Prólogo

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Sábado, 3 de junio, 2017.

Sentados en la mesa estaba la familia Night, el actual Alpha, estaba sentado a la cabeza, a su mano izquierda estaba su esposa, luna de la manada, y a su mano derecha su hijo, Jason Night. Con 18 años de edad es un licántropo, futuro Alpha de la manada Night Moon.

—No puedo creer que aún no tengas mate— la decepción de la voz de su padre se notó a kilómetros.

—No me lo recuerdes, es frustrante esperar al amor de tu vida...precisamente toda tu vida y no poder encontrarla— la mirada del chico castaño estaba perdida en su comida, movía el tenedor de lado a lado, esparciendo su comida por el plato, la frustración de no poder encontrar a su mate lo mataba, y que su padre se lo recordará todo el tiempo no ayudaba precisamente.

—Lo siento, simplemente me preocupa, la capacidad de encontrar a tu mate sólo es de cinco años y tú ya llevas tres años sin encontrarla, solo me preocupa.

—La encontrarás, estoy segura de eso— la voz de su madre, tranquila y dulce, resonó en la sala, como siempre su madre provocaba que sus problemas parecieran más pequeños de lo que realmente eran.

—No sé mamá, yo también estoy preocupado— suspiró— me gustaría que Gabi estuviera aquí— el ánimo se le fue al suelo, el simple hecho de recordar a su mejor amiga lo ponía triste.

—Volverá.

Gabriela Mont tiene 16 años de edad, es hija de un Beta, hermana del siguiente Beta de la manada White Moon, mejor amiga de infancia de Jason. Hace tres años que su padre tuvo que resolver unas cuestiones políticas con una manada extranjera de Europa y llevó consigo a su familia completa.

— ¿Has hablado últimamente con ella?— la pregunta de su padre lo descolocó. El chico no había hablado con ella desde hace tres años, trataba de llamarla pero no contestaba, tampoco lo hacía con los mensajes, tres años insistiendo y sin respuesta, los intentos por contactarla disminuyeron hasta el punto de desaparecer.

—No, no he hablado con ella— un sentimiento de tristeza invadió su cuerpo, no tenía ni idea si ella pensaba en él, no sabía porque no le contestaba ¿Estará enojada? ¿Habrá hecho algo malo? ¿O dicho algo malo? No lo sabía, lo que si sabía es que la extraña y quiere a su amiga de vuelta— si me disculpan, quiero dormir— dicho esto se paró de su asiento y sonrió leve, no le gustaba para nada hacia donde iba dirigida esta conversación— con permiso— se dirigió hacia su madre y le beso la mejilla en forma de despedida, luego chocó manos con su padre y se retiró del lugar.

"Y si no la encontramos, ¿Que haremos entonces?", Kean, su lobo, formuló una pregunta que él lleva tratando, desde hace mucho tiempo, encontrarle una solución.

Algo curioso sobre los licántropos es que tienen links mentales ya sea con sus lobos, entre el Alpha con su Beta y entre mates. Su lobo es como otra personalidad es en quienes se convierten al transformarse.

"No sé Kean, realmente no sé", la preocupación de ambos aumentaba cada vez que alguien sacaba el tema.

Jason se recostó sobre su cama y miró el techo, sonrió inconscientemente al recordar el porqué de las pegatinas de estrellas fluorescentes pegadas en el techo de su habitación. Grabiela se las regaló para su cumpleaños número diez, aún recuerda las palabras de aquella pequeña chica de ocho años "Míralas cuando te sientas sólo. Te darás cuenta de que yo estoy ahí" y ahí estaban, las estrellas pegadas en el techo con recuerdos en ellas.

—Te extraño Gabi— dijo en un susurro. Extraña demasiado a su mejor amiga y no lo negaba, es más lo aceptaba, la pregunta aquí era si ella pasaba por lo mismo. Claro, que aquel chico no lo creía, pues varios motivos le había dado Gabriela para pensar en eso.

Pero, en la otra punta del mundo, Gabriela Mont estaba igual de triste. El constante recuerdo de Jason no la dejaba en paz, el cariño tan grande hacia el chico le provocaba una punzada en el corazón, por eso, aquella chica morena, había decidido distanciarse de él y eso implicaba el no contestarle el teléfono y mensajes, pero la insistencia del chico no le ponía la tarea nada fácil. Cambió de número, cerró su cuenta y se alejó de él.

No lo negaba, le dolía hacerlo, pero ella sabía que era por su bien mientras estuviera lejos de él.

—Gabi— la voz de su padre la sacó de sus pensamientos.

—Dime.

—Sabes que falta poco para anunciar el nuevo Alpha y Beta de la manada— el hombre, parado frente a su hija, escogía con mucha cautela las palabras adecuadas para decirle lo que estaba por pasar.

—Sí ¿Qué con eso?

—Tendremos que volver a Oregon— la mirada de la chica reflejaba más que sorpresa, miedo. Miedo de volver a ver a Jason, miedo a que él esté enojado con ella, miedo a que no la quiera ver más, miedo a encariñarse con él nuevamente y se tenga que marchar otra vez, miedo a él y a lo que pueda pasar.

Solo Mía # SagaM & ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora