Ken

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Semanas después ...

—¡LILI!

Salté de un golpe, haciendo caer al suelo el libro que llevaba en mis manos.

Giré mi cabeza, descubriendo que era Alli quién me había asustado, mire al suelo y levante el libro.

—Alli, me espantaste.

—Lo sé, pero... ¿sabes? Te quiero invitar a mi casa, ¿ya sabes? Ver películas y platicar.

—Eso estaría genial.

—Sí. . . ¿Crees que te den permiso? Sera después de la escuela, mi mamá nos recogerá, nos llevara a mi casa y te llevaremos de regreso a tu casa. Sana y salva. —Dijo, con una sonrisa entusiasmada.

Caminamos por el pasillo y guardé mi libro en mi mochila.

—¿Cuándo es eso?

—Hoy mismo. ¿Puedes?

—Si, solo deja que pida permiso a mi mamá y te avisaré.

—Bien.

Llegamos a nuestro salón de clases y nos sentamos en nuestros lugares.

Me miro fijamente.

—¿Qué?—Le pregunté.

—Estoy esperando a que le marques a tu mamá.

No se cual era la prisa de Allison que quería con tanto entusiasmo que me dejaran ir a su casa.

Le marqué a mi mamá y como su trabajo era más importante solo dijo que sí y no hubo más problemas. Su trabajo siempre era más importante que su propia hija.

Al final las clases habían terminado y esperamos fuera a la madre de Allison. El claxon de un auto negro sonó. Nos subimos al auto y fuimos directo a su casa.

La madre de Alli era tan amable y muy divertida. Por un momento pensé en tenerla como madre y eso me agrado. Pero, amaba a mi madre a pesar de todo.

Aparcamos delante de una casa de dos pisos, con un pequeño jardín y una puerta color chocolate. Era preciosa. No había más casas a los lados solo más arboles. Ni siquiera conocía esta parte de la ciudad.

Nos bajamos del auto y entramos. Una casa bonita por fuera y por dentro.

La madre de Allison nos preparaba la comida mientras que nosotras subimos a la habitación de Allison.

—¿De quién es el otro cuarto que esta a lado tuyo?—pregunté con curiosidad, mientras me dejaba caer en la suave cama de Allison, tenia una vista perfecta hacia la ventana.

—Es de mi hermano, Ken.

¿Hermano?

—¿Tienes hermano? Vaya no lo sabia, ¿Cuántos años tiene?

—17 años

Solo me llevaba dos años. 

—¿Y donde duermen tus padres?

—Abajo.

Seguimos hablando sobre chicos guapísimos y sobre quién nos gustaba. En lo personal, nadie me gustaba  y a Allison tampoco le gustaba nadie.

—¡Chicas, la comida esta servida!— gritó desde abajo la mama de Alli.

Bajamos deprisa y distraída por el tema de conversación con Alli, choque con un pecho y casi caía de pompas si no fuese que unos fuertes brazos me sujetaran  para no caer. 

Alce mi vista, lentamente.

Primero vi un pecho que vestía una camisa blanca.

Después un poco mas arriba, la garganta tenia gotas de sudor, al parecer la persona delante de mí había estado haciendo ejercicio. 

Un poco más arriba había unos labios lindos y redondos.

—¿Hey?— dijo, una voz grave.

—Lo siento, ¿Qué?— alce mi vista un poco más y me encontré con unos ojos azules claros.

—Que si...— por alguna razón su voz se torno nerviosa— que si estas bien.

Sus brazos aflojaron su agarre.

—Déjame los presento— dijo Allison a un lado con su sonrisa de siempre.—Ken ella es Liliana, una amiga, Liliana él es Ken, mi fastidioso hermano mayor.

Nuestros ojos no se paraban de ver.

—¿Puedes?— dijo, con un tono molesto.

—¿Perdón?

—Que si puedes quitarte, no me dejas pasar

Pronto me quite de su camino, con movimientos estúpidos.


Vaya, eso ha sido, extraño.

Los lobos aman #1 De LLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora