi lado. Mi madre la toma en sus brazos.

Un fogonazo, alguien cae, los gritos empiezan y con ello el pánico.

- ¡Al edificio! -Grita Antonio desesperado- ¡Corran!

Todos empiezan a correr y algunos a caer, tomo a mi madre de la mano y hago lo mismo, correr. Apenas entramos, cada uno se esconde en donde puede pero los militares se quedan apuntando a la entrada. Veo escaleras que llevan a la segunda planta y algunos me siguen. Escucho los disparos que ocurren abajo, estos se detienen.

Con la ayuda de algunos de los que están aquí, empujamos algunos muebles para tapar algo de la escalera. Subimos todos los pisos que se pueden, incluso llegamos al techo. Miro hacia todos lados y encuentro una silla, ¿Qué hace una silla aquí? Bueno, que importa, solo atranco la puerta. Hay múltiples cajas aquí pero están llenas, no podremos escondernos dentro.

Alguien golpea la puerta.

-Mama, escóndase lo más que pueda.

Múltiples balas atraviesan la puerta y silla, algunas de éstas le llegan a una persona, el grito de dolor aparece al instante. Por la puerta solo entra uno solo. Algunos de los que venían conmigo entran en pánico y tratan de escapar por la puerta, fue idiota de su parte correr hacia él. Se acerca a donde estoy, aún no me ve, saco la navaja azul de mi bolsillo y la agarro con fuerza. Cuando ya está por verme, alguien se lanza contra él y comienza a golpearlo pero no tiene mucho efecto, ahora el tipo que trato de ayudarme le están destrozando la cara. El soldado queda de espalda a mí, salgo de mi escondite y lo apuñalo en el cuello dos veces, luego lo tomo del hombro y lo tiro al suelo, noto como trata de respirar con sangre en su boca.

El principio del fin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora