Orgullo

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Desperté por un roce cálido en mi mejilla. Pude sentir una vibración en todo mi cuerpo así que abrí mis ojos lentamente. La luz que entraba por mi ventana me encandiló un poco, pero al ver que una persona estaba justo delante de mí, terminé de abrir mis ojos de golpe y me hice hacia atrás asustada.

Pude observar bien a la persona, era un hombre, llevaba puesto una camisa de botones azul y un short, sus ojos azules como el cielo y unos labios lindos, alto y fuerte, cabello castaño despeinado, una sonrisa se elevó en su rostro.

—¿Ken?...¿Qué es lo que haces aquí?

Ken se sentó en la orilla de mi cama sin darme la espalda.

—Cuando te dije que te vigilaria... hablaba en serio.

Este hombre esta demente.

—Y yo te dije que no necesitaba que nadie me vigilara

—Y yo recuerdo que dije que no era una pregunta—dijo, con tono enojado.

Me levante de mi cama, tome mi celular de la mesa de café y mire la hora.

¡No puede ser se me hacia tarde!

—Debes irte, se me hace tarde para ir al colegio.

Fui directo al armario, escogí alguna ropa y decidí tomar una ducha.

—Yo te llevare— dijo seguro.

—¿Llevarme? Tú no me llevaras a ningún lado. Y de hecho, tampoco quiero que estés de nuevo en mi habitación sin que yo te invite. Largo— me acerque a la puerta y la abrí con fuerza esperando a que Ken saliera por ella.

Pero en vez de eso, se levantó de la cama y se detuvo en el marco de la ventana y salto.

Solté aire, estaba cansada de estar peleando con Ken.
No deseaba seguir así con él pero tenia que tomar las suficientes fuerzas para no perdonarlo tan fácil.
Me acerque a la ventana y la cerré de una maldita vez.

Tome mi ducha, me cambie y me arregle.

Baje de las escaleras con velocidad y a prisa.

Abrí la puerta y me asegure de cerrarla.

El día estaba fresco y el cielo nublado, en algún momento llovería.

Esta vez no llame a Brad puesto que si él se decidía a venir por mí los dos llegaríamos tarde al colegio.

Gire mi torso dándole la espalda a la casa, Ken estaba recargando su cuerpo en su auto con sus brazos y pies cruzados, y un gesto serio.

—¿Sigues aquí?

—Sube se te hace tarde— dijo, abriendo la puerta de su coche del asiento del copiloto.

—Dije que no iría contigo— era tan terco.

Baje los pequeños escalones que llevan a la puerta de mi casa y empecé a caminar por la banqueta.

Una mano me detuvo tomándome por el brazo.
—Y, ¿Cómo se supone que iras al colegio?

Tenia planeado caminar unos metros lejos de mi casa y llamar a un taxi después. De esa forma tal vez perdería una clase, pero no solo eso, era arriesgado puesto que mi seguridad estaba en peligro. Roth tomaría cualquier oportunidad para atraparme y tomar su venganza, pero no le daría el gusto a Ken de subirme a su auto, había más soluciones que disponer de su ayuda.
Yo sabia que Ken aprovechaba la situación de Roth para mantenerme cerca de él.

—Eso que te importa— dije, zafándome de su agarre pero me volvió a tomar por la muñeca.

—Sabes que Roth tomara cualquier oportunidad para llegar a ti.— dijo, mirándome a los ojos.

—No te preocupes por mí, puedo cuidarme sola— dije, tratando con vanos movimientos zafarme de su agarre.

—¿Por qué te has vuelto así conmigo?— su rostro lucia confundido y desesperado por buscar respuestas que claro estaba que no las encontraba.

—Eso tú ya lo debes de saber.

—Ya me disculpe por eso. ¿Qué más quieres? Sufro por ti Lili, cada vez que me alejas de ti...— rozo mi mejilla con sus dedos cálidos.— Me hieres. Me estas torturando— su rostro mostraba tanta tristeza y dolor que por un momento desee que no estuviera así, que lo seguía queriendo y que no era mi intención lastimarlo. Pero no iba hacer así.
Él no se detuvo cuando le dije que no quería que se fuera y no regresó cuando yo estaba llorando por su regreso.

Me zafe de su agarre de una vez por todas.

—No es suficiente disculparte. No sabes cuanto sufrí yo cuando tu decidiste irte, cuando me dejaste sola, fueron 3 años tratando de entender porque me habías dejado.— un nudo se formaba en mi garganta dejándome sin voz y reclamando que tal sufrimiento saliera en forma de lagrimas.—Así que no vengas a mí reclamando que estas sufriendo.

—Y es por eso que te pido perdón, no quiero que me alejes de ti.

—Se me hace tarde para ir al colegio— me di media vuelta y comencé a caminar, Ken no me detenía y esta vez no escuche sus paso atrás de mi.

Mientras caminaba, con una velocidad sobrenatural, Ken se detuvo justo delante de mí y me tomó por las muñecas y nos miramos a los ojos.

—¿Sabes? No me importa lo que pienses de mí y si quieres aléjame de tu vida, pero no pongas en riesgo tu seguridad solo por tu estúpido orgullo.
Y aunque digas que no quieres que me preocupe por ti, sí lo haré, porque me importas.—Sin previo aviso me cargó en sus brazos. 

¡Que rayos le pasaba!

—¿Qué es lo que te pasa? ¡Bájame!— grité, pataleando y pegándole con mis puños cerrados. 

Me sentó en el asiento del copiloto de su auto, me colocó el cinturón y cerró la puerta.
Intente abrirla pero, tenia seguro, Ken subió y arrancó inmediatamente, directo al colegio.

Ken estaba totalmente loco o estaba locamente preocupado por mí.









No se ustedes, pero este capitulo esta bien intenso!! Jaja bueno eso siento yo:)
Perdón si es un poco corto pero saben que siempre actualizo todos los dias:)
¡Gracias por su apoyo!

Los lobos aman #1 De LLADonde viven las historias. Descúbrelo ahora